II Foro del Agua

El sector del agua pide más inversión ante el cambio climático

Los expertos señalan la «urgencia» de modernizar las infraestructuras hídricas y de encontrar un nuevo modelo de gobernanza y financiación

De izquierda a derecha, José Lugo, José Claramonte, Simón Pulido y Álvaro Real
De izquierda a derecha, José Lugo, José Claramonte, Simón Pulido y Álvaro RealDavid Jar

La sede de LA RAZÓN acogió el pasado viernes, en el marco del II Foro del Agua, la mesa de debate «Infraestructuras hidráulicas, la clave de la gestión en un escenario de cambio climático». Moderada por el delegado del diario en Andalucía, José Lugo, participaron José Claramonte, director general de FACSA; Simón Pulido, director Next Generation de Veolia España; y Álvaro Real, director general de Infraestructuras de la Junta de Andalucía.

Los ponentes coincidieron en señalar la «urgencia» de renovar y modernizar las infraestructuras hídrica para asegurar la calidad y disponibilidad de agua en un contexto climático que, como dejaron ver a lo largo del debate, es cada vez más impredecible. Asimismo, insistieron en la importancia de la colaboración público-privada y en la necesidad de implementar soluciones tecnológicas al sector para lograr un uso más eficiente de los recursos hídricos.

FACSA, una empresa tradicionalmente centrada en el servicio y las operaciones, dio hace cinco años un giro estratégico al apostar por una división propia de infraestructuras de obras hidráulicas. Según la compañía, actualmente gestiona una cartera de proyectos que asciende a 11,7 millones de euros, con una previsión de alcanzar los 30 millones a cierre de 2025, lo que supondría un crecimiento del 156%. «Tenemos unas infraestructuras obsoletas con una necesidad de renovación importante tanto en redes como en plantas de abastecimiento y depuración», advirtió Claramonte, para explicar a continuación que los fondos europeos Next Generation han dado «una inyección de liquidez» a las administraciones para afrontar nuevas inversiones.

Al respecto, sobre la renovación de infraestructuras en España, cuyo índice se encuentra por debajo del 2% recomendado, Claramonte explicó que se debe a que en este país ha existido una «economía del ciclo urbano subsidiada». Insistió en «desvincular el mensaje del populismo» y «ser realistas para entender que tenemos unas infraestructuras que renovar». Según cálculos sectoriales, existe un «déficit anual de 5.000 millones de euros en inversiones», que se ampliará con las nuevas exigencias europeas en materia de descarbonización. «Necesitamos un nuevo modelo de gobernanza y financiación para poder garantizar la seguridad hídrica del futuro», sentenció.

«Hay que desvincular el mensaje del populismo. Tenemos que ser realistas y renovar las infraestructuras»

José Claramonte

Pulido, por su parte, comenzó su intervención afirmando que «la etapa de fiarse solamente de las investigaciones del cambio climático ha terminado» porque su impacto «ya nos está golpeando duramente en forma de grandes sequias o con episodios dramáticos como las inundaciones», punto en el que aseguró que «el suministro de agua es clave» para una sociedad «resiliente». Veolia, con 15.000 empleados en España y presencia en más de 100 municipios, abastece a 13 millones de personas, lo que les da, según Pulido, «un conocimiento aplicado muy potente» para abordar cualquier tipo de intervención.

En este contexto, la empresa apuesta por tres líneas fundamentales: eficiencia, fuentes alternativas –como aprovechar el agua subterránea o superficial– y digitalización. «Cuanta menos agua perdamos en las diferentes etapas, mejor», resumió Pulido. Explicó que la empresa impulsa métodos como la desalinización, indicando que «el 18% de las desaladoras del mundo tienen tecnología de Veolia implantada», con planes de duplicar su producción hasta alcanzar «28 millones de metros cúbicos anuales» en 2030. Destacó asimismo proyectos de reutilización, como el de la depuradora del Baix Llobregat en Barcelona o la EDAR de Cartagena Cabezo Beaza, que reutiliza diariamente «23.000 metros cúbicos para regar el equivalente a 4.300 hectáreas». Además, insistió en la relevancia de la digitalización para «tomar decisiones más sensatas con visión de largo plazo».

«El 18% de todas las desaladoras del mundo tienen tecnología de Veolia»

Simón Pulido

Desde la administración pública, Álvaro Real aclaró el doble rol que ejerce la Junta de Andalucía, tanto en apoyo directo a municipios como en la gestión de tres grandes demarcaciones hidrográficas: Tinto-Odiel-Piedras, Guadalete-Barbate y Cuencas Mediterráneas Andaluzas. Solo esta última abarca una superficie de 20.010 kilómetros cuadrados. Recordó la «larga sequía de seis o siete años» que obligó a dar una «importante» respuesta inversora «desde la llegada de Juanma Moreno» en 2019. Destacó actuaciones recientes como la ampliación de la «desaladora de Marbella», así como planes orientados a la «generación de nuevos recursos» mediante una estrategia de reutilización de aguas regeneradas.

Real reivindicó también infraestructuras clave como las «denostadas presas», que almacenan agua en periodos de lluvia abundante y evitan inundaciones. En concreto, destacó el valor estratégico de la presa de Melonares, construida entre 2003 y 2007, y que ha evitado restricciones drásticas en Sevilla durante las recientes sequías. «Habría que preguntarse qué hubiera pasado si no hubiera estado Melonares», subrayó Real, comparando esta situación con las «grandes restricciones» sufridas en la capital andaluza entre 1992 y 1994.

«Andalucía cuenta con planes destinados a generar nuevos recursos con una estrategia de aguas regeneradas»

Álvaro Real

Impulso de la digitalización

La mesa abordó además la relevancia de la digitalización. José Claramonte expuso que FACSA, al igual que otras empresas, está sumergida en la transformación digital mediante la gestión inteligente del parque de contadores, el big data o la inteligencia artificial, citando como ejemplo «la primera instalación pública de inyección de gas» realizada en España con el Consorci Besòs Tordera. Igualmente, destacó proyectos innovadores en hidrólisis e higienización en Sevilla y biogás en Alcoy.

En este mismo sentido, Pulido destacó la importancia del PERTE para la digitalización del ciclo del agua, impulsado por el Ministerio para la Transición Ecológica en colaboración con el sector del agua urbana. Aunque reconoció que «dedicar subvenciones a la digitalización no es lo que más falta hace», en referencia a «las infraestructuras», el experto subrayó que permite detectar ineficiencias y establecer prioridades.

En relación con el sector agrícola, Claramonte destacó el esfuerzo de modernización realizado, aunque afirmó que todavía existe un «margen de mejora». En este punto coincidió Pulido al señalar que «el enemigo es el cambio climático» y que las soluciones deben abordarse de manera conjunta. Citó el proyecto europeo «Life Triplet», desarrollado junto con la Universidad Politécnica de Cartagena y la Federación Nacional de Comunidades de Regantes, orientado a optimizar la fertirrigación agrícola mediante «gemelos digitales» y telecontrol adaptado a la agricultura.

Real también puso de relieve la necesidad «urgente» de un pacto nacional del agua. Señaló que, aunque ya existe un Plan Hidrológico Nacional desde 2001, revisado en 2005, es indispensable alcanzar un acuerdo nacional que permita priorizar actuaciones concretas y establecer «criterios científicos y técnicos uniformes» para garantizar el buen estado de las masas de agua.

Entre los proyectos más ambiciosos de FACSA, Claramonte mencionó la remodelación integral de la EDAR de Maqua (Avilés) y la EDAR de Villa de Pérez (Asturias). La primera, afectada por altos niveles de salinidad, será optimizada para el aprovechamiento de biogás. La segunda, servirá para proveer de agua de calidad no solo al sector agrícola, sino también al industrial.

Los tres ponentes coincidieron en que el agua es un asunto que ya no puede esperar. El cambio climático, las exigencias europeas y la creciente presión sobre los recursos requieren inversión, gobernanza, digitalización y, sobre todo, visión a largo plazo.