La OTAN, tarde y mal

La decisión de la OTAN de aportar ayuda logística a la coalición internacional en la lucha contra el Estado Islámico es insuficiente y llega demasiado tarde. Supone un paso más en la fallida e incompetente estrategia de EE UU en la crisis siria. Es más, creo que no existe una estrategia para luchar contra los yihadistas ni en el seno de la Alianza ni en Washington, los cuales siguen haciendo uso de una fuerza limitada sobre el terreno. También me muestro realmente escéptico sobre el grado de cualificación de las fuerzas organizadas sobre el terreno, las cuales no parecen estar realmente interesadas en acabar con el EI. Creo que la OTAN está pivotando hacia su misión original de defensa de Europa, la cual es crítica para los países bálticos y los balcánicos, los cuales necesitan ayuda para reducir las constantes agresiones, amenazas y superioridad rusa. Los principales problemas con los que se encuentra la Alianza Atlántica es la diferencia de intereses por parte de los 28 estados que la integran. Cada uno de ellos tiene sus propias percepciones sobre lo que supone la seguridad internacional.

Las crisis de hoy muestran que la idea de poder civil Europa es una ilusión y Europa no puede actuar de manera colectiva o individual si sus gobiernos no están dispuestos a enfrentarse a la verdad, decir lo que ocurre a sus ciudadanos e invertir en el crecimiento económico y la asimilación de los inmigrantes en el país y la defensa. Precisamente, en este aspecto, considero que es interesante el compromiso de la Alianza para luchar contra las mafias en el Egeo, sin embargo, creo que tampoco es la solución definitiva a este problema. El requisito de que los parlamentos nacionales deban aprobar el uso de la fuerza afecta inevitablemente a la OTAN, pero es que la OTAN es una asociación de democracias que deben mantener eses control legislativo sobre sus fuerzas armadas y las fuerzas deben ser democráticamente responsables ante sus gobiernos y órganos legislativos. Esta es la razón por, entre otras cosas, Rusia no quería volver a entrar en la OTAN, que tendría que convertirse en una democracia.