Gastronomía

Érase una vez una bodega llamada Protos

Érase una vez una bodega llamada Protos
Érase una vez una bodega llamada Protoslarazon

Valor seguro. No falla. Democratización del vino, calidad y España. Son, para mí, estos tres concepto (también valores, ¿por qué no?) que asocia mi mente cuando lee u oye , del griego “Ser Primero”.

Protos es ese vino que vayas adonde vayas siempre está, y que, ante la duda de qué pedir para no arriesgar, recomiendo elegir este vino cuya D.O. es la de Ribera de Duero.

Nos recibe Fernando Villalba, director de comunicación de Protos. Sencillo, amigable y un apasionado de las bodegas, y nos invita a entrar para enseñarnos el interior de las dos bodegas Protos.

En pleno corazón de la montaña que sustenta el castillo de Peñafiel, atravesamos múltiples pasillos llenos de barricas. Hablamos de unas 3.000 barricas de roble, que se dice pronto.

Lo que más me ha sorprendido fue conocer que la sociedad del vino se llama Ribera del Duero, vamos, como el consejo regulador, y que fue en 1982 cuando Protos autorizó al consejo regulador a usar este nombre.

Las bodegas se dividen en dos, comunicadas por una especie de “pasadizos” subterráneos. Una, se empezó a utilizar en los años 70, y la segunda, que recuerda tremendamente a la T4, es obra del famoso arquitecto Richard Rogers (Premio Pritzker de Arquitectura). Ante la necesidad de mantenerse fiel a la vanguardia del sector, Protos ha conseguido con esta segunda bodega darle un toque moderno y diferente a una historia y un pasado. Con el apoyo del bufete catalán Alonso Balaguer y Arquitectos Asociados, incorporan 20.000 metros cuadrados extra de superficie ofreciendo diferentes servicios: desde sala para eventos, pasando por catas e incluso la venta de vino.

Catamos dos vinos: Uno blanco, verdejo 100% (variedad de uva), de Rueda, y un crianza tinto, por supuesto, de Ribera (100% tempranillo). Este último, ha pasado 14 meses en barrica (14 de los cuales, la mitad los ha pasado en barrica francesa nueva, una tercera parte en barrica francesa que tiene un año de existencia y una segunda parte en barrica americana). Sí, es un lío.

Esto de las barricas y su origen y su tiempo es digno de dedicarle, como divulgadora de vinos, una entrada entera porque es un muy confuso. Los enólogos dicen que la barrica francesa le da un toque a chocolate, café y toffe al vino; y que la americana le da un toque a coco y mango.

Bueno, yo nunca, a fecha de hoy, he logrado diferencia si el vino ha estado en un tipo de barrica u otro, a pesar de mi prodigiosa nariz que sí diferencia, con cierta facilidad, la uva de los monovarietales (esos vinos que son “un 100% “).

En cualquier caso en PROTOS, por cuestión de calidad, usan las barricas 4 años como máximo, para después venderlas a terceros.

Los enólogos dicen...

Aroma elegante, fino e intenso. Los aromas terciarios evocan una amplia gama de matices; maderas muy bien integradas, fruta sazonada, cacao, recuerdo mineral, tostados y regaliz.

En boca es potente a la vez que elegante, muy buena concentración y peso frutal, redondo, de largo recorrido, excelente equilibrio fruta-madera y final persistente.

Yo digo...

Corrección, calidad, sencillez y potencia.

Historia

Fuente: Protos

En 1927 el arrojo y el apego a la tierra de un grupo de viticultores de la comarca consiguieron unir los mejores esfuerzos para crear la Bodega, la Primera en la Ribera.

Aquellos hombres supieron escuchar al terroir, entender sus necesidades e imaginar un proyecto de futuro que, además de haber llegado intacto hasta nuestros días, crece y se multiplica cada año, y ha llevado su nombre durante este siglo hasta lo más alto del panorama internacional para poder cumplir más de 80 años y mirar hacia adelante con las fuerzas intactas.

Los años 30 son muy buenos para la bodega, y suponen su asentamiento definitivo a nivel internacional, sobre todo a raíz de que la Exposición Universal de Barcelona de 1929 concediera el primer premio a sus vinos tintos de 1927 y 1928, avalando así todos los esfuerzos por la calidad que habían realizado hasta el momento y asegurándoles que se encontraban en el camino correcto.

La empresa crece con mucha rapidez y se plantean los primeros problemas de espacio que deben suplirse arrendando lagares y bodegas naturales de la localidad, comenzando así su expansión por toda la comarca.

La década de los 60 supone el acicate para llevar el nombre de Protos hasta el lugar que actualmente ocupa.

En 1995 se amplía la Bodega de Crianza hasta las 8.500 barricas, y unas naves para botelleros de 5.000 metros cuadrados, añadiendo a estas cifras el control total y absoluto de la calidad por ordenador, conjunto que supone la radiografía de un gigante en el panorama vinícola internacional, y clave fundamental de su éxito.

Reconocimientos

La vendimia es manual en su totalidad, y desde la cosecha 2001 el 50% de la producción se recoge en cajas y cajones que se descargan sobre mesas de selección para poder observar racimo a racimo y conseguir que solamente llegue al depósito de fermentación la uva entera y completamente sana.

Los enólogos que trabajan en la bodega, auténticos protectores del sueño de un buen vino, aplican las últimas tendencias de elaboración sin perder de vista la mejor tradición de la zona.

Este riguroso proceso de selección y calidad es lo que nos permite presentar con orgullo nuestras variedades de vino, comercializando 6,5 millones de botellas anuales y teniendo una distribución comercial de 80% en ventas nacionales y

20 % en el extranjero, con presencia en 94 países de todo el mundo, siendo nuestro último destino la isla de Guam.

Esta apuesta decidida por la calidad obtiene un importante reconocimiento en 2011 y 2013, ya que el prestigioso organismo internacional Superbrands, compuesto por 350 expertos en Marketing, distingue a Protos como única bodega española con marca de excelencia, junto con empresas tan reconocidas a nivel mundial como el F.C Barcelona, Bayer, Coca-Cola o You Tube.