Entrevista
«Operación Filisteos»: matar a Franco el día de la inauguración del Valle de los Caídos
Antonio Ruibérriz novela una conspiración fallida para volar Cuelgamuros el 1 de abril de 1959
Aparte de las ganas de la extrema izquierda de volar la Cruz y la Basílica del Valle de los Caídos –Podemos tenía un plan que incluía alfombrar su explanada principal y alrededores con los escombros resultantes– el histórico complejo ha sufrido tres atentados fallidos.
El primer intento fue en 1962, por parte de unos anarquistas franceses que solo lograron astillar unos bancos en la iglesia. El segundo conato tuvo lugar en 1999, por parte de la banda terrorista GRAPO, que colocó un artefacto con tres kilos de explosivo en uno de los confesionarios. La tercera tentativa ocurrió en 2005, cuando un artefacto casero detonó en los jardines. El artífice del plan realizó una llamada al diario abertzale «Gara» para vincularlo a ETA, pero la Policía no le dio credibilidad.
Antonio Ruibérriz (Sevilla, 1952), capitán de Navío de la Armada en la reserva, escribe ahora sobre otro asalto estéril en «Operación Filisteos» (Almuzara).
Usted es militar, ¿cómo surge la vocación por la escritura y cómo consigue editar su primera obra?
El ser oficial de la Armada no me ha impedido escribir desde siempre: relatos cortos y artículos en la Revista General de Marina llenaban mis apetencias como escritor. Sin embargo, un compañero y amigo, escritor de la editorial Almuzara, Luis Mollá, publicó una novela que, además le premiaron, y eso me dio una cierta envidia sana. Yo creía saber escribir pero desconocía si era capaz de relatar diálogos coherentes con la trama, así que como en un ejercicio, tomé una noticia de un periódico y, sobre ella, imaginé una historia, unos personajes que hablaban. De pronto me di cuenta de que llevaba demasiadas páginas escritas y que aquel ejercicio se había convertido en una novela que no tenía un principio. Volví atrás, la inicié y unos meses más tarde tenía «El hombre de Nador». Me recomendaron la editorial De Librum Tremens, la envié y me la publicaron.
Después de sus otros libros, ¿por qué eligió esta temática?
He ido escribiendo de los temas que me surgían y mientras la primera era una novela de intrigas y espías, la segunda era taurina. La escribí estando destinado en la embajada de Oslo tal vez porque añoraba la luz y el calor de una dehesa en aquellos inviernos fríos y oscuros. Lo cierto es que en mi ordenador guardo aquello que llama mi atención y pudiese servirme para escribir sobre ello o utilizarlo en una novela por escribir. Estando en Oslo me enviaron un artículo sobre la tumba en Fresno el Viejo (Valladolid) de un noruego no reclamado por la embajada de su país. Como era marino, según los papeles que portaba cuando la Guardia Civil lo mató, pregunté a la Marina noruega si sabían de él y no me dieron razón de ese individuo. Años antes, mi amigo Txema Prada que hacía unas portadas excelentes a las novelas que escribíamos Luis Mollá y yo, me pasó un artículo sobre Quico Sabaté, uno de los últimos maquis muerto tras una huida espectacular, para que escribiese sobre él. Lo archivé, como lo del noruego. Años más tarde vi la inauguración del Valle de los Caídos y me vinieron a la cabeza el noruego y el maquis. Tres historias reales fusionadas en una de ficción.
¿Qué sabe de los antecedentes de atentados en el Valle?
Sé lo que se publicó o lo que recoge hoy una búsqueda por internet. Leí lo de los distintos atentados y me parecieron excesivamente suaves a lo que yo había imaginado. En el mío se hubiese acabado con el Franquismo, con el Movimiento y con la cúpula de los ejércitos y de la Iglesia, además de todo el cuerpo diplomático: hubiese sido una escabechina de consecuencias imprevisibles.
¿Cómo han influido estos sucesos al escribir el libro?
Realmente no han influido en la trama de mi novela, yo he imaginado unos sucesos distintos en los que personajes reales se mezclan con otros imaginarios. No es siquiera una ucronía, ya que no describo una historia real sobre datos hipotéticos y tampoco una novela histórica, puesto que el Valle se inauguró sin ningún sobresalto, como lo que narro en la novela. Lo que describo es parte de mi imaginación.
«Los políticos no deben tergiversar la Historia según sus pretensiones ideológicas»
¿Por qué se dice que está «basada en hechos reales»?
Son tiempos en los que la gastronomía, la música o la cultura se fusionan para mejorarlas. Yo he fusionado tres historias reales en otra cosa que hace mucho más atractivo el hecho histórico de la inauguración del Valle de los Caídos. La expresión que lleva la portada no es mía.
¿Qué opinión le merecen los ataques desde la extrema izquierda contra el Valle de los Caídos?
El régimen islámico talibán voló los budas de Bamiyán. La extrema izquierda pretendía hacer lo mismo con la cruz, no sé si por lo que la cruz significa o porque Franco la había ordenado construir sobre los enterramientos de soldados de ambos bandos. Me parece mal que los políticos tergiversen la Historia de España según sus pretensiones ideológicas. Deberían dejar que sean los historiadores los que la escriban y la enseñen.
¿No es el deficiente mantenimiento –goteras, deterioro de la piedra, esculturas de Ávalos que se caen a trozos...– otra forma de acabar con el recinto?
Pues sí, sin mantenimiento los edificios terminan por no ser visitables y, no siendo visitados por el peligro que supone, es absurdo mantener el mausoleo. Esa política respecto al Valle es como una marea, sube y sube hasta que hace inevitable tener que cerrar e incluso derribar.
¿Ha estado en el Valle de los Caídos?
Sólo he estado una vez, cuando con 17 años fui con el colegio de visita. Me pareció impresionante, frío y gris. El tamaño de las estatuas de Ávalos, la altura de la cruz, la basílica, entonces Franco vivía. Todo ello me impresionó. Ahora vería su deterioro y me impresionaría igualmente la estupidez ideológica de la izquierda radical.
¿Qué opina de la petición de su declaración como Bien de Interés Cultural? (la Comunidad de Madrid dice que es competencia del Estado, pero sus valedores defienden que Isabel Díaz Ayuso tiene potestad para hacerlo)
No creo que con este Gobierno actual el Valle de Cuelgamuros se declare BIC, tampoco que Ayuso se meta en ese jardín ideológico. Yo desconozco la legislación sobre bienes de Interés Cultural y quién puede promoverlo. Lo que sí debería la Comunidad de Madrid es dar una subvención a la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos para su mantenimiento.
¿Cree oportuna la resignificación que prevé el Gobierno y la expulsión de la comunidad benedictina?
No creo que sea el momento oportuno. Cuando de nuevo en la política española se enfrentan dialécticamente dos bandos en un clima de agresividad nunca visto antes en nuestra democracia, resignificar el recinto y convertir la basílica en un centro de interpretación de la Guerra Civil desde el punto de vista de la izquierda sería inoportuno echar más gasolina al asunto. El paso previo es la expulsión de la comunidad mediante asedio. Cuando a los monjes no les llegue ni la luz ni el agua se tendrán que marchar: no serán expulsados, se irán desesperados.
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