Opinión

El libro rojo de la OMS

La OMS está en un proceso acelerado de privatización, dejando de tener el rol que jugó siempre como árbitro mundial de la salud pública

Discurso inaugural del director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, en el 152º Consejo Ejecutivo de la OMS
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus OMSOMS

El doctor Germán Velásquez, ex director del Programa Mundial de Medicamentos, estuvo más de 20 años en la Organización Mundial de la Salud (OMS), y es autor de una investigación sobre el impacto de la globalización en el acceso a las medicinas que se conoce como «El Libro Rojo de la OMS». Lamenta ahí que este organismo de la ONU se haya «semiprivatizado», al funcionar en ocasiones «en defensa de los intereses de sus patrocinadores». En entrevista en la Cadena Ser, Velásquez dijo que la OMS ha jugado un papel importante en la definición de las políticas mundiales sobre salud, «pero ahora está en un proceso acelerado de privatización, dejando de tener el rol que jugó siempre como árbitro mundial de la salud pública».

Cuando habla de «privatización» se refiere al problema de las donaciones voluntarias, que según él obliga a la OMS a canalizar el dinero del donante hacia las actividades patrocinadas, escapando todo ello de las prioridades de los países. Admite que más del 80% del presupuesto de la OMS es de contribuciones privadas o públicas, «pero voluntarias, que se concentran en los diferentes territorios, en la Fundación Bill Gates y en la industria». Sugiere que las donaciones condicionan la independencia de la OMS a la hora de tomar decisiones. «Un ejemplo es que el 90% del Programa de Medicamentos está financiado por la Fundación Bill & Melinda Gates, de manera que están dando el dinero solo para los asuntos que le interesan a Gates», por lo que «hay un conflicto de intereses grave». Como ejemplo, explica lo que sucedió con la epidemia H1N1, cuando los posibles fabricantes de vacunas y medicamentos, como el Tamiflú, «estaban sentados en el comité que decidía si se lanzaba una epidemia o no: evidentemente, empujaron a que se lanzara la epidemia».

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