Prevención

Hidropesía: la «venganza» de las hormonas

La retención de líquidos provocada por las hormonas durante el embarazo o la menstruación no reviste gravedad, pero puede suponer un problema cuando se produce por una disfunción renal, hepática o cardíaca 

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La acumulación de líquido en las piernas, tobillos y manos puede ser el primer síntoma de que algo en el organismo no funciona correctamente. Aunque en la mayoría de los casos se trata de una respuesta hormonal frecuente en mujeres, sobre todo durante el embarazo y la menstruación que no reviste mayor gravedad, el doctor Leopoldo Pérez de Isla, jefe de Sección del Servicio de Cardiología del Hospital Carlos III de Madrid, afirma que «las retenciones de líquido locales sí son molestas para quien las sufre. Cuando son generalizadas, pueden constituir un problema serio por lo que se debe solicitar consejo médico. Además, no se debe confundir el sobrepeso y la obesidad con la retención de líquidos, aunque es cierto que pueden aumentar su acumulación, especialmente en las piernas. Hay que tener en cuenta que las alteraciones de las venas de los miembros inferiores son más frecuentes en personas obesas y en familiares de aquellos que padecen el problema, pues tienen un componente hereditario».

Uno de los problemas a la hora de identificar el origen de este trastorno reside en que son múltiples las causas por las que se produce. Según la doctora Avelina Acebal, Médico de Familia y Nutricionista del Hospital USP San Camilo de Madrid, «tener una vida sedentaria, trabajos que obligan a estar muchas horas de pie, permanecer sentados largos periodos de tiempo, las varices, el calor y la toma de ciertos medicamentos como los anticonceptivos orales entre otros son algunas de las razones que hay detrás de este trastorno».

Terapia farmacológica
Más allá de seguir una dieta rica en alimentos que contengan agua y ejerzan un efecto drenante sobre el organismo, existen casos en los que no queda más remedio que recurrir a los diuréticos. «Cuando la retención de líquido se debe a cambios hormonales propiciados por la menstruación y el embarazo, los diuréticos suaves pueden usarse sin problemas, pero siempre y cuando la retención sea molesta para el paciente. Sin embargo, los diuréticos fuertes sólo deben emplearse bajo prescripción médica en caso de trastornos graves.

Hay que tener en cuenta que existen aguas que por su composición facilitan la eliminación y, en algunos casos, se pueden recomendar productos vegetales como el té verde que pueden servir de ayuda», matiza el doctor José Ángel Espinosa, jefe asociado del Servicio de Ginecología del Hospital Universitario Quirón de Madrid. Sin embargo, Pérez de Isla sostiene que «cuando la retención de líquidos se limita a las piernas por un problema venoso, el empleo de medias de compresión y evitar estar mucho tiempo de pie son medidas sencillas y adecuadas. El empleo de diuréticos en esta situación puede llevarnos a un estado de deshidratación innecesario, pues no sólo se eliminan los líquidos de las piernas, sino los de todo el organismo».

En otras ocasiones, continúa el experto, «su prescripción debe ser valorada con precaución porque no están exentos de efectos secundarios como la deshidratación y alteraciones en iones como el sodio y el potasio. Su empleo es adecuado siempre que los beneficios superen los riesgos de su uso. Son especialmente útiles cuando la retención de líquidos es secundaria a problemas del corazón». Para controlar la cantidad de líquido que hay en el organismo cuando existe un problema cardiovascular, el doctor Luis Almenar Bonet, presidente de la Sección de Insuficiencia Cardíaca y Trasplante de la Sociedad Española del Corazón (SEC), recomienda «medir la cantidad de orina de 24 horas e ingerir, como mucho, esa cantidad de líquido al día siguiente. Junto con el tratamiento farmacológico los pacientes deben ingerir menos líquido y sal, ya que de lo que se trata es de que se expulse más líquido del que se consume».

Resulta habitual que detrás de un problema de corazón exista una patología renal. En concreto, «el síndrome cardiorenal que se produce cuando el riñón no funciona correctamente y, a la vez, el corazón presenta algún problema», advierte el doctor Fernando de Álvaro, jefe de Nefrología del Grupo Hospitales de Madrid. Asimismo, continúa, «también se puede retener líquido cuando se produce el síndrome nefrótico, es decir, se pierden proteínas a través del riñón y al paciente se le hincha la cara y sufre edemas en las extremidades inferiores».