Real Madrid

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El líder es Ronaldo

Benítez busca la mejor posición para Bale, pero no duda de que es CR7 quien le tiene que llevar al éxito

Cristiano Ronaldo, en Melbourne
Cristiano Ronaldo, en Melbournelarazon

Sin Casillas y con Sergio Ramos aún viviendo en la incertidumbre, Cristiano Ronaldo aparece como el protagonista principal del conjunto de Rafa Benítez esta temporada.

Sin Casillas y con Sergio Ramos aún viviendo en la incertidumbre, Cristiano Ronaldo aparece como el protagonista principal del conjunto de Rafa Benítez esta temporada. Pese a que está siendo Bale de quien más se está hablando tras el encuentro contra la Roma en Melbourne, nadie en el club ni en el cuerpo técnico duda de que el jugador que va a determinar hasta dónde puede llegar el Real Madrid es la estrella portuguesa. Rafa Benítez está aprovechando el tiempo en Australia para buscar el modo más efectivo, tanto defensiva como ofensivamente de colocar a sus jugadores de ataque. Sabe que lo que mejor funcionó la temporada pasada fue la capacidad goleadora y lo que falló, lo que hizo que el equipo se quedara a un paso de todo, fue el equilibrio. Su plan es no perder contundencia arriba y ganar solidez algo más atrás. Está haciendo pruebas, moviendo jugadores y sobre todo viendo dónde puede sacar mayor rendimiento a Bale: si en la derecha, el lugar en el que le ponía Ancelotti, o si en el centro, es una especie de mediapunta que condiciona el resto del equipo. Bale es ahora su mayor preocupación porque quiere encontrar el sitio exacto donde sus facultades exploten. Pero Benítez sabe y respeta que la banda izquierda es para Cristiano Ronaldo porque es desde donde siempre ha partido para convertirse en un goleador insuperable.

Cuando el técnico del Madrid explica su plan de cómo debe adaptarse un entrenador cuando llega a un equipo que ya está hecho, asegura que tiene que comprobar los datos estadísticos de temporadas anteriores, analizarlos y ver lo que funciona y lo que no. Él y su equipo miran el fútbol desde un punto de vista científico. Y los datos con Cristiano Ronaldo son rotundos. En las últimas cinco temporadas ha metido más de 50 goles con el Real Madrid y sobre todo, desde que él llego al conjunto del Santiago Bernabéu, éste supera los 100 goles en Liga. El salto de calidad es tremendo con Ronaldo en la delantera. El Madrid compite con el Barcelona y Cristiano Ronaldo compite con Leo Messi. Es un duelo a muerte y CR7 no es de los que se deja vencer. Son sus goles los que hacen tirar al equipo.

Contra la Roma, el Madrid sólo tiró a puerta dos veces y Ronaldo apenas pudo participar en el juega. Lo hizo mucho más Bale, porque en su posición de enganche le convierte en más protagonista. Pero el duelo de Melbourne fue una prueba, la primera, lejos aún de las decisiones definitivas que tendrá que tomar Rafa para el triplete de ataque. Podría jugar con dos y Benzema no ser titular algunas veces; podría situar a Bale como delantero; quizá a Ronaldo. Le puede dar mil vueltas al asunto. Pero no va a descuidar la importancia que tiene Cristiano en el equipo. El Real Madrid acabó la temporada pasada con 118 goles en Liga, de esos 48 fueron del futbolista portugués. Benítez tiene muy claro que su continuidad en el Bernabéu la marca el éxito. Y para triunfar necesita goles y quien asegura goles es Ronaldo.

«Sólo llevamos cinco días», decía el entrenador madrileño tras el primer encuentro. Menos lleva su estrella, que llegó después. Nadie en el club quiere sacar conclusiones del duelo contra la Roma. El trabajo se irá viendo más adelante, cuando pasen los días y los jugadores se acostumbren al trabajo físico. Ahora tienen que ponerse a punto tras el descanso de las vacaciones e ir entrando en los planes académicos de Rafa. A Ronaldo le faltan más días que al resto, pero suele ser el último trimestre del año cuando muestra su repertorio. El final de 2014 fue demoledor, aunque en el comienzo de 2015 sufrió el mismo bajón que el resto del equipo, complicado además por cuestiones personales que, piensan en el club, le sumieron en una melancolía de la que le costó salir.

Rafa Benítez está dispuesto a rotar para que el equipo no desfallezca en febrero y llegue pleno de facultades a final de temporada. Habrá que ver si en esas rotaciones también entra Cristiano Ronaldo, que se ha ganado el derecho a poder opinar en las decisiones que le afecten. Será la mano izquierda del entrenador la que resuelva de la mejor manera posible esa cuestión.

Rafa Benítez se ha criado en el Real Madrid y para él no es nuevo que en los vestuarios donde hay muchas estrellas el entrenador no puede ser un foco de conflicto. Al revés, su actitud tiene que ser conciliadora, construir puentes de unión. Es verdad que el nuevo entrenador no tiene el carácter de Ancelotti, que se hizo cómplice de los futbolistas, lo que no terminó de ser bien visto en la T4 del Bernabéu: se consideraba que había cedido terreno y por tanto había perdido autoridad.

Benítez tiene otra personalidad y sabe marcar distancias, pero por su experiencia conoce que es mejor tener la plantilla a favor que crear un conflicto. Ahora mismo, en el vestuario del Madrid los que el periodismo clásico denomina «pesos pesados» son tres: Sergio Ramos, que es la voz, el capitán, el futbolista que da carácter al equipo; Arbeloa, porque tiene carisma y manda los mensajes de unión y Cristiano Ronaldo por su recorrido, por su historia y por su peso. Uno de los capitanes también es Marcelo, quien es el encargado de unir a todos, de contagiar el buen humor. Con Ramos sin decidir su futuro y con Arbeloa en un papel muy secundario con Carvajal y Danilo disputándose su posición en la banda derecha, los focos, las miradas de los jóvenes y los recién llegados se van a volver a Cristiano. Es quien tiene que liderar al resto. Bale, a quien se considera en el club un jugador con futuro, no puede dar ese paso porque no tiene ese tipo de personalidad al ser más retraído. Uno de sus grandes apoyos en el vestuario era Paul Clement, el segundo de Carlo Ancelotti. El otro es el croata Modric. Su relación con el resto de compañeros es cordial, pero no tiene la capacidad de Ronaldo para bromear y relacionarse con los demás.