Política

Caso Campeón

Muere el empresario Jorge Dorribo, condenado en el caso Campeón

El fundador de los Laboratorios Nupel ha fallecido de manera repentina, y a los 54 años, en Barcelona

El empresario gallego Jorge Dorribo / Foto: Efe
El empresario gallego Jorge Dorribo / Foto: Efelarazon

El fundador de los Laboratorios Nupel fue condenado a cuatro años y cinco meses de prisión y al abono de 6,2 millones de euros

El empresario Jorge Dorribo, fundador de los Laboratorios Nupel y principal encausado en la denominada operación Campeón, un mediático proceso judicial que se siguió por fraude de subvenciones públicas y tráfico de influencias, falleció ayer de manera repentina, y a los 54 años, en Barcelona.

Fuentes cercanas han informado a Efe de que el emprendedor lucense artífice de esa firma farmacéutica, en sus momentos gloriosos un gigante de la comercialización de medicamentos con sede en O Ceao (Lugo), se encontraba en Barcelona cuando le sobrevino la muerte, según parece a consecuencia de un fallo cardíaco.

En la mencionada causa judicial, Jorge Dorribo, padre de tres hijos, fue condenado a cuatro años y cinco meses de prisión y al abono de 6,2 millones de euros en concepto de multa por delitos contra la hacienda pública, fraude, falsedad, insolvencia contable y blanqueo de capitales.

La operación Campeón, que tomó su nombre de una de las palabras que Dorribo solía emplear en sus conversaciones, las cuales sirvieron de prueba documental en la vista oral, sacó a relucir una trama corrupta de ayudas que benefició a Laboratorios Nupel, al maniobrar para obtener dinero de manera irregular, hasta el punto de que incluso se hizo con un crédito del Banco Europeo de Inversiones.

La investigación fue dirigida por el Juzgado de Instrucción número 3 de Lugo. Dorribo no llegó a ir a la cárcel, al haber estado cuatro años en prisión preventiva y no tener antecedentes penales.

Este caso había llegado a salpicar incluso al en aquellas fechas ministro de Fomento, el socialista José Blanco, por la presunta comisión de tráfico de influencias precisamente por esos pinchazos telefónicos, pero finalmente no se apreció indicio alguno de tal práctica y el Tribunal Supremo archivó la causa en su contra.