Decía Camacho que las famosas remontadas del Real Madrid en el Bernabéu se producían porque antes, en el partido de ida, se había producido una debacle. Así ocurrió en Alemania, contra el Borussia Mönchengladbach, que ganó 4-0 al Real Madrid en la Copa de la UEFA. El Real Madrid ya había remontado la temporada anterior un 3-0 del Anderlecht, también en la UEFA que acabó ganando el conjunto blanco.

Y la mentalidad era que se podía volver a conseguir. Camacho iba convenciendo a los compañeros un día después de la derrota en Alemania, les ponía frenéticos, les quitaba las dudas, les hacía creyentes de lo imposible. El hincha madridista se iba contagiando y cuando llegaba la hora del partido, con el Bernabéu a rebosar, con gente colándose y con la zona de pie rebosando hasta casi explotar, no había otro camino que creer: “Cada miércoles europeo, un carnaval a destiempo, ruidoso y orgullosamente disfrazado de blanco, nos espera en nuestro feudo con una confianza casi irresponsable en nuestras posibilidades”, escribió Valdano, miembro de aquel equipo y responsable de que se denominara miedo escénico.

Era el Borussia, un equipo alemán, serio, imperturbable. Pero el Bernabéu empezó a temblar. Y en el minuto 20,. Valdano ya había marcado dos goles y ahora todos los escépticos habían abandonado las dudas. Eran partidos desordenados, físicamente agotadores pero emocionalmente interminables. “Pero un equipo es, sobre todo, un estado de ánimo, y el Real Madrid ha sabido cuajar un carácter tan peculiar y cimentado que ha terminado por convertirse en lana marca registrada que el público exige, obligando al jugador, y que se va perpetuando en el tiempo”, continuó escribiendo Valdano.

Eran los octavos de final de la Copa de la UEFA, se acercaba el invierno a la capital y en el Bernabéu se empezaba a construir la Quinta del Buitre, un grupo de muchachos jóvenes que marcarían una época y recogerían el testigo de los Juanitos o Santillanas.

Fue él quien marcó el tercero en el minuto 77, cuando algunos estaban empezando a pensar que era imposible, que el Real Madrid iba a morir en la orilla.

Con el tercero, ya era inevitable la remontada. Sacó Camacho de banda, remató Michel, rechazó el portero y Santillana, al suelo, a la desesperada, con la de lo imposible firmó la remontada que conduciría al Real Madrid, después de remontar en semifinales contra el Inter, a otra Copa de la UEFA. La imagen de Juanito dando saltos al ser sustituido forma ya parte de la leyenda del club blanco.