Sucesos

Secuestrada, violada y obligada a vivir en un ataúd 23 horas al día

Colleen Stan fue raptada cuando hacía autostop y fue torturada durante más de siete años

Colleen y Cameron, durante la visita a casa de los padres de ella. LLevaba tres años secuestrada y supo fingir que su captor era su novio y que eran felices
Colleen y Cameron, durante la visita a casa de los padres de ella. LLevaba tres años secuestrada y supo fingir que su captor era su novio y que eran felicesArchivoArchivo

Colleen Stan tenía 20 años y se había trasladado de una ciudad a otra haciendo autostop en numerosas ocasiones. Llegó el cumpleaños de su novio y decidió repetir para poder asistir a la fiesta. Pero ese día iba a ser diferente. Una pareja con su bebé se detuvo para llevarla. Eran Cameron y Janice Hooker, de 23 años. Nada podía hacerle sospechar que esa idílica familia convertiría su vida en un infierno durante 7 años. A pesar de ello y sin saber muy bien por qué, Colleen tenía un extraño sentimiento, un presentimiento que ella descartó porque parecía no tener sentido.

Recreación de la caja en la que tuvo que pasar 23 horas al día
Recreación de la caja en la que tuvo que pasar 23 horas al díaarchivoArchivo

Cuando tan sólo llevaban recorridos unos kilómetros, Colleen pidió que pararan el coche en una estación de servicio porque tenía que ir al baño. “Una voz me dijo que corriera y saltara por una ventana y nunca mirara atrás”, confesaría a la revista “People” años después. Pero, pensó que estaba exagerando y que las malas vibraciones que le daba Cameron no tenían sentido y regresó al coche.

Ahí comenzó todo. Cuando se sentó junto a ella había aparecido un curioso objeto, una caja de madera muy pesada con un agujero en uno de los lados. Media hora después, Cameron salió de la carretera principal y tomó un camino de tierra hacia algún lugar dónde nadie pudiera verles. en realidad Cameron llevaba años planeándolo. De hecho, le hizo firmar un contrato a su mujer que le permitiría hacerlo. Así que salieron de “caza” y llevaban todo lo necesario para llevar a cabo su macabro plan. Además, se trasladaron lejos de su casa para que nadie sospechara.

Imagen de la caja insonorizada para la cabeza que Cameron le puso a Colleen para que no se escucharan sus gritos tras secuestrarla
Imagen de la caja insonorizada para la cabeza que Cameron le puso a Colleen para que no se escucharan sus gritos tras secuestrarlaarchivoArchivo

Cuando se sintió lo suficientemente “invisible”, detuvo el coche, ató a Colleen, le puso el extraño artefacto en la cabeza, insonorizado por un carpintero para que no se escucharan sus gritos. El viaje continuó durante casi 500 kilómetros, distancia que separaba el lugar del secuestro de la casa de los Hooker, en Red Bluff, California.

Al llegar, Collen estaba aterrorizada, agotada de tanto llorar. Cameron la liberó de la caja y la colgó de las vigas del sótano con cadenas y con los ojos vendados. Esa fue la primera vez que la violó y la golpeó. Eras el inicio de una pesadilla que duró 7 años. Después de saciar su ansia de sexo y violencia “celebró” la captura teniendo sexo con su mujer en una mesa situada junto debajo de la secuestrada.

Una imagen de Colleen antes de ser secuestrada
Una imagen de Colleen antes de ser secuestradaArchivoArchivo

Colleen estaba aterrorizada. Sabía que Janice había visto cómo su marido le pagaba, abusaba de ella y no hacía nada. Estaba segura de que la iban a matar. Pero tenían otros planes para ella.

Construyeron una caja de madera de un metro por 1,80 y ataron a Colleen con unas cadenas. No podía recostarse, así que debía pasar la mayor parte del tiempo sentada. Cuando la familia se mudó a una caravana, Cameron construyó una caja similar a un ataúd y la colocó debajo de su cama.

Colleen pasaría encerrada 23 horas al día y sólo la dejaban salir para violarla o torturarla. Abusos sexuales, torturas de todo tipo... Fue electrocutada, estirada en un potro de tortura construido con sus propias manos por Cameron... Y le obligaron a firmar un contrato de esclavitud que si incumplía podría suponer su muerte y la de su propia familia.

Imagen reciente de Colleen
Imagen reciente de ColleenArchivoArchivo

La terrible experiencia de Colleen comenzó el 19 de mayo de 1977 y ha sido llevada a la gran pantalla en la película “The Girl In The Box”. En los últimos años de cautiverio apenas podía moverse y necesitaba una cuña para hacer sus necesidades. Ni siquiera la dejaron salir cuando Janice tuvo a su segunda hija en la cama que había sobre ella.

La única ayuda que recibía era el aire de un ventilador, que colocaban junto a un pequeño agujero de la caja en los días de calor extremo. La mataron de hambre y la privaron de agua y por la noche la sacaban para quemarla, electrocutarla, azotarla y violarla como si se tratara de un ritual.

Durante ese tiempo a Colleen le prohibieron hacer ruido y le hicieron creer que Cameron era parte de una organización secreta llamada “The Company”, que la “clavaría en una cruz” o le dispararía si intentaba escapar. “Su esposa me dijo que sería mejor que me pusiera una escopeta en la cabeza y me disparara antes de que intentara salir de la casa sin su permiso”, confesaría más tarde. Cameron añadió: “Si no haces lo que te digo, haré que la gente hagan daño a tu familia”.

Colleen cada vez era más sumisa y se vio obligada a firmar un contrato de esclavitud. Fue rebautizada como “K” y tenía que llamar “maestro” a Cameron y “señora” a Janice.

Pero la perversión de Cameron tenía límites insospechados. Al llevar tanto tiempo sin que nadie descubriera lo que estaba haciendo se sentía invencible y llegó a ir a con Colleen a visitar a sus padres. Ella les convenció de que se trataba de su novio y de que eran felices. La familia sospechaba que se había unido a una secta, pero decidieron respetar lo que les había dicho, les hicieron una foto y salieron a la calle a despedirles.

Poco a poco, con Colleen sometida y cada vez más obligaciones en la casa, Cameron decidió dar cada vez más espacio a su cautiva para cuidar a los niños o realizar tareas en el jardín. Ella tenía tanto miedo que no se atrevía a escaparse, algo que Cameron sabía. el nivel de control que tenía sobre las dos mujeres le hizo pensar que podría convertir a Colleen en su segunda esposa y liberarla del encierro. Ese fue su error. Janice nunca lo aceptó y decidió confesar a Colleen que “La Compañía” de la que tanto le habían hablado, no existía.

Con el paso del tiempo Janice se fue abriendo y confesó que ella también fue víctima de Cameron, que abusó de ella sexualmente y la maltrató desde los 15 años. Durante sus enfermizas sesiones de sexo él la azotaba, la colgaba de los árboles esposada e incluso le sumergía la cabeza en agua hasta el punto de casi ahogarla. Y si no cumplía con sus deseos, la golpeaba. Desesperada, firmó un contrato con su marido que le permitía secuestrar y encarcelar a una esclava sexual para dar rienda suelta a su sadismo. Y Colleen fue esa víctima.

A pesar de todo Colleen comenzó a tener Síndrome de Estocolmo y se enamoró de su captor. Pensaba que podría cambiar. Pero en agosto de 1984, Janice reunió las fuerzas suficientes para acabar con la pesadilla y salió de casa con sus dos hijas y con Colleen, a la que dejó en una estación de autobuses antes de huir.

La joven cautiva llamó a Cameron para decirle que lo abandonaba y él rompió a llorar. Después, escapó. Pasaron meses sin que denunciara el secuestro y los abusos a la policía. Durante ese tiempo, estuvo llamando a Cameron con la esperanza de que cambiara.

Curiosamente, la que llevó a Cameron ante la justicia fue Janice, le culpó del secuestro, tortura y asesinato de Marie Elizabeth Spannhake, una joven que desapareció en enero de 1976. Janice testificó contra su esposo a cambio de la inmunidad. Cameron fue condenado a 104 años de prisión.

Durante el juicio, Colleen dio muestras de sufrir síndrome de Estocolmo y narró cómo empezó a enamorarse de Cameron cuando él comenzó a dejarle celebrar sus cumpleaños e incluso cuando le regaló una biblia. También confesó que logró superar la terrible tortura gracias a una vía de escape que utilizaba en su cabeza. Contó que dividió su cabeza en compartimentos: Según le dijo a “People”: “Aprendí que podía ir a cualquier parte de mi mente. Simplemente dejaba de estar en la situación que estaba viviendo y me iba a otro lugar más agradable, en el que estaba rodeado de mis seres queridos. Un lugar que me hiciera feliz”.

Colleen tiene ahora 62 años y estudió contabilidad para poder salir adelante. Sin embargo, su terrible pasado le ha impedido volver a mantener una relación estable y duradera y ha fracasado en varios matrimonios: “Tu vida está en el limbo cuando estás en cautiverio”, dijo. “Una vez que recuperas esa libertad y tienes esa opción de nuevo, es como si las puertas se abrieran… Y simplemente corres por ella”.