Sevilla
«Palo Santo», entre la corneta y la guitarra
Daniel Casares se une a la Sinfónica de Triana y la Banda de Cornetas y Tambores de las Tres Caídas para poner música a la vida de Jesucristo
Daniel Casares se une a la Sinfónica de Triana y la Banda de Cornetas y Tambores de las Tres Caídas para poner música a la vida de Jesucristo
El misterio evolutivo que encierran las falanges de las manos encuentra una respuesta inmediata en las cuerdas de una guitarra flamenca. Decía Borges que «la amistad no necesita frecuencia; el amor, sí». Por eso mismo, Francisco Sánchez Gómez, Paco de Lucía para la leyenda, defendía que «la guitarra es una hija de puta». Una dulce condena. «Los dos días más importantes de tu vida son el día en que naces y el día en que descubres por qué» (Mark Twain). El germen de «Palo Santo» radica «hace un par de años», en la mente de Daniel Casares. Entonces, un bar de Triana fue testigo de su encuentro con Julio Vera, «el Paco de Lucía de la corneta, porque revolucionó ese sonido», le define. El director de la Banda de Cornetas y Tambores de las Tres Caídas le presentó a Manuel Alejandro González, de la Orquesta Sinfónica de Triana. De esa mezcla de seres y estares, surge el espectáculo que se estrena este lunes de pasión, 3 de abril, a las 21:00 en el Maestranza, «un momento perfecto». Miguel Ángel Márquez, de Antílopez, se ocupa de las letras. Rocío Márquez acompañará al cante. La Lupe, al baile. Una obra coral, preludio de Semana Santa.
Su compañero Dani Bonilla siempre le dice: «Compadre, qué sangre más gorda tienes». Daniel Casares es el guitarrista que Obama reclamó en su visita –después frustrada– a Sevilla. La preparación y el interés hace que citas de este tipo o una plaza como el Teatro de la Maestranza «impongan, pero menos». Bien pensado, igual es más difícil Sevilla, «con un público entendido» que el ex presidente de los Estados Unidos. «La garantía que tengo es que voy con músicos de máximo nivel, estoy rodeado de grandísimos músicos», señala a LA RAZÓN. Casares ha cumplido ya sus bodas de plata en la música, acompañando en sus inicios al cantaor Juanito Valderrama y siendo premiado por la crítica neoyorquina como músico revelación en 2004. Entre los artistas con los que ha colaborado se encuentran Miguel Poveda, Pasión Vega, Dulce Pontes, Antonio Orozco, José Mercé o Alejandro Sanz, editor de su quinto álbum «Ladrón del Agua». Con «Picassares», entre otros trabajos, participa en los principales festivales internacionales.
«Palo Santo» retrata los pasajes «más humanos» de la vida de Jesús, un espectáculo flamenco alejado de cualquier «apología religiosa» y que surge de «la admiración por su figura, por lo que consigue». «Seguimos su historia 2.000 años después», recalca. El nacimiento, la relación con la Magdalena son algunos de los pasajes que recrea «Palo Santo». En una original propuesta, que cuenta con la colaboración de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales de la Junta de Andalucía, el artista malagueño ofrece a través de las composiciones de su guitarra, su personal interpretación de pasajes de la vida de Jesús, desde su nacimiento e infancia hasta el juicio o la resurrección, entre otros episodios, pero no como un relato de los hechos sino como una aproximación a los sentimientos universales compartidos por todos los seres humanos. Un retrato flamenco de la parte «más antropológica» del Dios, junto a la Banda de las Tres Caídas –que «son muy flamencos tocando», recalca Casares– y la Orquesta Sinfónica de Triana.
Casares se adentra en nuevas formas y la banda también tiene la oportunidad «de sonar de otra manera, con músicos flamencos», acoplándose a la guitarra. Abre el espectáculo la corneta –que pudiera parecer muy estridente pero «es un instrumento muy sutil»– por bulerías. «Una vuelca de tuerca a todo», persiguiendo el acorde perfecto igual que un antropólogo busca la última comida del hombre de los hielos. «Palo Santo» utiliza, además, la madera como concepto paralelo entre la cruz y la guitarra, elemento a través del que Casares indaga en el sufrimiento y las injusticias que muchos hombres y mujeres han sufrido en nombre de las religiones. La pulcritud y la solemnidad de la Orquesta Sinfónica de Triana, dirigida por Manuel Alejandro González «Quini», encargado también de la orquestación de las composiciones, y las desgarradoras marchas procesionales de la Banda de Cornetas y Tambores de las Tres Caídas, con la dirección de Julio Vera, servirán de altavoz a la sensible y trascendental sonanta de Casares, prodigio de la guitarra flamenca y ganador con 16 años del prestigioso Bordón Minero del Festival de Las Minas de la Unión. Y que, además, cuenta con las letras de Miguel Ángel Márquez, integrante del dúo onubense «Antílopez», en la búsqueda de una catarata de sonidos, hacia el Punto Nemo, el lugar más alejado de tierra firme, entre la corneta y la guitarra.
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