Siria

Leales al régimen de Asad alimentan la insurgencia contra Al Sharaa desde Rusia

Antiguos miembros del círculo del depuesto dictador estarían reuniendo hombres para una eventual revuelta contra Damasco en los antiguos feudos de la minoría alauí

A girl holds a Syrian flag during celebrations of the first anniversary of the ousting of the Bashar Assad regime in Damascus, Syria, early Saturday, Dec. 6, 2025. (AP Photo/Ghaith Alsayed)
Una niña sostiene una bandera siria en Damasco durante el primer aniversario de la caída de Bachar al AsadASSOCIATED PRESSAgencia AP

A punto de cumplirse un año del derrumbe definitivo de la dictadura de Bachar al Assad y la llegada a Damasco, tras una fulgurante operación militar, de los yihadistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS) comandados por Ahmed al Sharaa, sectores leales al viejo régimen conspiran para revertir la situación fomentando la insurgencia en el interior de Siria.

Según una investigación revelada por la agencia Reuters y de la que se han hecho eco los medios de la región, círculos cercanos al antiguo presidente -entre ellos, su hermano Maher, figura clave del régimen caído- estarían financiando desde Rusia -la ciudad de Moscú acoge desde diciembre del año pasado a Bachar y su familia- milicias leales -decenas de miles de potenciales combatientes- para azuzar la insurgencia contra Damasco desde el oeste del país.

En concreto, dos de los hombres más cercanos a Bachar al Assad, el general Kamal Hassan -antiguo jefe de la inteligencia del régimen- y el multimillonario Rami Makhlouf estarían compitiendo en la formación de milicias en el litoral sirio, feudo de la minoría alauí -que constituye en torno al 10% de la población y de la que eran miembros la gran mayoría de altos cargos del régimen depuesto. Según la misma investigación, Hassan y Makhlouf tratan de reunir un ejército formado por más de 50.000 hombres para que se alcen en armas contra las fuerzas del nuevo gobierno.

No en vano, Maher, hermano de Bachar al Asad, también residente en la capital rusa, sigue controlando desde el exilio a miles de antiguos soldados del régimen, pero no se habría decidido aún por dar órdenes y apoyar financieramente una eventual revuelta contra Damasco.

Según la misma investigación de Reuters, uno de los objetivos de Hassan y Makhlouf sería hacerse con el control de una red formada por 14 salas de mando construidas a lo largo de la costa Siria en los últimos años del régimen de Asad, así como de depósitos secretos de armas. Las nuevas autoridades sirias confirman la existencia de las citadas salas secretas.

Aunque en control del eje urbano y productivo del país -donde se encuentran las ciudades de Damasco, Homs, Hama y Alepo-, las fuerzas de las autoridades sirias constituidas hace un año ya tuvieron que enfrentarse con un episodio de insurgencia protagonizado por milicias leales al régimen de Assad en las provincias costeras en febrero pasado. Una vez sofocada la revuelta, las fuerzas y elementos individuales afines a Damasco se cebaron en el castigo contra la población civil de la mayoritaria comunidad alauí acabando con la vida de un millar de personas. Una comisión de investigación de Naciones Unidas determinó en agosto que la violencia contra -fundamentalmente los alauíes- fue sistemática y generalizada desde el mismo inicio del año.

Según desvela el mismo trabajo de investigación que en las últimas horas difunden los medios regionales, tanto el general Kamal Hassan como el magnate caído en desgracia Rami Makhlouf conspiran a través de mensajes en las redes de mensajería instantánea por un regreso triunfal al poder desde su bastión alauí del litoral mediterráneo sirio. Más allá de la retórica, como mínimo creen llegado el momento de desgajar las provincias costeras del poder de Damasco. La investigación sitúa a una red de subordinados trabajando desde Líbano, Rusia y los Emiratos Árabes Unidos.

Por su parte, las actuales autoridades sirias -conscientes de los movimientos de ciertos nombres del viejo régimen desde el exterior- tratan de neutralizar a las fuerzas leales al régimen de Assad en los bastiones alauíes con la ayuda de líderes paramilitares -como es el caso de Khaled al-Ahmad, antiguo amigo de la infancia de Bachar- que acabaron desertando del antiguo ejército baazista durante la guerra.

Entretanto, y tras haber dejado caer a su antiguo aliado hace un año, la Rusia de Putin -volcada de lleno en la guerra en Ucrania y aparentemente ajena a las conspiraciones- trata de salvaguardar sus intereses en el país. Su estrecha alianza con el régimen de Assad en el pasado no ha impedido que las autoridades rusas hayan negociado en los últimos meses con el gobierno de Ahmed al Sharaa la permanencia futura de sus tropas en las bases militares de Latakia y Tartús. Con todo, el apoyo de Estados Unidos y de las grandes potencias regionales -Turquía, Arabia Saudí y Emiratos- al nuevo presidente convierte en remotas las posibilidades de triunfo de una insurgencia.