Cataluña

Rajoy envía a Guindos y Margallo a calmar a los mercados ante el desafío

Economía y Exteriores activan un «road show» para ahuyentar las dudas por la inestabilidad política y para vender al mundo una imagen de estabilidad económica y unidad

Una muestra de unidad. Los presidentes autonómicos del PP y otros cargos del partido no dudaron en mostrar ayer su apoyo a Xavier García Albiol durante un acto celebrado en Barcelona. Allí se leyó la «Declaración de Barcelona», un documento en defensa de la unidad de España
Una muestra de unidad. Los presidentes autonómicos del PP y otros cargos del partido no dudaron en mostrar ayer su apoyo a Xavier García Albiol durante un acto celebrado en Barcelona. Allí se leyó la «Declaración de Barcelona», un documento en defensa de la unidad de Españalarazon

Economía y Exteriores activan un «road show» para ahuyentar las dudas por la inestabilidad política y para vender al mundo una imagen de estabilidad económica y unidad

Para limitar el efecto de las elecciones catalanas en las inversiones y en la confianza exterior en España el Gobierno ha decidido hacer campaña de nuevo por cancillerías, principales plazas financieras y otros centros de influencia internacional. El máximo nivel ministerial, pero también otros altos cargos de la Administración, están movilizados para que en las próximas semanas informen a los inversores y analistas de la «realidad catalana» y ahuyenten así, en la medida de lo posible, las dudas que está generando el proceso electoral en Cataluña. En esta iniciativa están implicados el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, y el titular de Exteriores, José Manuel García-Margallo, entre otros.

El Gobierno ya ha emprendido otros «road show» en esta Legislatura, el último de ellos a principios de año para extender la buena nueva del crecimiento español. De hecho, el ministro de Economía está curtido en hacer kilómetros alrededor del mundo. Primero, para hacer frente al problema de financiación y a la sombra del rescate español. Después, para vender las cifras de la recuperación. Ahora, de nuevo el Ejecutivo se ve en la obligación de hacer otro esfuerzo de difusión internacional, pero esta vez incidiendo no sólo en las previsiones económicas, sino incorporando también mensajes tranquilizadores sobre el órdago independentista que lideran CDC y ERC. Pedagogía sobre la posición del Gobierno español en defensa de la Constitución y sobre la ilegalidad de los planes de secesión que aspiran a poner en marcha los firmantes de la candidatura única independentista tras las elecciones del 27-S. Y explicaciones sobre que en España nadie está por encima de la ley y que ésta se aplicará gobierne quien gobierne en Madrid.

Esta campaña enlaza con otras gestiones diplomáticas que se han intensificado en las últimas semanas y que se han visualizado en los contundentes pronunciamientos de la canciller alemana, Ángela Merkel, y del primer ministro británico, David Cameron, sobre el aislamiento de Cataluña que traería una declaración unilateral de independencia. Detrás ha pesado mucho el trabajo que dirige en Moncloa el director del Gabinete de Presidencia, Jorge Moragas, responsable también de la campaña de las elecciones generales.

Detrás de esta labor diplomática, que va mucho más allá de Europa, y extiende por supuesto sus tentáculos al Gobierno de Barack Obama, está la realidad de los efectos que han empezado a dejar los movimientos rupturistas. La amenaza secesionista ya se ha dejado sentir en Cataluña con una caída superior al 40 por ciento de las inversiones. El presidente de los Empresarios de Cataluña, Josep Bou, es uno de los que se ha atrevido a responder con cifras a la campaña nacionalista que niega que la independencia perjudique económicamente a Cataluña. Bou argumentó en Antena 3 que sin llegar a poner un pie en la independencia ya se está produciendo la salida de empresas de Cataluña al resto de España, ha caído la inversión y se ha disparado el bono catalán.

Según sus cifras, desde 2014 se ha producido una deslocalización de 987 empresas, de las cuales 246 se han ido a Madrid. También señala que se ha producido un descenso de la inversión extranjera en Cataluña del 15,8 por ciento, mientras que en el resto de España ha aumentado un 9,8 por ciento, y el bono catalán se ha disparado un 40 por ciento.

El Gobierno quiere evitar que la incertidumbre que abre el periodo electoral, catalanas y también las generales de diciembre, repercuta de manera sustancial en los inversores internacionales. El dinero es por tendencia natural muy conservador y la inestabilidad política su peor amiga, señalan los expertos. Y la amenaza para la estabilidad es doble, por las catalanas, pero también porque no está nada claro qué va a pasar en el Gobierno de la Nación tras los comicios generales. En esta coyuntura, el Gabinete de Rajoy quiere limitar el número de decisiones de inversión que se paralicen a la espera de que se aclare el horizonte político. No quiere que las dudas sobre los escenarios políticos afecten a la atracción que en los últimos meses había generado la mejora que registra la realidad económica.

Esta actividad internacional para conseguir apoyos políticos y minimizar las secuelas económicas de la inestabilidad tiene su otro lado en el espejo doméstico y se va a traducir en un esfuerzo extraordinario para intentar que las dos semanas que quedan hasta el 27-S sirvan para despertar al votante de Convergència y de Unió que pueda sentir que le tiemblan las piernas cuando se enfrente en las urnas a la decisión de apoyar la lista de «Juntos por el sí».

El segundo objetivo es movilizar al votante instalado en la abstención en las autonómicas y que sí participa en las generales. Ese voto está perfectamente identificado, localizado por las mesas electorales, y es ahí donde el PP, pero también PSOE y Ciudadanos, van a hacer un esfuerzo especial para que llegue su mensaje sobre qué supondría activar la desconexión con España en el plano político y económico. Ahí es dónde se juega que la lista independentista más la CUP consiga o no la cifra de los 68 escaños. «Ganen o pierdan no va a renunciar a su empeño. Pero si no llegan al 50 por ciento de los votos y necesitan de la izquierda más radical para rozar la mayoría simple, la legitimidad para emprender la aventura independentista estará seriamente tocada. Hay que pararles en las urnas y para eso hay que convencer con argumentos», aseguran en el Comité de Dirección del PP. La preocupación es máxima tanto en el Gobierno como en la dirección de su partido.

Los avisos

- UBS «La independencia tendría consecuencias desastrosas».

- Royal Bank of Scotland «La secesión es un factor totalmente negativo».

- JP Morgan «Hay serias dudas sobre los costes de la transición».

- Nomura «Un voto a la independencia es el peor escenario posible»

- Bank of America «Las elecciones en Cataluña frenan el crecimiento».

- Deutsche Bank «La independencia no mejorará la prosperidad de Cataluña».

Albiol y los barones del PP se ofrecen como «garantía de la unidad plural»

El candidato del PP a la Presidencia de la Generalitat, Xavier García Albiol, y presidentes autonómicos del PP como Cristina Cifuentes y Alberto Núñez Feijóo se han ofrecido este sábado como "garantía de la unidad plural de la España del siglo XXI y pilares de la recuperación económica".

En un acto en el Museu d'Histria de Barcelona, en la sala Martí l'Hum, la presidenta del PP de Cataluña, Alicia Sánchez Camacho, ha leído la denominada declaración de Barcelona del PP, en la que los líderes populares se han comprometido a "centrarse en las preocupaciones reales de las personas y solucionar los problemas más que crearlos".

"Somos catalanes, nos sentimos españoles y europeos y nadie tiene derecho alguno a obligarnos a renunciar a nuestra identidad, y mucho menos a que nos sintamos extranjeros en nuestro país", clama el texto, leído en un acto en el han arropado a Albiol Cifuentes, Feijóo, el presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, el presidente de La Rioja, José Ignacio Ceniceros, el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y el presidente de Melilla, Juan José Imbroda, así como el vicesecretario de Autonomías y Ayuntamientos del PP, Javier Arenas.

La presidenta del PPC, Alícia Sánchez-Camacho, ha leído el manifiesto y ha dicho: "Queremos reforzar los lazos de solidaridad y aprecio entre todos los españoles. Hoy nos unimos más que nunca para que nadie nos convierta en extranjeros en esta tierra".

Por su parte, Xavier Garcia Albiol ha pedido el apoyo de los votantes del cinturón de Barcelona, desde Badalona hasta Cornellà, para defender la "convivencia"ante el resto secesionista de Mas, al que ha pedido que se "jubile"por ser una "rémora"para Cataluña.

Desde Luxemburgo, el ministro Luis de Guindos ha redoblado las tesis del Gobierno y ha dicho que la Diada "ha dejado de ser la fiesta de todos los catalanes"y ha mostrado el "máximo respeto"tanto por los que asistieron a la manifestación como por los que no fueron, jornada que en todo caso Cristina Cifuentes ha tildado de "espectáculo vergonzoso".La respuesta más directa ha venido del candidato de Catalunya Sí que es Pot, Lluís Rabell, que cree que "hubo ayer más democracia en las calles de Barcelona que en boca de la señora Cifuentes".

Efe