Los beneficios del grupo Volkswagen cayeron un 30% el pasado ejercicio

Los beneficios después de impuestos del Grupo Volkswagen durante el pasado año llegaron a la cifra de 12.394 millones de euros, lo que supone un descenso del 30,6% respecto al ejercicio anterior. El beneficio operativo, que fue de 19.060 millones, supone asimismo una merma del 15,4%. La incertidumbre y la crisis de algunos mercados, como el chino, además de las políticas de electrificación impuestas por la Unión Europea son parte de la razón de estos malos resultados, a pesar de que el grupo está llevando a cabo una fuerte reestructuración interna.

A pesar de que las ventas de vehículos eléctricos se dispararon en un 88%, las cifras de los mercados mundiales aún son pequeñas respeto a las ventas de coches de combustión. No obstante, el Grupo espera incrementar su facturación un 5% y alcanzar un margen de entre el 5,5% y el 6,5% en 2025. Por otra parte, el Consejo de Administración ha propuesto el reparto de un dividendo de 6,30 euros por acción ordinaria y de 6,36 euros por acción preferente. Una cantidad que representa una disminución del 30% en comparación con las cifras del año anterior.

En cambio, las perspectivas de la compañía para el próximo ejercicio son más positivas ya que se espera que los ingresos por ventas superen un 5% la cifra del año pasado y la previsión de rendimiento operativo de las ventas del Grupo se sitúa entre el 5,5 y el 6,5%. Durante el presente año el cash flow neto de la división de automoción se situará entre 2.000 y 5.000 millones de euros, incluidas en esa cifra los gastos de las medidas de reestructuración. La liquidez neta de la División de Automoción en 2025 se prevé que esté entre 34.000 y 37.000 millones de euros.

El objetivo del grupo sigue siendo continuar con su política de financiación y liquidez, pero los directivos de la compañía muestran su preocupación por un entorno caracterizado por la incertidumbre política, el aumento de las restricciones comerciales y las tensiones geopolíticas, la creciente intensidad de la competencia, la volatilidad de los mercados de materias primas, energía y divisas, y unos requisitos más estrictos en materia de emisiones.