Terrorismo yihadista

En casa de los Khazzani

«Mi hijo es un buen muchacho, no sé por qué lo hizo», dice el padre del terrorista detenido el sábado en el tren francés

Una de las habitaciones de la casa de Mohammed
Una de las habitaciones de la casa de Mohammedlarazon

Llamamos a la puerta de la casa de Mohammed el Khazzani, la entreabre, y cuando le decimos que somos periodistas la vuelve a cerrar. Al rato, y viendo que esperamos en el descansillo de la escalera, la abre de nuevo, nos pregunta qué queremos y le hacemos algunas preguntas. Al principio Mohammed se muestra reticente. Varios días con decenas de periodistas golpeando a su puerta han colmado la paciencia de este hombre de unos sesenta años, que subsiste recogiendo chatarra por la mañana y vendiéndola en la conocida como «cuesta del pescao» por la tarde.

Entre lágrimas y en un pobre español nos deja entrar en su hogar, mientras nos cuenta que está enfermo del corazón y que nunca nadie le ha ayudado a pesar de la delicada situación económica que tiene. De hecho, desde hace un año y medio vive en este humilde piso, lleno de la chatarra que recoge, que es propiedad del banco y que él, junto con su familia, ocupó al verlo vacío. «No como y no duermo desde el sábado», declara, «mi hijo es un buen muchacho, no sé porqué lo hizo», nos cuenta al preguntarle si sabe el motivo por el cual Ayoub subió armado con un AK-47 a un tren francés. Nos explica que hace más de un año que no habla con él, que sabe que se fue a Francia porque la empresa Leica le hizo un contrato de seis meses, que su intención era ganar dinero y volver, pero que al mes y medio le despidieron y se quedó en la calle, sin tener para comer.

Al preguntarle por su mujer, Mohammed, que tiene otros cinco hijos, señala que está en Marruecos y que se encuentra muy mal después de lo ocurrido. El padre de Ayoub el Khazzani se muestra emocionado al contarnos que su relación con los vecinos del barrio es muy buena. Así nos lo confirman varias vecinas con las que nos encontramos. «Es un buen hombre. Él y su familia nunca han dado problemas; al contrario», nos dicen. También nos cuentan que les da pena el acoso por la prensa que lleva sufriendo los últimos días y que están seguras de que no sabía nada de la radicalización de su hijo, con el que se cruzaron alguna vez hace tiempo, «vino a pintar el piso y ya no le vimos más». «Mohamed, abre o vamos a por tu mujer», aseguran que oyeron decir a alguien el otro día. «Pobre hombre, él no tiene culpa».

En la mezquita Taqwa, Mohammed el Khazzani se encarga cada día de abrir, cerrar y limpiar este lugar de culto o, al menos se encargaba, porque desde el sábado, día en el que se detuvo a su hijo, no se le ha vuelto a ver por allí. Antes de las seis de la mañana, Mohammed iba a la mezquita y después se tomaba un café en un bar cercano. «Era un hombre muy correcto», nos cuenta uno de los propietarios del establecimiento, «pedía el café y después estaba al menos dos horas aquí, sentado en la mesa, tomándoselo tranquilamente». La última vez que vieron al padre del presunto terrorista del tren Thalys fue el sábado por la tarde, sobre las cinco estuvo la Guardia Civil por la zona, una hora más tarde Mohammed llegaba al bar. «El mundo está loco», le dijo al camarero cuando éste le preguntó qué tal.

El hermano radical era imán y tesorero de la mezquita

Imran Khazzani, el hermano de Ayoub e imán de la mezquita Taqwa, era también el tesorero del templo, según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas. Esta circunstancia, el acumular los dos cargos, le permitía ejercer una gran influencia sobre los fieles que acudían a rezar al templo, al menos hasta que fue expulsado de España en febrero del año pasado al no tener algunos papeles en regla. Se trataba, según las mismas fuentes, de un auténtico líder religioso, con lo que ello conlleva para que sus mensajes calaran entre personas jóvenes con escasa formación, en un barrio con graves problemas sociales.

Tal y como adelantó LA RAZÓN, Imran se volvió a Marruecos, donde estuvo sometido a un cierto control hasta que hace meses se le perdió de vista. Los servicios de información del vecino país sospechan que ha conseguido viajar a las zonas de combate Siria e Irak. El hecho de que hubiera llegado a imán le daba, al menos sobre el papel, una postura de preeminencia, no sólo sobre los fieles sino sobre su propia familia y su hermano Ayoub, que ha sido acusado formalmente de terrorismo. Informa J. M. Zuloaga.