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Otegi, ante el juicio de ETA

En su último comunicado, la banda terrorista recordaba a Bildu que los acuerdos del alto el fuego no se han cumplido, pasados ya seis años

Otegi, ante el juicio de ETA
Otegi, ante el juicio de ETAlarazon

En su último comunicado, la banda terrorista recordaba a Bildu que los acuerdos del alto el fuego no se han cumplido, pasados ya seis años

Arnaldo Otegi, por más que le nombren consejero aúlico en el Parlamento vasco, para poder dirigir en la sombra las actividades del grupo de Eh Bildu, es un político fracasado dentro de la «Izquierda Abertzale» (que incluye a ETA y a sus grupos asimilados).

En ese mundo, los errores y los fracasos siempre tienen consecuencias.

Dentro de unas semanas se cumplirán seis años de la Conferencia de Ayete y del comunicado de la banda en el que anunciaba el supuesto fin de las actividades armadas pero no del conflicto político.

Mucho tiempo para que los acuerdos que estaban detrás de esa declaración no se hayan cumplido.

Cuando hay pistolas y explosivos escondidos, que pueden ser utilizados en cualquier momento, toda precaución es poca y habrá que hacer un seguimiento, casi al minuto, de lo que va a ocurrir.

Lo que parece evidente es que el voto de confianza que se había depositado en Otegi, anoche ya no valía ni un «tkikito» y que otros querrán proponer nuevas vías a seguir.

El secretario general de Sortu podrá disfrazar la derrota con las vestimentas que quiera, entre ellas la de que ha evitado el «sorpaso» de Podemos y que «sólo» ha perdido cuatro escaños (y más de 50.000 votos).

Lo cierto es que, tras salir de la cárcel y pese a la campaña que se montó en torno a su «figura», encabezaba un partido que, no se olvide, llegó a condicionar en 1.999 al PNV de Ibarreche.

El propio Otegi y el terrorista huido José Antonio Urruticoechea, «Josu Ternera», firmaron un acuerdo con los nacionalistas. De lo que ocurrió entonces a lo que pasó en la jornada de ayer, hay un tortuoso camino, una cuesta abajo en la que los errores cometidos como consecuencia de la prepotencia estalinista, les han impedido fijar una estrategia correcta.

Otegi, y su nueva cohorte, de la que ha excluido a los dirigentes «batasunos» con más experiencia, han logrado llegar al peor escenario, dada la situación en la que vive ese mundo. Sus votos no son necesarios para el PNV, les va a resultar muy difícil condicionar la política parlamentaria y tiene por delante un horizonte en que por mucho que grite no le va a escuchar nadie.

Y lo que más les duele a los proetarras: de los que participaron en el proceso que culminó con el anuncio de ETA de octubre de 2011, el PNV, los socialistas y los «batasunos», sólo el primero se ha beneficiado de lo ocurrido. Los resultados de ayer son una nueva prueba de ello.

En situaciones como ésta hay que huir de los eufemismos y hacer los análisis, como si de un partido de pelota de tratara, en el que la bola si esta bien lanzada y pega en el frontis vuelve siempre a la cancha: ETA, en uno de sus últimos comunicados, el pasado 27 de febrero, recordaba a Bildu, Sortu y demás marcas de su brazo político que tenían que «traer a cada vez más sectores a un proyecto a favor de la independencia y el socialismo». Lo que, obviamente, no ha ocurrido.

Y de paso, se ocupaba de recordar, cuando ya han esos seis años de su declaración , que “no se ha iniciado un proceso dialogado de paz y resolución, ni con los estados ni entre las fuerzas políticas de Euskal Herria; las consecuencias del conflicto siguen sin resolverse, y el nudo principal que es la situación de los presos políticos vascos continúa sin desatarse; la violencia de los estados sigue igual, también las amenazas de las fuerzas armadas; y no se ha alcanzado un acuerdo democrático que se basaría en el reconocimiento del derecho a decidir de Euskal Herria y superaría definitivamente el conflicto político». Y ya sebe que a los terroristas no les suelen gustar las excusas de mal pagador.