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Cuando la ciencia atrae la mirada

La Razón
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Esta semana se ha publicado la última biografía del creador de Apple, «Becoming Steve Jobs», y parece ser que el mercado de los genios estará abierto por mucho tiempo, afortunadamente. Novelas sobre el enigmático genio de la electricidad Nikola Tesla, biografías de personajes tan poliédricos como Marie Curie, el rescate de escritos de Carl Sagan o los recientes «biopics» de Turing («Descifrando el enigma»), Stephen Hawking («La teoría del todo)» y Mark Zuckerberg («La red social») reflejan una tendencia que exhibe el interés del público en conocer más sobre la vida de aquellos que han perfilado el siglo pasado y sentado las bases para el futuro. Nuestra convivencia con la tecnología ya no es meramente utilitaria y subsidiaria. Hemos aprendido, de modo intuitivo a menudo e interesado a veces, el funcionamiento de sus circuitos y engranajes y eso nos ha llevado, por suerte, a formularnos nuevas preguntas. Comenzando con la ciencia, que es la semilla, hasta llegar al fruto (la tecnología), gran parte del mundo moderno tiene una explicación curiosa y una mente maravillosa detrás. Y queremos conocer y alimentarnos de ambos.

El encuentro, por medio de libros, series, películas y vídeos, con los «enciclopédicos» (quienes compendiaron y nos hicieron comprender el conocimiento humano) del siglo XX puede tener un efecto inesperado pero deseado por muchos. Del mismo modo que hemos pasado de las modas de las series y películas del «far west» a las bélicas, luego a las médicas, los seres fantásticos como vampiros u hombres lobo, hasta llegar a los zombies, esta tendencia podría ser el paso inicial para una nueva moda de la ciencia y la tecnología en la televisión, las librerías y el cine. Los primeros pinitos los han dado series como «The Big Bang Theory» (en donde han hecho cameos Steve Wozniak, el co-fundador de Apple junto a Jobs, o el mismísimo Stephen Hawking) que nos ha introducido en la física, «Breaking Bad» (la química), «Jurassic Park» (genética) o «Numbers» (matemáticas) por nombrar solo algunas. El uso de personajes históricos podría provocar una nueva corriente de series. Imaginad un crisol en el que se combinen Downtown Abbey con política y religión, pero protagonizada por Charles Darwin. Un híbrido de «Person of Interest» y «The Americans», con Albert Einstein a la cabeza o la combinación de la española «El Ministerio del Tiempo» con «Perdidos» liderada por un Stephen Hawking... o un también ibérico Ignacio Cirac, el genio de la computación cuántica.

Puede que las propuestas no sean muy originales, es cierto. Al fin y al cabo, los periodistas no podemos ni debemos, inventarnos el guión. Pero quienes lo hagan desencadenarán la misma consecuencia que provocó la llegada del ser humano a la Luna: un aluvión de jóvenes interesados por la ciencia y la tecnología que siguieron una carrera científica imbuidos del espíritu de aquella gesta. Por lo tanto, atención guionistas, escritores y directores de cine porque en vuestras manos está inspirar a los genios del futuro. Y entretener a los ávidos fanáticos del presente.