Londres

Una mancha en el tartán por Lucas Haurie

La Razón
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José María Odriozola es el Fidel Castro del atletismo español, que gobierna con mano de hierro y manejos bananeros desde que Mariano Haro era cadete. El tirano reza para que la enésima resurrección de Marta Domínguez o un milagro de Ruth Beitia le faciliten una tabla de salvación en forma de medalla, pero ni siquiera ese (deseable) éxito parcial taparía el horror de su gestión. La delegación española de atletismo es una de las más numerosas en Londres y será, sin género alguno de dudas, la que mayor porcentaje de eliminados en primera ronda registre. Un dato para hacer reflexionar al presidente que es también seleccionador y hasta consejero «sentimental» de los atletas, a los que sugiere mudanzas hacia grupos de entrenamiento de su cuerda para incrementar sus opciones de integrar el equipo. El trío de sevillanos del 800, con el fabuloso Kevin López a la cabeza, podría contar historias espeluznantes al respecto. El vodevil de los 3.000 obstáculos masculinos no ha sido, ni con mucho, la más escabrosa de las crisis provocadas por quien en los años ochenta proclamaba su admiración por la metodología de la Alemania Oriental. Sobran los comentarios. Los resultados de comienzos de siglo, con el fastuoso botín del Europeo de Múnich, se interrumpieron abruptamente, a resultas de una discreta admonición de la IAAF. Y su voluntad de luchar contra el dopaje fue y es entre nula e inexistente. Todo el mundo le ha cogido la matrícula pero al CSD, bajo ninguno de los cuatro últimos presidentes del gobierno, no le ha dado la gana de ponerle el cascabel al gato. Es temido por lo que calla. Seguirá en el candelero en los Juegos de 2032.

Lucas Haurie