Irene Villa

Ciclismo de riesgo

La Razón
La RazónLa Razón

Dos semanas después del trágico final del ciclista Michele Scarponi, atropellado por una furgoneta cuyo conductor asegura que no le vio y tenía que haberle cedido el paso, en España, entre Oliva y Denia, se desató otra terrible tragedia que ha destrozado muchas vidas. Todo nuestro cariño y solidaridad con los amigos y familiares de Eduardo Monfort Gasent (28 años, voluntario de Cruz Roja) y Luis Alberto Contreras (50 años, padre de uno de los heridos en el atropello) que fueron arrollados mortalmente el pasado domingo. No solamente se han roto las vidas de los seres queridos de los ciclistas fallecidos, sino también las de los heridos e incluso la de la propia conductora, quien con el carnet retirado por conducir bajo los efectos del alcohol, aquella mañana, después de una noche de fiesta, regresaba a casa conduciendo el coche de su abuelo pese a que multiplicaba por cuatro la tasa de alcohol permitida y daba positivo en el test de drogas. Un despiste o quizá quedarse dormida provocó que invadiera el carril contrario y atropellara al madrugador pelotón de un equipo de Jávea que entrenaba correctamente por el arcén contrario. La conductora quedó en shock y su vida quedará marcada para siempre por la responsabilidad de este terrible desenlace. Ya está en prisión provisional y sin fianza por dos delitos de homicidio imprudente, tres delitos de lesiones por imprudencia y un delito contra la seguridad vial.

En los últimos cinco años se han duplicado los accidentes de ciclistas y en un altísimo porcentaje, un 85% de los casos, el vehículo es el que tiene la culpa. Si ya el ciclismo es un deporte de riesgo por los posibles golpes de calor, crisis cardiacas, tropiezos, caídas... cada día lo es más por la falta de seguridad de los ciclistas que entrenando se aventuran a un riesgo aún mayor: el de estar en manos de conductores distraídos o poco respetuosos con las bicicletas. Sólo el año pasado fueron arrollados mortalmente 33 ciclistas. Conductores, por favor, respeto y prudencia.