Pamplona

«La violaban mientras se reían de ella»

Los cinco hombres se jaleaban y pedían turno para forzar a la joven de 18 años en los Sanfermines, según el auto judicial

«La violaban mientras se reían de ella»
«La violaban mientras se reían de ella»larazon

Los cinco hombres se jaleaban y pedían turno para forzar a la joven de 18 años en los Sanfermines, según el auto judicial

El titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Pamplona ha procesado por cinco delitos de agresión sexual y un delito de robo –del móvil– con violencia o intimidación a los cinco encarcelados por la supuesta violación de una joven de 18 años la madrugada del 7 de julio en los Sanfermines, según informó ayer el Consejo General del Poder Judicial. El juez ha impuesto a los encausados 500.000 euros de fianza a tenor de los hechos «de extrema gravedad, ejecutados en grupo y de manera reiterada». En el auto de procesamiento el magistrado no deja lugar a dudas y sostiene que «en ningún caso cabe apreciar ningún consentimiento de la víctima».

Aquella noche, sobre las 03:00 de la madrugada, los detenidos abordaron a la joven. Todo comenzó con una conversación entre la víctima y José Ángel Prenda Martínez, a la que se unirían después Jesús Escudero, Alfonso Jesús Cabezuelo, Antonio Manuel Guerrero y Ángel Boza Florido mientras la acompañan hacia el coche en el que iba a pernoctar. Es entonces cuando los encarcelados, aprovechando que una vecina abría la puerta del inmueble situado en la calle Paulino Caballero, agarraron supuestamente a la joven por las muñecas y la obligaron a entrar al portal, rodeándola y sujetándola para obligarla a realizarles varias penetraciones por vía bucal, vaginal y anal. Así lo recoge el juez en un auto en el que se detalla de que modo forzó presuntamente cada uno a la joven gracias en gran parte a las grabaciones que hizo con su teléfono móvil uno de los detenidos, Antonio Manuel Guerrero. Unos vídeos por los que el magistrado destaca que «la dinámica de los hechos es incompatible con la aceptación o tolerancia de los actos de acceso carnal ejecutados sobre ella, en un evidente abuso de una situación de superioridad física». De hecho, durante la supuesta violación, los detenidos llegaron «incluso a la sujeción de la víctima entre todos ellos para facilitarse respectivamente el acceso carnal». El magistrado sostiene que la violencia o intimidación ejercidas tuvieron un carácter «particularmente degradante o vejatorio (...) apreciándose en la grabación cómo los procesados se reían de la víctima» mientras supuestamente la forzaban.

Hechos «planificados»

Además, los hombres cometieron los hechos «de forma colectiva y planificada» y durante los mismos «se animaban y jaleaban entre sí esperando el turno, llegaron a reclamar el propio turno como relató la víctima». A su vez, «ninguno de ellos utilizó al efecto un preservativo», precisa el magistrado, algo que ha quedado patente por las evidencias biológicas obtenidas tras el examen realizado a la joven.

De los cinco detenidos, el auto únicamente cita que Prenda aludió a que «todo había sido consentido», una afirmación que el magistrado niega al insistir en que «la grabación refuerza la existencia de una situación de absoluta ausencia de consentimiento o tolerancia», «sin que de contrario pueda estimarse relevante el hecho de que la víctima no padeciera lesiones –así lo recoge el examen médico– ante la superioridad física coactiva y colectiva empleada para lograr los múltiples accesos carnales (...) a los que la sometieron».

Por estos hechos, el magistrado, que no especifica en el auto ningún detalle sobre el hotel en el que entró la joven o si la grabación fue entregada o intervenida, tomará declaración el 2 de septiembre por videoconferencia a los cinco detenidos (un guardia civil, un militar y tres civiles) desde los centros penitenciarios respectivos. Pero antes los abogados pueden recurrir el auto. El letrado que defiende a Prenda, Agustín Martínez, precisó a este periódico que va a recurrir.

Por otra parte, la Ertzaintza investiga una agresión machista ocurrida ayer en las fiestas de Vitoria, que podría tratarse de un intento de violación, un extremo pendiente de confirmación.