Opinión
Hay que abrir el melón de la PAC
Es momento de debatir sobre si debe dejar de ser un conjunto de ayudas para sobrevivir o bien un mecanismo para revitalizar al sector y hacerlo competitivo
La agricultura desempeña un papel clave en la UE y, por ello, la Política Agrícola Común (PAC) se diseñó en los años 60 como eje de la integración europea, buscando la rentabilidad de los agricultores, cuyos ingresos son mucho más volátiles y un 40% inferiores a los de los trabajadores en otras industrias, además de garantizar la estabilidad del suministro alimentario, así como el desarrollo rural, evitando la despoblación junto a la protección del medio ambiente, promoviendo la agricultura sostenible y la gestión del agua. En esta línea, la UE es una fuente abundante e inagotable de subvenciones que podrían estar distorsionando la realidad de la economía.
Sólo en 2022, las subvenciones alcanzaron la cifra de 243.321 millones de euros, de las que las ayudas agrícolas son un factor fundamental mediante pagos directos, que es la parte más significativa, y que dependen de la cantidad de tierra cultivada y el historial de producción, junto a partidas para el desarrollo rural y la gestión sostenible de los recursos naturales. De todas ellas, las ayudas para el sector primario representan casi el 25% del total, unos 58.276 millones, de los que las cuatro principales economías acumulan 28.525 millones, casi la mitad.
Si en ellas hay 2,7 millones de explotaciones agrícolas que utilizan 80 millones de hectáreas, cada una debería recibir, en media, unos 356 euros por hectárea. Esta cifra es claramente insuficiente para cubrir los crecientes costes que tiene nuestro sector primario. Además, los acuerdos comerciales con terceros países, a los que se les rebaja las exigencias normativas y se les ayuda con subvenciones, fomenta la competencia desleal y lastra aún más a un sector que se encuentra en cuidados paliativos. Por ello, las movilizaciones del campo europeo invitan a reflexionar acerca de la efectividad de la PAC en el cumplimiento de sus objetivos, pues es posible que haya contribuido a mantener al sector sedado durante muchos años para afrontar los retos futuros. Es el momento de que abrir el melón de la PAC para debatir si debe dejar de ser un conjunto de ayudas para sobrevivir o bien un mecanismo para revitalizar al sector y hacerlo competitivo.
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