Violencia callejera

Lobos solitarios

La Razón
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Afortunadamente, los sucesos de la Madrugada no han tenido la gravedad que se pudo producir. Pero la preocupación y el interés informativo que los hechos han producido, espero que den como resultado que todo se esclarezca, y que no se intente, como en el año 2000. Esto es, pasar por el asunto como si nada hubiese ocurrido. Al tiempo hay que intentar que lo que se acuerde para el 2018 no deje la Madrugada sin su brillo. Ya oímos voces que afirman que el paso de las cofradías por Sierpes es inviable, que para garantizar la seguridad seria necesitaríamos eliminar un buen número de sillas de la carrera oficial, que los controles de acceso al centro tienen que ser más rigurosos... Todo muy razonable, pero ojo porque esto puede ser lo que pretenden –tengan o no algo que ver con los altercados del viernes– los que quieren rebajar al máximo la Semana Santa. Los controles a la carrera oficial han sido fortísimos. Baste decir que al obispo no lo dejaron pasar, por no llevar acreditación. Sierpes es estrecha y apenas entran los pasos entre las filas de sillas, cierto, pero son muchos años pasando sin problemas dignos de mención. Incluso en estos disturbios, la citada calle no se ha visto afectada. Tampoco la solución es plantear la nueva carrera oficial por grandes avenidas. El alcalde, en sus declaraciones, me parece acertado. Lo primero es averiguar quién está detrás de estas actuaciones. Dejarlo en la teoría de los delincuentes habituales o gamberros borrachos no tiene ninguna credibilidad. Los lobos solitarios, en este caso en manadas, pueden actuar por su cuenta, pero con un guión que alguien ha escrito. Es importante que todas las reuniones que en caliente se van a producir no queden en saco roto; ycon la Feria vuelva todo al olvido, para volvernos a encontrar en la cuaresma del 2018 con que las hermandades son incapaces de ceder cinco minutos de sus largos recorridos, devolviendo los problemas para mejor solución al 2019.