Vivienda
Municipios de Madrid que la covid salva de la despoblación
En solo un año, 69 de los 79 municipios de menos de 2.500 habitantes de la Comunidad han aumentado su población. Más de 5.000 madrileños han cambiado de residencia
Hay un antes y un después del covid en la mentalidad de los madrileños respecto al tipo de vivienda que desean para vivir. Durante el último año, un total de 69 de los 78 municipios de la Comunidad de menos de 2.500 habitantes han incrementado su población en cerca de un centenar de nuevos residentes de media. Es más, se calcula que al menos 5.200 madrileños han cambiado su lugar habitual de residencia en núcleos urbanos por enclaves rurales, según los datos de la Consejería de Vivienda y Administración Local.
«Muchas familias han decidido instalarse en entornos rurales, en municipios que estaban en situación de despoblación buscando esa proximidad a la naturaleza. La experiencia del confinamiento fue muy dura para muchos madrileños y nos ha cambiado la forma de ver la vida», asegura a LA RAZÓN el consejero de Vivienda, David Pérez.
En muchos casos, esa huida de la ciudad al campo ha servido a algunos municipios para escapar del fantasma de la despoblación y ahora contemplan el futuro de su pueblo con mayor optimismo.
«Una treintena de alcaldes me han confirmado aumentos superiores al 10 o 15 por ciento de sus empadronamientos por la covid-19», añade Pérez.
Ellos mismos lo confirman, como Lucila Toledo, alcaldesa de Villar del Olmo, una localidad a 40 kilómetros del corazón de Madrid que hasta poco, antes de que estallara la pandemia, contaba con una población de 2.000 habitantes y que el virus a animado a trasladarse a esta localidad a un centenar más de personas. «Hay vecinos que tenían en el municipio su residencia de verano y ahora la han convertido en habitual. Las llegadas las empezamos a ver, sobre todo, con el primer confinamiento y, desde entonces, se han instalado aquí porque muchos pueden teletrabajar».
La alcaldesa asegura que Villar del Olmo es una localidad muy cómoda para vivir porque se encuentra a 50 kilómetros de la Puerta del Sol y está muy bien comunicada. Los nuevos vecinos se han instalado en el centro de la localidad, pero también en la urbanización Eurovillas, concretamente familias jóvenes con hijos.
Otras localidades de la región que no estaban afectadas por la despoblación han visto crecer el número de habitantes. Es el caso de Miraflores de la Sierra, un municipio de segundas viviendas y de turismo de fin de semana donde muchos de los vecinos se han lanzado a hacer obras de mejora en aquellas casas que utilizaban en verano y en las que ni siquiera estaba instalada la calefacción y ahora la covid les ha convertido en residentes estables. También se han cambiado ventanas y se han hecho otras obras para hacer más confortables las viviendas, según reconoce el alcalde, Luis Guadix.
«Calculamos que en el último año se han instalado al menos un millar de personas más por el virus y eso se nota en que la gente demanda más servicios y hay más matriculaciones de alumnos en los colegios ahora que las empresas permiten el teletrabajo», añade.
El regidor asegura que también se nota el aumento de población en que hay mayor volumen de residuos urbanos y «la gente compra mucho por internet y demanda mucho servicio a domicilio».
Y otro detalle que constata que Miraflores tiene ahora más atractivo que nunca para muchos madrileños es que, en el último año, se ha reactivado el mercado de la compra y alquiler de viviendas. Por no hablar del florecimiento de la hostelería y del turismo rural favorecido por los confinamientos autonómicos. «Personas que el fin de semana se quedaban en los centros comerciales, ahora vienen a Miraflores a darse una vuelta o pasear y, después, se quedan a comer en alguno de los restaurantes de la localidad», añade el alcalde.
Una situación similar es la de Guadalix de la Sierra, que con cerca de 10.000 empadronados, ha aumentado su población en cerca de 3.000 nuevos vecinos por la pandemia. «Ahora los empleados municipales tienen más trabajo que nunca porque hay mucha demanda de agua, gas, de servicios como el de recogida de basura...», cuenta el alcalde, Borja Álvarez. Los nuevos vecinos de Guadalix son, como en el resto de municipios, familias con hijos pequeños que han cambiado sus pisos en barrios de Madrid por casas más grandes. Y es que «la amplitud es un lujo, la pandemia nos ha cambiado el modo de ver la vida y disfrutar del aire libre se ha convertido en una prioridad».
Lo que se observa es que este éxodo de la ciudad al campo no parece una cuestión puntual. Álvarez asegura que la demanda de vivienda en la localidad «es brutal, todo lo que sale a la venta tiene un comprador en menos de 15 días; lo mismo ocurre con el alquiler. Pero lo malo es que tenemos poca oferta».
Mientras, el Ayuntamiento también ha organizado una red de voluntariado para facilitar que vecinos mayores que se han instalado en la localidad definitivamente puedan tener medicación o las compras que necesitan sin necesidad de trasladarse.
Lo cierto es que ahora los madrileños buscan casas con una mayor superficie de metros cuadrados para tener más comodidad. Por lo general, se trata de personas que estaban pensando en cambiar de vivienda y para las que el coronavirus ha sido el detonante para que tomaran una decisión después de verse encerrados durante el confinamiento.
Localidades muy próximas a la capital, como Las Rozas, Boadilla, Pozuelo o Torrejón de Ardoz, también han acaparado la atención. Los madrileños ahora buscan casas alejadas de las aglomeraciones ante la posibilidad de que vuelva a repetirse una crisis sanitaria como la actual.
Pero también se buscan viviendas acondicionadas perfectamente para poder teletrabajar con estancias polivalentes o salones en forma de ele que permitan convertir un zona en un amplio lugar de trabajo.
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