23J

ERC y Junts caen pero Puigdemont podrá bloquear la investidura

El independentismo pierde hasta 9 escaños pero es clave. La CUP desaparece

Revolcón electoral para el independentismo, el segundo tras las elecciones municipales de mayo, pese a que Carles Puigdemont podría consumar el bloqueo y negar una hipotética investidura de Pedro Sánchez con sus escaños (7), ahora decisivos en el Congreso. «No hemos venido a garantizar la estabilidad de España», ha advertido su candidata, Míriam Nogueras, decidida a mantenerse en el «no» a los socialistas, tal y como hicieron hace cuatro años. «No nos temblará el pulso», han avisado los posconvergentes.

Esquerra, por su parte, ha sufrido un fuerte golpe en las urnas y ha perdido casi la mitad de su representación en el Congreso al pasar de 13 escaños en 2019 a los 7 actuales. Un severo correctivo que se suma al retroceso de Junts –se queda con 7, uno menos que hace cuatro años– y a la desaparición de la CUP en la Cámara Baja, aunque la endiablada aritmética parlamentaria convierte al independentismo en decisivo en el Congreso.

Todo después de que las dos fuerzas sumaran en estos comicios generales apenas 14 diputados de los 48 totales, 9 menos que hace cuatro años. Eso sí, tanto ERC como especialmente el partido de Puigdemont, que se ha pasado toda la campaña negando una investidura socialista, mantienen la llave y son todavía más decisivos. Si hace cuatro años ERC se abstuvo tras negociar con el PSOE y Junts se mantuvo en el «no», ahora los republicanos deberían votar a favor, y los posconvergentes abstenerse en una hipotética investidura del candidato socialista. Una combinación diabólica que deja a Pedro Sánchez en manos de Carles Puigdemont –quien acaba de perder su inmunidad en Bruselas– y de Oriol Junqueras de nuevo.

Además, también hay que tener en cuenta el mal resultado del independentismo en las urnas, leído como un golpe de su electorado hacia la estrategia negociadora con el PSOE. En el cómputo global, ERC y Junts quedaron por detrás del PSC de Salvador Illa y Meritxell Batet –con una importante victoria con 19 diputados– y también de Sumar, otra de las sorpresas de la noche después de haber cimentado este 23J desde Cataluña.

El desplome del partido de Oriol Junqueras y Pere Aragonès aún es más relevante si se tiene en cuenta el cómputo global de papeletas: los republicanos se han dejado por el camino la mitad de los votos logrados en 2019 –874.000– y apenas han logrado rebasar el umbral de los 460.000 este 23J. Los posconvergentes, por su parte, han perdido algo más de 100.000 votos. Una caída menor que la de ERC en Cataluña, aunque decisiva para redefinir la estrategia a partir de ahora en el Congreso.

Sea como fuere, lo cierto es que la negociación transcurrirá con el independentismo en plena crisis y en medio del entramado judicial de Carles Puigdemont. Sobre las condiciones y el precio a poner, el presidente catalán Pere Aragonès avisó en un acto de campaña de esta pasada semana que si depende de ERC, «no habrá un Gobierno de PP y Vox», y fijó el coste de los republicanos para investir a Pedro Sánchez: poner fin al déficit fiscal, el traspaso de Cercanías y continuar la negociación con Cataluña a través de la mesa de diálogo, la apuesta estratégica de ERC en la pasada legislatura.

Exigencias a las que hay que sumar ahora el elevado precio que pide Puigdemont para investir a Sánchez: Junts exige el traspaso de competencias para que Cataluña pueda organizar un referéndum de independencia, una condición clara y diáfana que los posconvergentes han ido repitiendo a lo largo de la campaña. Su estrategia beligerante y de confrontación ha sido una constante estos días en contraposición con ERC, mucho más dispuesta a negociar con el PSOE.

De momento y para presionar, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) ya ha convocado una concentración para este lunes a las 20.00 en la plaza Sant Jaume de Barcelona, ante la Generalitat, bajo el lema «¡Basta de engaños! ¡Independencia ahora!».