Armamento
Así son los drones “kamikazes” que Rusia usa contra Ucrania y que fabrica Kalashnikov
Tienen 30 minutos de autonomía y son capaces de sobrevolar una zona hasta detectar su objetivo y lanzarse verticalmente contra él, especialmente carros de combate
Estados Unidos anunciaba la pasada semana que enviaría drones “kamikazes” a Ucrania para ayudar a repeler la invasión rusa del país. Se trata de los drones Switchblade, diseñados por AeroVironmentv, cuya composición les permite ser transportados fácilmente. Fueron elegidos por su facilidad de uso. Una de las ventajas que presentan los Switchblades es que el ataque que lancen se puede abortar segundos antes de que se alcance el objetivo, a diferencia de otros modelos.
Sin embargo, no serán los ucranianos los primeros en utilizar este tipo de tecnología en el espacio aéreo del país, ya que las tropas rusas están empleado desde el inicio de la invasión su propio dron kamikaze, el denominado Zala KYB, que ya viene utilizando en Siria desde 2015 aunque en una versión anterior.
Estas pequeñas aeronaves, también denominada munición merodeadora, fueron desarrolladas por Zala Aero (parte del grupo de empresas Kalashnikov) y superó con éxito las pruebas a que fue sometido por las autoridades rusas en noviembre de 2021. Se anunció entonces que podría empezar a incorporarse a los arsenales rusos este mismo año, como parece quedar confirmado con las imágenes de los restos de algunos de ellos sobre suelo ucraniano.
Este UAV tiene una alta precisión, se puede lanzar de forma encubierta, es prácticamente silencioso y fácil de operar. Tiene una autonomía de vuelo de 30 minutos y alcanza una velocidad de 130 km/h. El proyectil es lanzado al objetivo sin importar el terreno o si el objetivo está oculto o no, tanto en posiciones altas como bajas.
El Kub-BLA es, según el fabricante, un arma polivalente y se puede usar como parte de un enjambre de drones. Su carga útil máxima es de 3 kilos. Una vez lanzado, pues sobrevolar la zona de ataque hasta detectar un objetivo y luego atacarlo desde arriba siguiendo una trayectoria vertical, lo que le permite, por ejemplo, atacar la torreta de los carros blindados, perforándola gracias a que tiene una protección de armadura mínima en la parte superior.
Sergey Chemezov, jefe de la compañía de armas rusa Rostec, explicaba en su momento que se trata de un arma “increíblemente difícil de combatir con los sistemas tradicionales de defensa aérea. El explosivo se puede lanzar al objetivo independientemente de lo bien escondido que esté”.
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