Génova
El día después por Blanca Basiano
A estas alturas de la película, está más que demostrado que Mariano Rajoy no es de los que venda la piel del oso antes de cazarlo. Y eso que, después del debate y de los innumerables sondeos, se da más que por hecho quién será el próximo inquilino del Palacio de La Moncloa. Sobre todo si tu adversario asume su derrota en «prime time» ante los millones de españoles que podrían votarle. Pero Rajoy es de los que no se fían y prefiere mirar con recelo los mejores presagios.
Por eso ayer, con la resaca del combate verbal, en vez de regodearse en su victoria, se puso el mono de trabajo y volvió a subirse a la caravana electoral con su inseparable «Viri» de consejera.
Al grito de «presidente» le esperaban en Melilla donde un pletórico Imbroda no dudó en felicitarle con un «¡vaya baño que le pegaste!». Pero el líder de los populares, haciendo gala del refranero que tanto le gusta, no quiso hacer leña del árbol caído. Aunque eso sí, dejó claro que su contrincante «amenazó con todos los males del infierno».
Superada, con nota, la etapa del debate, hoy volverá a responder en un plató televisivo. Ésta vez para contestar a las preguntas que le formule la directora de los servicios informativos de Antena 3, Gloria Lomana.
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