Atenas

La crisis da alas a los extremismos

Los sondeos prevén un fuerte castigo a los partidos tradicionales por los duros planes de recorte 

La crisis da alas a los extremismos
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«¿Por qué debería votar? ¿Debería votar por esos ladrones? ¡Por Dios! Votaré por un partido pequeño, no por los grandes. No por el PASOK, ahora no», se queja un ateniense. El abismo entre la sociedad griega y sus políticos ante las elecciones anticipadas del domingo es palpable. La cuna de la democracia llena las calles de publicidad electoral que sistemáticamente aparece rasgada y rota sin distinción de ideología.

Tras cuatro años de recesión que han dejado a uno de cada tres griegos bajo el umbral de la pobreza, los socialistas del PASOK y los conservadores de Nueva Democracia (ND), los dos grandes partidos que han dominado la vida política griega desde 1974, llegan muy tocados en su imagen ante los electores. Los sondeos prevén que el voto de protesta beneficiará a los pequeños partidos extremistas de izquierda y derecha, que podrían sumar hasta un 30%. La dispersión del voto, además, hace vislumbrar un atomizado e ingobernable Parlamento con hasta diez formaciones políticas.

«La pobreza está ahora muy extendida, por eso no se puede hacer una clasificación de la intención de voto con criterios de ingresos. Toda la gente está muy enfadada y de ahí sale la intención de voto a favor de partidos extremistas y la fragmentación del panorama político», explica a Efe Cristoforos Vernardakis, profesor de la Universidad de Salónica.

Obligados a gobernar juntos los últimos seis meses para poner en marcha la reformas que exigía la UE y el FMI para aprobar el segundo plan de rescate, socialistas y conservadores tratan de distanciarse de sus políticas en el cierre de campaña. Así, el líder del PASOK, Evangelos Venizelos, promete renegociar con Bruselas el acuerdo que él firmó como ministro de Finanzas para ampliar de dos a tres años el plazo para ahorrar 11.500 millones de euros, y que las medidas de austeridad acabarán en 2015. No mucho más realista, el líder conservador, Antonis Samaras, ofrece aumentar el gasto social y rebajar los impuestos.

Al calor de la crisis y la desesperación de los griegos, los inmigrantes se ha convertido en el chivo expiatorio. El grupo neonazi Amanecer Dorado, al que las encuestas conceden entre un 3,9% y un 5,7%, reclama expulsar a los inmigrantes extranjeros. Según su candidato, Giorgos Germenis, «las fábricas griegas deben resurgir, tienen que volver a echar humo por sus chimeneas, y, por supuesto, los inmigrantes ilegales deben irse. Si todos se van, dejarán libres tres millones de puestos de trabajo para los griegos».

Lo cierto es que, como denuncia en declaraciones a LA RAZÓN la periodista Corina Vasilipoulos, «el propio Gobierno trata de ganar votos con el complejo problema de la inmigración y ha abierto un centro de detención de irregulares una semana antes de las elecciones».

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) no oculta su preocupación por el crecimiento de la xenofobia en un país que como frontera exterior de la UE recibe a miles de inmigrantes cada año. «Esta retórica que estigmatiza a gente vulnerable beneficia sólo a corto plazo a aquellos que propagan el miedo, pero es muy peligrosa a largo plazo para la sociedad en su conjunto», advierte su portavoz en Atenas, Ketty Kehagioglou.

 

El rescate centra la campaña
Las draconianas condiciones a las que se ha comprometido Grecia para recibir los 130.000 millones del segundo rescate han centrado la campaña electoral. Rechazado por un 80% de los griegos, la mayoría de los pequeños partidos ha hecho campaña en contra de los recortes, que sólo respaldan conservadores y socialistas. De ahí que Bruselas confíe en que ambos partidos pacten otro Gobierno de coalición para garantizar que Atenas sigue el camino marcado por la «troika» (Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo).