Violencia de género

Prisión provisional y sin fianza para el asesino del hospital

La Razón
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La titular del juzgado de instrucción número tres de Orense ha decretado prisión provisional comunicada y sin fianza para Aniceto Rodríguez Caneiro, que el pasado viernes remató a su mujer en el Complejo Hospitalario de Orense (CHOU).

Aniceto Rodríguez Caneiro permanecía ayer en estado grave en la Unidad de Reanimación del citado centro hospitalario, donde podría continuar bastantes días dado el estado en el que se encuentra.

Ubicado en la cuarta planta, está a escasos 80 metros de donde remató a su compañera sentimental y en la misma unidad donde estuvo María Isabel, con la diferencia de que él se encuentra en todo momento custodiado por la Policía Nacional. Algo que no ocurrió con la víctima, ya que Aniceto durmió en al menos dos ocasiones en el citado hospital mientras su pareja se encontraba luchando por su vida tras una agresión previa. La jueza Cristina María Fernández Viforcos había desestimado en varias ocasiones las peticiones de la Guardia Civil.

La Policía confiaba ayer en poder tomar declaración a Aniceto el próximo lunes; sin embargo, podría posponerse en el tiempo dado el estado en el que se encuentra, y es que según diversas fuentes ayer no podía hablar. Aniceto Rodríguez, tras rematar a cuchilladas a su pareja sentimental, se autolesionó con el mismo cuchillo con el que acabó con su mujer, por lo que tuvo que ser operado de los cortes que se hizo en cuello, pecho y brazo. A la espera de que la investigación continúe su curso, ayer las asociaciones de lucha contra la violencia de género seguían sin dar crédito a los numerosos errores cometidos. «Este tipo de tragedias no se pueden permitir. Nunca hay responsabilidad por parte de los jueces. Este tipo de errores judiciales se suceden y no se pone remedio. En Ferrol hubo problemas similares y continúa el mismo juez», denunció ayer Gloria Vázquez, de la Asociación gallega Ve-la luz.

Dolor e indignación en el funeral

Familiares, amigos, vecinos y políticos despidieron ayer entre lágrimas e indignación a la primera víctima de la violencia de género en Galicia. El funeral tuvo lugar en la iglesia de Pazos (Verín). En estos concurridos actos fúnebres –informó Efe– hubo una estampa común en casi todos los presentes, la de crespones violetas, colocados en la ropa en señal de condena y repulsa por este crimen que ha causado una gran conmoción.