Oslo
La ONG japonesa por la abolición de las armas nucleares Nihon Hidankyo, premio Nobel de la Paz 2024
Se han presentado un total de 286 candidatos al galardón
El Premio Nobel de la Paz 2024 fue otorgado este viernes a Nihon Hidankyo, una organización japonesa formada por supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Este galardón se presenta en un momento crítico, cuando el temor al uso de armas nucleares resuena en el contexto de los conflictos globales actuales. Este grupo, conocido como “hibakusha”, han luchado incansablemente por visibilizar las terribles consecuencias humanitarias de estas armas, jugando un papel esencial en el establecimiento de un tabú internacional que busca prevenir su uso.
A raíz de la devastadora presión de las explosiones, el calor radiante y la radiación ionizante de las dos bombas atómicas, se estima que 140.000 personas en Hiroshima y 73.000 en Nagasaki perdieron la vida de manera inmediata o en los cinco meses posteriores a los bombardeos. De los que lograron sobrevivir, aproximadamente 270.000 se convirtieron en “hibakusha”, enfrentando no solo las graves secuelas físicas de la tragedia, sino también el estigma y el sufrimiento emocional que perduran hasta hoy.
Este galardón, considerado como uno de los más prestigiosos del mundo, ha reconocido a este grupo en un momento crítico, ya que la mayoría de los supervivientes de los atentados atómicos tienen 80 años o fallecen mensualmente. El reconocimiento, como un grito por la paz, llega en un contexto de creciente preocupación global ante las amenazas de Rusia de utilizar su arsenal nuclear en el marco de la guerra en Ucrania, así como por los programas nucleares de Irán y Corea del Norte.
«Los Hibakusha nos ayudan a describir lo inenarrable, a pensar lo impensable y a comprender de algún modo el incomprensible dolor y sufrimiento que causan las armas nucleares», declaró Jorgen Watne Frydnes, presidente del Comité Noruego del Nobel. Y es que, las complicaciones físicas enfrentadas por los que resistieron también dieron lugar a una serie de consecuencias sociales negativas. Muchos jóvenes hibakusha, que sufrieron de lesiones y enfermedades residuales, enfrentaron discriminación en el ámbito laboral y en el matrimonio. Las mujeres hibakusha, en particular, eran frecuentemente rechazadas como candidatas para el matrimonio, ya sea por las desfiguraciones estéticas causadas por las quemaduras o por sospechas sobre los efectos hereditarios de la radiación.
Con todo, el destino de los testigos de los horrores de Hiroshima y Nagasaki fue silenciado y desatendido durante un prolongado período. En 1956, las asociaciones locales de Hibakusha, junto con las víctimas de las pruebas nucleares en el Pacífico, fundaron la Confederación Japonesa de Organizaciones de Afectados por las Bombas A y H. Conocida como Nihon Hidankyo, esta entidad se convirtió en la más grande e influyente de su tipo en Japón, abogando por los derechos y el reconocimiento de los resilientes y trabajando activamente en la promoción de la paz y el desarme nuclear.
“En respuesta a los ataques con bombas atómicas de agosto de 1945, surgió este movimiento mundial cuyos miembros han trabajado incansablemente para concienciar sobre las catastróficas consecuencias humanitarias del uso de este tipo de armamento», declaró el Comité Noruego del Nobel en su anuncio. “Poco a poco, se fue desarrollando una poderosa norma internacional que estigmatiza el despliegue de armas atómicas como moralmente inaceptable, conocida como tabú nuclear”, explicó Jorgen Watne Frydnes, presidente del Comité Noruego del Nobel.
La organización noruega afirmó que el testimonio de los Hibakusha es único y que su perspectiva ayuda a “generar y consolidar una oposición mundial generalizada a este tipo de armas, recurriendo a historias personales, creando campañas educativas basadas en su propia experiencia y lanzando advertencias urgentes contra su proliferación y su uso”. Sin embargo, el comité advirtió de que las potencias nucleares mundiales están “modernizando y mejorando sus arsenales, al tiempo que aparecen nuevos países dispuestos a dotarse de ellas”.
Expertos advierten que las armas nucleares actuales poseen un poder destructivo significativamente mayor, capaces de acabar con la vida de millones de personas y provocar un impacto catastrófico en el clima global. "Una guerra nuclear podría llevar a la destrucción de nuestra civilización", enfatizan, subrayando la urgente necesidad de abordar el desarme nuclear y promover la paz en un contexto internacional cada vez más inestable.
La distinción del año pasado fue otorgada a la activista iraní encarcelada Narges Mohammadi por su defensa de los derechos de las mujeres, la democracia y su oposición a la pena de muerte. La institución destacó que el galardón representaba un reconocimiento a "los cientos de miles de personas" que se han manifestado en contra de "las políticas de discriminación y opresión del régimen teocrático de Irán que afectan a las mujeres".
Mientras la comunidad Nobel reflexiona sobre la relevancia del premio, muchos anticiparon que el comité reconocería a organizaciones que promueven la estabilidad global. Entre los candidatos figuraban la Corte Internacional de Justicia (CIJ), la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) y el secretario general de la ONU, António Guterres, todos ellos destacados por su papel en la creciente tensión mundial, especialmente en Ucrania y Gaza.
Los premios Nobel están dotados con 11 millones de coronas suecas, equivalentes a aproximadamente 1 millón de dólares. A diferencia de los demás galardones, que son seleccionados y anunciados en Estocolmo, el fundador Alfred Nobel estableció que el de la Paz sea decidido y otorgado en Oslo por el Comité Noruego, compuesto por cinco miembros.
Con todo, la temporada Nobel concluirá el próximo lunes con el anuncio del ganador del Premio de Economía, formalmente denominado Premio Banco de Suecia de Ciencias Económicas en Memoria de su fundador.
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