El Estado Islámico abre boutique en Mosul

El grupo terrorista Estado Islámico dispone ya de tienda «oficial» donde vender todo tipo de indumentaria para alistarse a sus filas y luchar por la yihad. Es en Mosul, la segunda ciudad más importante de Irak y feudo del grupo islamista, donde ejerce un férreo control sobre la vida cotidiana de la población un año después de que tomara la ciudad. Mosul ha sido continuamente testigo del terror en estos últimos doce meses: torturas, ejecuciones y persecución de las minorías étnicas se repiten a diario.

El comercio exhibe en su entrada un maniquí sin cabeza con su tristemente famoso uniforme negro, con cartuchera y un cinturón verde, junto a otro uniforme de color beige y uno negro para niños, según las imágenes que ha difundido el grupo de seguimiento de información antiterrorista Site. En uno de los escaparates principales, la tienda, cuya ubicación no se ha concretado, se pude observar la bandera del Estado Islámico. En el interior del establecimiento se venden botas militares de diferentes colores y todo tipo de armas y munición. En otro de los mostradores del comercio se exhiben fusiles de diversos calibres alineados en la pared. Una boutique moderna para este país que parece ajena a lo que sucede a su alrededor.

El grupo terrorista que emergió en el corazón de Oriente Medio y que ha hecho desvanecerse las fronteras vecinas –controla ya amplias zonas de Irak y más del 50 por ciento del territorio en Siria–, se hizo con el control del Mosul, la segunda ciudad más importante de Irak, tras duros combates con las fuerzas iraquíes. En la ciudad, según declaró Philippe Heffinch, representante de UNICEF en Irak, «la situación humanitaria es una catástrofe». Aquí, como en otras ciudades, el principal objetivo yihadista son las minorías étnicas. Los yazidíes, cuya religión incluye elementos de varios credos, son considerados infieles por los milicianos del EI. Miles de ellos huyen a zonas del norte del país controlados por los kurdos. Los que no pueden corren peor suerte; las mujeres son vendidas o usadas como esclavas sexuales y los hombres asesinados públicamente. Por su parte, los cristianos son obligados a convertirse al islam si no quieren ser ejecutados. El califa Al Bagdadi ordenó por medio de panfletos repartidos por las mezquitas que todos los hombres se dejaran crecer la barba, bajo amenaza de ser castigados con latigazos o, incluso, ejecutados.