Educación

Ganchillo y Bernabéu (para todos)

El colegio Juan Pablo II de Alcorcón, acusado de impartir clases extraescolares sexistas, desmiente que ofrezca talleres sólo. para niñas: «Todos tienen las mismas actividades».

Educación abrirá una investigación, aunque el centro ya pasó una inspección en noviembre.
Educación abrirá una investigación, aunque el centro ya pasó una inspección en noviembre.larazon

El colegio Juan Pablo II de Alcorcón, acusado de impartir clases extraescolares sexistas, desmiente que ofrezca talleres sólo

para niñas y otros sólo para niños: «Todos tienen las mismas actividades».

La noticia de que un colegio ofrecía talleres de ganchillo a las niñas y visitas al estadio Santiago Bernabéu a los niños corrió ayer como la pólvora entre la política madrileña; porque, además, se trata de un centro católico que recientemente estuvo envuelto en una polémica porque su director criticó la ley LGTBI aprobada por la Asamblea de Madrid. Según publicó ayer la Cadena Ser, el colegio concertado católico Juan Pablo II de Alcorcón ofrecía estas actividades segregadas por sexos como hace con sus alumnos en las clases.

Rápidamente, los grupos de la oposición en la Asamblea de Madrid –PSOE, Podemos y Ciudadanos– reaccionaron pidiendo sanciones por la «aberración», según el portavoz de la Comisión de Educación y Deporte del Grupo Socialista, Juan José Moreno, así como «una multa lo suficientemente grave para que no vuelva a hacerlo», en opinión de la portavoz de la Comisión de Mujer de Podemos, Beatriz Gimeno; puesto que, según el portavoz adjunto de la Comisión de Mujer de Ciudadanos, Tomás Marcos, «seguir separando y segregando no es educativo». Incluso el presidente de la Federación de Asociaciones de Padres Giner de los Ríos, José Luis Pazos, pidió la suspensión inmediata del concierto al colegio Juan Pablo II de Alcorcón, que considera que los centros que separan por sexos «no tendrían que estar abiertos».

Al respecto, el portavoz del Gobierno regional y consejero de Presidencia y Justicia, Ángel Garrido, aseguró que la Consejería de Educación, Juventud y Deporte, inspeccionará el colegio para verificar las informaciones publicadas sobre los talleres ya que, según apuntó los colegios concertados «tienen la obligación de remitir a la Consejería las actividades extraescolares que van a ofertar», para comprobar si tienen tintes discriminatorios o no han sido comunicadas adecuadamente. «Cuando tengamos conocimiento de que eso haya podido ser así podríamos iniciar en cualquier caso, algún expediente sancionador», aseguró Garrido.

«Mentira»

Sin embargo, según declararon a LA RAZÓN fuentes del colegio Juan Pablo II de Alcorcón, nada de lo que se ha denunciado es cierto: «Todos tienen acceso a los mismos talleres». Ya en la página web de la institución se informa de la oferta del polémico taller de ganchillo para los «alumnos» del centro, y se puede ver en la noticia sobre una visita del colegio que tienen en Guadarrama –la fundación Educatio Servanda tiene siete colegios concertados en la Comunidad de Madrid–, con niños y niñas de la misma clase sonriendo en la grada del Bernabéu (en la imagen).

Las mismas fuentes explicaron que el taller se ofrece como alternativa al rato del recreo tras el comedor un par de días a la semana a todos los alumnos, «independientemente de su sexo», dentro de la oferta de talleres de ocio y tiempo libre en la que se incluyen clases de robótica, ajedrez, varios deportes, juegos de mesa, juegos tradicionales (peonza, yo-yo, aro, oca) y ganchillo, que se ofrece desde hace dos años. «A ganchillo se apuntaron sólo niñas, por qué deberíamos cerrarlo», señalan desde el colegio.

También insistieron en que la Consejería de Educación está informada de dicha actividad, dentro del conjunto de talleres de ocio y tiempo libre, no detallada. Los colegios concertados tienen la obligación de informar de las actividades extraescolares y complementarias, y tanto éstas como los talleres deben tener la aprobación del Consejo Escolar, que ha «dado el visto bueno al 100 por cien de la oferta educativa», incluidos los talleres, detallados uno a uno cada curso.

En el caso de la excursión al Bernabéu así como otras informaciones que señalaron que las niñas acudían a comedores sociales en lugar de al estadio del Real Madrid, las mismas fuentes aseguraron que «las excursiones son las mismas para todos». Lo que ocurre es que en determinados niveles sí se separa a los alumnos por sexos y por motivos académicos, sólo durante algunos cursos, por lo que es posible que haya coincidido que fuese una clase de niños al templo madridista mientras una de niñas iba al comedor social, pero «ambos irán a todas partes», señalaron.

En este sentido, recordaron que de los siete centros con los que cuentan en la Comunidad de Madrid, tan sólo en dos se produce dicha segregación, puesto que el resto son de línea 1 –un aula por curso–, por lo que es imposible. «Esos cinco centros de línea 1 los hemos rescatado del cierre, si sólo quisiésemos educación diferenciada no habríamos recuperado colegios en los que no se puede aplicar», apuntan.

Lo más llamativo del asunto es que la Consejería de Educación inspeccionó hace apenas cuatro meses el centro después de la controvertida misiva de su director, Carlos Martínez, a los padres de los alumnos, que relacionó la ley LGTBI con el fanatismo terrorista.

Entonces, la Inspección Educativa concluyó que el envío de dicha carta «no vulnera la normativa que rige los conciertos, la LODE, la LOE, ni el decreto que regula los procesos administrativos de autorización, apertura ni funcionamiento de centros docentes privados», según explicó el consejero Rafael Van Grieken en el pleno de la Asamblea de Madrid del 1 de diciembre.

Igualmente, la Fiscalía no consideró lo escrito en la epístola como consitutivo de delito. Con todo, fue la Consejería de Políticas Sociales y Familia quien finalmente sancionó al director con 1.000 euros por las opiniones vertidas. Según explicaron desde el equipo de Carlos Izquierdo, lo sucedido con la carta está contemplado precisamente en la ley LGTBI como infracción leve para aquellas personas que usen «expresiones vejatorias por razón de orientación sexual e identidad». Para recurrir la sanción administrativa o bien para abonar su cuantía, Martínez organizó un «crowdfunding» entre los padres de los alumnos del centro y simpatizantes.