India

El vía crucis de los cristianos perseguidos

Ayer mismo la Policía indonesia encontró cinco bombas listas para detonar junto a una iglesia católica.> Chantaje a la fe en Pakistán: «Diez mil euros o matamos a tu familia»> Editorial: Cristianos perseguidos

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MADRID - Para los católicos españoles, la Semana Santa es una fiesta que se vive en las calles, amenazada solo por algunos días de lluvia que puedan deslucir una procesión. Pero en el mundo hay unos 130 millones de cristianos perseguidos por su fe y otros cien millones que viven bajo severas restricciones a su libertad religiosa. Para ellos, estos días de Pasión se viven en la intimidad del templo, a veces limitados por controles y normativas, otras veces bajo la amenaza de las bombas.

Ayer mismo, en Serpong (Indonesia), a las afueras de Yakarta, la Policía encontró cinco grandes bombas dispuestas para detonarse en Pascua junto a un conducto de gas al lado de una parroquia católica. Las autoridades detuvieron a 19 sospechosos relacionados con el integrismo islámico y a los que se les acusa de atentar también contra musulmanes moderados. Aunque Indonesia es el país con más musulmanes del mundo, hay zonas con presencia cristiana desde hace siglos, como las islas del distrito oriental de Flores. En su capital de distrito, Larantuka, es tradicional celebrar una gran procesión en las calles en Viernes Santo, a la que este año acudirá el embajador portugués. El gobernador del distrito ha asegurado que la seguridad se ha reforzado más que otros años para «hacer que los católicos se sientan cómodos».

En Israel viven unos 150.000 cristianos, la mayoría de origen árabe, y bajo la Autoridad Palestina viven unos 50.000. En 1948, cuando se fundó el Estado israelí, los cristianos eran un 20% de la población: hoy apenas son el 2%. Este Domingo de Ramos apenas diez mil fieles celebraron la procesión de los Ramos en Jerusalén con el patriarca latino, Fouad Twal; la mitad que el año pasado. «Muchos cristianos de Belén y Ramala no participaron por los pocos permisos que dan las autoridades israelíes», declaró el Patriarcado latino a AsiaNews.

Los franciscanos, que llevan 800 años en Tierra Santa, hacen lo que pueden por frenar una emigración causada por la falta de oportunidades: están rehabilitando 70 casas en la Ciudad Antigua de Jerusalén, mantienen casas para pobres en Belén, potencian 124 apartamentos cerca de la parroquia de Jaffa, 80 apartamentos en Nazaret... Quieren apoyar a las familias sin recursos y las parejas jóvenes. Cada Viernes Santo, la Iglesia realiza una colecta por los Santos Lugares. Con esos fondos la Custodia de Tierra Santa atiende 29 parroquias, 79 templos, 16 escuelas con 10.000 alumnos, 4 hostales para peregrinos, 3 residencias de ancianos y dos casas de acogida para huérfanos.

Ante la turbulencia política en Oriente, los doce jerarcas principales de las iglesias cristianas en Tierra Santa (latinos, greco-ortodoxos, armenios, coptos, siro-ortodoxos, melquitas, etíopes, maronitas, siro-católicos, episcopalianos y luteranos) han firmado una carta conjunta pidiendo paz, justicia y libertad religiosa para la región. La alegría de la Pascua, dicen, compite con la tristeza al ver que las manifestaciones pacíficas en el mundo árabe han sido respondidas con violencia. En la martirizada Irak, donde las minorías cristianas celebran la Pascua con guardias de seguridad armados hasta los dientes y detrás de muros que protejan de los coches-bomba, el arzobispo católico Louis Sako, de Kirkuk, pide rezar estos días «para que se realice un cambio civil y pacífico». Para ello, afirma, «los jefes religiosos musulmanes deben aceptar una forma justa de Islam, moderada, actualizado al contexto actual».


Un vasco en Argelia
Por otro lado, en Argelia, la tierra de San Agustín, hoy sólo viven unos 4.000 católicos. Buena parte de ellos son misioneros y cooperantes, y el resto son estudiantes subsaharianos. «Tenemos comunidades muy pequeñas y vivimos la fe de forma muy íntima», explica a LA RAZÓN Miguel Larburu, un vasco que ha sido provincial de los misioneros Padres Blancos en el país, donde ha vivido 41 años.

«Como somos tan internacionales, nos tomamos ciertas libertades en lo litúrgico, con gestos interculturales. Por ejemplo, en la Vigilia de Pascua, con un fuego como Dios manda, nos sentamos en el suelo, los subsaharianos cantan sus canciones y hasta se da algún paso de danza». Larburu lamenta «lo difícil que resulta conseguir visados para nuestros seminaristas y también para los cooperantes que quieren pasar unos años con nosotros. ¿Quién reemplazará a los misioneros mayores?».

Los deseos del obispo de Kirkuk de un Islam más abierto los ve factibles, pero no nacerá en Argelia. «Los teólogos islámicos aperturistas se han ido todos a Occidente, donde proponen un Islam de las luces. Pero van muy por libre unos de otros, no crean una escuela, no tienen un órgano de unidad. En cambio, en Túnez, en la facultad de letras, hubo profesores con una lectura del islam muy moderna. Consiguieron que sus alumnos sean hoy profesores de escuelas e institutos, con esa mentalidad abierta. Eso ayuda a entender lo que ha sucedido allí, todo ese cambio».


Día intenso en Kuwait
Larburu cree que sólo la inmigración cambiará el Islam. Un ejemplo puede verse en el tablón de anuncios de la catedral católica de Kuwait, llena de inmigrantes asiáticos. Hoy, Viernes Santo, la Pasión del Señor se celebra en lengua malabar para los indios de Kerala; en rito maronita (de libaneses), en rito copto (de egipcios) y en lengua tamil (Ceilán y sur de la India). Los filipinos tienen la oración en tagalo, hay otra para los indios que hablan konkani, otra para srilankeses que hablan sinhala. Hay servicios en coreano, en bengalí, en inglés, en italiano, la ceremonia en rito siro-malabar y por último en árabe. Eso sí, sin salir del templo. El país no permite que la fe cristiana salga a la calle.


Constructores de paz en la Tierra de Jesús
Los cristianos, apenas un 2% en Tierra Santa, sienten un llamado especial a ser constructores de paz. La Domus Galilaeae, una casa de retiro de la Iglesia Católica dirigida por el Camino Neocatecumenal en el Monte de las Bienaventuranzas, fue ayer escenario de una celebración en la que 170 músicos españoles interpretaron una obra sinfónico-catequética del iniciador del Camino, Kiko Argüello, sobre la Pasión de Cristo. Asistieron más de 700 judíos y el rabino Leskovie presidió una celebración sobre la Palabra de Dios en un evento de hermanamiento, informa Álvaro de Juana.