Rescate a Grecia

Bruselas abronca a Grecia y el BCE amenaza con cerrar el grifo a su banca

Atenas recibe duras críticas del Eurogrupo porque sigue sin presentar su lista de reformas. El Gobierno heleno sólo recauda 160 millones de los fondos municipales

El ministro de Economía, Luis de Guindos, conversa con su homólogo Yanis Varufakis en la reunión del Eurogrupo
El ministro de Economía, Luis de Guindos, conversa con su homólogo Yanis Varufakis en la reunión del Eurogrupolarazon

Los ministros de Economía de la UE reunidos ayer en Riga (Letonia) se mostraron muy críticos con Grecia, a la que abroncaron por no haber cerrado todavía un programa completo de reformas. Hasta que no lo presente no recibirá ni un euro del último tramo del rescate que con tanta urgencia necesita.

Grecia ha salido escarmentada del encuentro de ministros de Economía de la eurozona, que vivió un debate «muy crítico», según señaló el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, quien reconoció que hay «amplias diferencias» por superar en las negociaciones y que, antes de desembolsar más dinero, hace falta un «acuerdo global» sobre una lista de reformas. De ese modo, el Eurogrupo tiró por tierra el intento de Atenas de obtener partes del último tramo del rescate según avanzan las discusiones.

«Seré bastante franco: ha sido una discusión muy crítica», dijo el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, en rueda de prensa al término de la reunión informal de Riga al ser preguntado por si los ministros habían atacado al ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, por la falta de progresos. «Esperábamos escuchar resultados positivos y un acuerdo sobre el que decidir, y todavía estamos muy lejos de eso. Así que sí, fue una discusión muy crítica y hubo una gran sensación de urgencia en la habitación», dijo Dijsselbloem.

Liquidez en peligro

Por su parte, el presidente del Banco Central Europeo (BCE) se sumó al cúmulo de advertencias hacia el Gobierno heleno al observar que la actual volatilidad y la creciente fuga de depósitos podría obligarle a endurecer el acceso a la línea de emergencia a la liquidez (ELA), como se había especulado esta semana. «La ELA continuará mientras los bancos griegos sean solventes y tengan colateral adecuado», subrayó Draghi, quien destacó que «la fragilidad de la actual situación», la «continua fuga de depósitos» y el aumento de los intereses que debe pagar la deuda griega «destruyen» este colateral.

También el ministro español de Economía, Luis de Guindos, dio un «toque de atención importante», al transmitir a su homólogo griego la urgencia de alcanzar un acuerdo y la necesidad de avanzar en las negociaciones. Para ello, «el Gobierno griego tiene que mejorar las relaciones con las instituciones [de la «troika»]», apuntó De Guindos sobre la estrategia negociadora del Gabinete heleno, que ha causado una sensación de «frustración», «dudas» e «incertidumbres» entre los socios.

Pese al aluvión de críticas, Varufakis se mostró optimista y abierto a emprender las reformas que sean necesarias. «Si hay alguna forma de hacer este proceso más eficaz y menos difícil, estamos abiertos a sugerencias», respondió el ministro, aunque rechazó de plano que se vuelva a actuar en Grecia de la misma manera que cuando lo hacía la «troika». «A lo que nos resistiremos, no por razones dogmáticas sino porque pensamos que no funciona, es a la idea de regresar a un proceso que fracasó tan miserablemente en el pasado», zanjó.

No obstante, «los actuales desacuerdos con los socios no son inquebrantables», según escribió el ministro griego en una entrada de su blog publicada el mismo día de la reunión. La prensa local consideró esas palabras como un gesto para aceptar nuevas condiciones por parte de los acreedores, lo que supondría mayores concesiones de Atenas por «racionalizar el sistema de pensiones –por ejemplo, limitando las prejubilaciones–, llevar a cabo la privatización parcial de bienes públicos y crear una comisión tributaria independiente», apuntó en ese texto.

Tanto Draghi como Dijsselbloem resaltaron que «el tiempo se está agotando» para que Atenas entregue una lista de reformas necesaria para que, según el presidente del BCE, pueda flexibilizar los objetivos presupuestarios y para que Grecia reciba un tramo de la ayuda del rescate que se ha convertido en indispensable por la crítica situación de sus arcas.

El viceministro de Finanzas, Dimitris Mardas, admitió ayer que el Gobierno necesitará en mayo 4.000 millones de euros para cubrir todas sus obligaciones. El anuncio llegó tres días después del polémico decreto que obligaba a las administraciones públicas a transferir todas sus reservas al Banco de Grecia, para prestárselas al Estado. Según informó Mardas, esta medida tan sólo ha permitido recaudar 160 millones hasta ahora, aunque se esperan conseguir 2.500 millones. El reducido efecto de la iniciativa se debe a la fuerte oposición de los alcaldes, que denunciaron las formas y declararon su intención de incumplir el decreto. En la comisión parlamentaria que discute esta cuestión se vivieron momentos de gran tensión, que dan una idea del calado de la decisión del Ejecutivo heleno.

Si se cumplen las especulaciones desde Bruselas de que las negociaciones podrían alargarse hasta junio, Grecia verá extendido su ahogamiento hasta consecuencias impredecibles, pero no deseables para ninguna de las partes. Sólo en mayo el Gobierno griego debe hacer frente al pago de salarios y pensiones, cuyo gasto asciende a 1.100 millones mensualmente, y abonar otros 1.000 millones en devoluciones de deuda al Fondo Monetario Internacional (FMI).

Tsipras culmina su primera privatización

El Gobierno izquierdista de Syriza ejecutó ayer su primera privatización desde que llegó al poder, al vender la licencia de apuestas de carreras de caballo a una subsidiaria de la compañía greco checa Opap por 40,5 millones de euros. Syriza se había opuesto abiertamente a la venta de bienes públicos emprendida por el anterior Ejecutivo conservador y prometió parar esos procesos de privatización. La presión por la falta de liquidez ha obligado al gabinete heleno a rectificar en esa cuestión, una de las concesiones ante los acreedores.