Londres

Candidatos en TV en horarios de máxima audiencia y políticos sin corbata

Enrique Pascual, analista de imagen pública, graduado de la Richmond The Americam International University en Londres
Enrique Pascual, analista de imagen pública, graduado de la Richmond The Americam International University en Londreslarazon

Las campañas políticas de 2015 en España se distinguieron por los mensajes agresivos entre los candidatos. “Se centraron en el insulto personal. Si ahora mismo me preguntas sobre una propuesta de algún partido, no podría recordar ninguna”, afirma Enrique Pascual, analista de imagen pública, graduado de la Richmond The Americam International University en Londres, en entrevista con LA RAZÓN.

La principal teoría del analista sobre por qué estas campañas políticas se convirtieron en un cuadrilátero de insultos entre los participantes es porque los jugadores dejaron de ser sólo dos como en el pasado cuando prácticamente se enfrentaban el PP y el PSOE, mientras al panorama político actual entraron Ciudadanos y Podemos.

“Es la primera vez en la historia que concurrieron tantos partidos en las campañas”, asegura.

Aunque la descalificación fue la fórmula a la que los candidatos más recurrieron, representa una vía peligrosa para conseguir votos, porque al privilegiar los ataques y no las propuestas que debieran enviarle a los ciudadanos, “les restó credibilidad”, de acuerdo con Pascual, quien también ha dirigido campañas políticas.

El PP y el PSOE se concentraron en descalificar a los partidos emergentes por su inexperiencia, mientras Ciudadanos y Podemos criticaron los actos de corrupción del pasado.

Al final, los únicos mensajes que los partidos emergentes lograron posicionar entre la sociedad fueron: “cambio”, “corrupción”, “transparencia” y “mejora económica”.

Las redes sociales también fueron un factor clave en estas campañas. Los candidatos no sólo se conformaron con crear sus páginas de Facebook o sus cuentas de Twitter, también miraron hacia otro canal de comunicación y facilitaron un número móvil para establecer mayor contacto con los votantes, a través del Whatsapp, como lo hicieran Pablo Zalba, candidato del PP de Navarra a la Alcaldía de Pamplona y Agustín Fernández del PSOE en Galicia.

“El único que no tiene Twitter ni Facebook es Ángel Gabilondo, lo cual me parece un error, porque cerró a los jóvenes, quienes pudieron ser posibles votantes. Finalmente las campañas políticas se basan en la cercanía”, explica Pascual.

Además de los ataques entre partidos y el auge de las redes sociales, el tema de establecer cercanía con los votantes jóvenes marcó tendencia. Hasta hace poco hubiera sido impensable en España tener a un político en un programa famoso de televisión como en “Crónicas Marcianas”, lo que esta vez sí sucedió en "El Hormiguero”.

El día que la candidata a la alcaldía de Madrid por el PP Esperanza Aguirre se presentó en “El Hormiguero”, tuvo una proyección ante tres millones de espectadores.

“Los candidatos están asistiendo a programas de televisión, y abriéndose a un público que antes no llegaban, los jóvenes. Antes ningún político se hubiera prestado ante las cámaras a realizar un experimento científico o a montar en bicicleta”, comenta Pascual.

La imagen de los políticos también se fue transformándose con la intención de generar mayor empatía, pues en estas campañas autonómicas y municipales de 2015 las corbatas se quedaron guardadas en el armario.

“La corbata, que antes era fundamental, ha desaparecido del panorama político por la necesidad asemejarse con el ciudadano de a pie”, dice Pascual.

Hace unos meses, el PSOE, incluso, creó su propio manual de vestimenta, donde sugirió a sus aspirantes privilegiar la sencillez frente a la sofisticación y vestir colores claros.

“Las prendas blancas o de colores claros siempre evocan inocencia y transparencia”, concluye.