Crítica de libros

Ferré se la juega

Ferré se la juega
Ferré se la juegalarazon

Con sus anteriores novelas, «Providence» (2009) y «Karnaval» (2012), Juan Francisco Ferré (Málaga, 1962) se ha erigido, vagamente adscrito a la inefable Generación Nocilla, en imbatible representante del antirrealismo, la narrativa paródica, el relato distópico, el mixtificado discurso de envoltura filosófica, la extravagante utopía y la hábil entelequia ficcional. Nada o poco que ver, por lo tanto, con cualquier aproximación mimética a la realidad. Dentro de estos espacios de figuración simbólica, inquietantes metáforas de la cotidianidad, se publica «El Rey del juego», novela ambientada, por así decir, en la España actual y centrada en un atrabiliario protagonista, Axel Bocanegra, escritor cuarentón de decadente trayectoria personal que se ve secuestrado por dos agentes de un misterioso servicio secreto, yendo a caer en manos de un científico loco y acabando en un abracadabrante ambiente de pesadilla.

Entre Pynchon y Brautigan se desarrolla esta alucinada ensoñación que tiene mucho de distorsionada bajada a los infiernos, de sórdido recorrido por oscuros despachos ministeriales, aliñado este desnortado trayecto por una comicidad erótico-festiva, situaciones de clara sátira política y un desbarrante argumento de deliberada conformación esperpéntica. Esta novela, de amplia libertad creativa, muta de relato de ciencia-ficción a historia detectivesca. La trepidante acción convergerá en una especie de atávica partida de videojuego donde todo es posible; se cruzan admirativas referencias cinéfilas, intencionadas alusiones al ya mítico 11 de septiembre de 2011, cabalísticas hipótesis conspirativas o no menos desquiciadas teorías intrahistóricas. Esta singular literatura requiere de un lector participativo, implicado protagonista también de una deslavazada y transgresora acción narrativa; cuando ésta se colapsa, leemos: «Demasiadas preguntas gratuitas para una sola inteligencia de respuesta demasiado retardada a una hora demasiado tardía». Laberínticas propuestas que deben ser asumidas como una divertida impostura.