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Ventanilla única

El filón de los Farrely

Han convertido el Palacio de La Moncloa en una «House o cards» en la que el único objetivo es perpetuarse en el poder a costa de lo que sea y de quién sea

El presidente del Gobierno ha conseguido que sus entrevistas y lo que cuenta en ellas, sus medias verdades , sus engaños o, directamente sus mentiras y embustes, ya casi ni nos sonrojan por la rutina de la costumbre a la que nos ha habituado. Al margen de que Ábalos era «un gran desconocido» para él porque no tenía constancia de sus comportamientos personales

–que la gente se lo ha tomado a risa, aunque esta sea nerviosa–, que no quiera entrar en una guerra de querellas contra los implicados en el «caso Koldo», que diga que no haya nada que implique a su mujer en acto delictivo alguno, o que centre su objetivo vital en reconquistar el cariño de Puigdemont y los suyos para prorrogarse en el poder el tiempo suficiente para poder parar todos los golpes judiciales que le impactan, esta última entrevista televisiva en su «cadena amiga» ha evidenciado que Sánchez vive siempre en un continuo presente de indicativo, en el que se reconstruye a sí mismo con falacias que engañan a la verdad y a sí mismo, en un acto de autocreación. Que asegure que no tenía ninguna relación con la vida privada de Ábalos es como si Batman asegurara que no sabía lo que hacía Robin cuando no se ponía el traje de superhéroe. O que Jim Carrey y Jeff Daniels, los dos actores protagonistas de «Dos tontos muy tontos», vieran como algo normal en sus vidas que un niño ciego disfrute con un pájaro decapitado en sus manos, que se multipliquen los ataques de diarrea imposibles o que se arranquen corazones tras una pelea cuerpo a cuerpo en modo Kung-fu.

Los directores del filme, los míticos hermanos Farrely, tendrían un filón interminable con Sánchez y sus adláteres, visionarios guionistas de una vida política en la que han convertido el Palacio de La Moncloa en una «House o cards» en la que el único objetivo es perpetuarse en el poder a costa de lo que sea y de quién sea, sin respetar nada ni a nadie, ni siquiera a sí mismo, al estilo de Ciudadano Kane.