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Eduardo Dato, asesinado el 8 de marzo de 1920, es uno de los casos más sonados de lo que se conoce como Maldición del Presidente

Eduardo Dato, el presidente al que no quiere recordar el PSOE

Hoy se cumple un siglo del día en que tres pistoleros anarquistas se acercaron al coche del político y lo ametrallaron hasta terminar con su vida

En 1920, por tercera vez, Eduardo Dato volvía a hacerse cargo de la presidencia del Gobierno en unos momentos de crisis como consecuencia del final de la Primera Guerra Mundial. Cataluña, Barcelona, la «Rosa de Fuego», vivía conmocionada por la violencia con que los anarquistas de la CNT dilucidaban a tiros sus problemas con los llamados sindicatos libres de la patronal. La alta burguesía catalana exigió a Dato que tomase medidas, la llegada de un hombre fuerte a las Ramblas que terminase con el pistolerismo anarquista.

Dato nombró capitán general de Cataluña al inflexible y eficiente general Martínez Anido. En venganza por las durísimas medidas de Anido la CNT asesinó el 8 de marzo de 1921 a Dato. Tres pistoleros anarquistas catalanes ametrallaron su coche en la Puerta de Alcalá cuando volvía a su casa de la calle Lagasca. Una motocicleta potente, una Guzzi con sidecar, se situó en un lateral del coche de Dato. Los anarquistas acribillaron el vehículo para luego huir a toda velocidad por Serrano. Se recogieron 18 casquillos. Un médico que estaba en las proximidades intentó salvarlo sin éxito.

Eduardo Dato sería el quinto presidente del gobierno asesinado en la historia contemporánea de España: el general Prim cayó muerto en las Navidades de 1870 por una conjura relativa al futuro del trono de España; Cánovas del Castillo, el 8 de agosto de 1897 en un balneario de Guipúzcoa a manos del anarquista italiano Michele Angiolillo instigado por los independentistas cubanos; José Canalejas falleció tras recibir un tiro en la espalda de una pistola automática Browning disparada por el anarquista Manuel Pardiñas cuando veía el escaparate de la librería San Martín en plena Puerta del Sol. Este último mandatario se dirigía a su domicilio, en una época en la que los jefes de gobierno volvían andando a su casa discretamente y sin escolta, un 13 de noviembre de 1912. El asesino, al ver que la gente se arremolinaba a su alrededor, trató de huir sin conseguirlo y, para no ser detenido, se suicidó. Los siguientes en la lista serían Dato y el almirante Carrero Blanco. Carrero murió fruto de una enorme explosión que destruyó el coche en el que viajaba, pero esta vez no a manos de anarquistas como sus tres antecesores ,sino de los terroristas de ETA.

Asimismo, dos presidentes de gobierno españoles se libraron de la muerte de milagro. Maura sufrió dos atentados fallidos en un breve lapso de tiempo; se libró en Barcelona cuando otro anarquista lo intentó apuñalar, para nuevamente conseguirlo de los disparos de un nuevo anarquista que solo logró herirle en una pierna. Y Aznar, el 19 de abril de 1995, se escapó de un brutal atentado de ETA con bomba lapa gracias al coche blindado en el que viajaba.

Dato se afilió al Partido Conservador que lideraba Cánovas en 1884, aunque dos veces se apartó de él al inclinarse hacia posturas aún más conservadoras: en 1885 se sumó a la disidencia de Romero Robledo que se oponía a que Cánovas cediese a Sagasta la presidencia del Gobierno dentro del llamado «turno pacífico». Volvió a separarse de Cánovas en 1892 al negarse éste a procesar al entonces alcalde de Madrid, Alberto Bosch, por irregularidades en su gestión, lo que motivó que Silvela, Fernández Villaverde y Dato rompiesen con su partido.

Ocasión perdida

El asesinato de Cánovas y la derrota de 1898 ante Estados Unidos –que supuso la pérdida de España de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas– llevó a que Silvela y Dato formasen un gobierno llamado regeneracionista (1899-1900) en el que Dato, desde Gobernación, intentó lanzar una nueva política social mediante las Leyes de Accidentes de Trabajo y otras que regulaban el trabajo de mujeres y niños en la fábricas. Estas leyes lo enfrentaron con los empresarios catalanes al tiempo que lograba el apoyo de los trabajadores de la UGT y de la CNT. Siendo ministro de Gracia y Justicia en el segundo gobierno de Silvela (1902-1904), Dato dio la ley de Descanso Dominical, que no llegó a entrar en vigor al producirse un cambio de gobierno en favor de los liberales.

Con el paso de Maura del partido liberal al conservador se produjo un cambio importante que llevó al poder a estos en el llamado gobierno largo de Antonio Maura (1907-1909) en el que Dato fue elegido presidente de las Cortes, pero el desastre militar del Barranco del Lobo en Melilla y la Semana Trágica provocaron que Alfonso XIII retirase su confianza a Maura en favor de Canalejas. Dato accedió a la presidencia del Gobierno durante la Primera Guerra Mundial (1913-1915), momento en que el partido conservador se había dividido entre los mauristas y los partidarios de Dato y Sánchez Guerra.

La neutralidad española en esa contienda hizo que la nación viviese una coyuntura económica muy favorable. En 1917, Dato volvió, brevemente, al poder teniendo que enfrentarse al nacimiento de las Juntas de Defensa, al comienzo del regionalismo catalán liderado por Cambó y a la huelga revolucionaria de agosto promovida por republicanos y socialistas que esperaban lograr los mismos éxitos que la revolución bolchevique de Lenin estaba obteniendo en Rusia.

En 1918, en el Gobierno llamado «Nacional», que pretendía restablecer la colaboración entre los partidos dinásticos (monárquicos constitucionales), Dato se hizo cargo de la cartera de Estado (Asuntos Exteriores) para luego acceder a la presidencia del gobierno el 5 de mayo de 1920 hasta su asesinato. En el siglo XX, hasta los años finales del tardofranquismo todos los atentados cometidos contra presidentes del gobierno fueron llevados a cabo por anarquistas, el movimiento político de izquierdas más virulento y popular en España hasta la Guerra Civil. Durante la misma los anarquistas fueron casi aniquilados por los comunistas y sus aliados socialistas con apoyo de la burguesía republicana e independentista catalana. El testigo de los grandes atentados terroristas en España lo heredaría ETA hasta su reconversión en partidos de apariencia democrática como consecuencia de su cese de la lucha armada en octubre de 2011.

Niceto Alcalá Zamora, Azaña, Pablo Iglesias, Largo Caballero, Negrín, Indalecio Prieto, los generales Miajas y Rojo... presidentes de la república y del gobierno español, líderes relevantes de izquierdas o militares fieles al Frente Popular, todos murieron en sus camas. Vinculados a la Historia de España solo dos destacados políticos de extrema izquierda sufrieron atentados y fueron asesinados: Andrés Nin, líder trotskista del POUM que mataron los comunistas por orden expresa de Stalin durante la Guerra Civil española se supone que en junio de 1937; su cadáver no ha sido encontrado, y León Trotsky, asesinado en México por orden de Stalin por el comunista español Ramón Mercader el 21 de agosto de 1940. Mercader se convirtió en héroe de la Unión Soviética, fue poseedor de la Orden de Lenin, coronel de la NKVD / KGB y está enterrado en la antigua Unión Soviética.