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Cine

"Siempre nos quedará mañana": la jornada particular de Paola Cortellesi que señala las herencias del patriarcado

La actriz dirige y protagoniza "Siempre nos quedará mañana", un homenaje a la dignidad de las mujeres que nos precedieron ambientado en la Italia de posguerra que se ha convertido en un auténtico fenómeno cultural

Paola Cortellesi en "Siempre nos quedará mañana"
Paola Cortellesi en "Siempre nos quedará mañana"Bteam Pictures

Cuando el 3 de junio de 1946 el empedrado de las calles italianas se contagió de la autoridad de millones de mujeres que, aferradas a sus papeletas como si fueran pequeñas cartas de amor íntimas e intransferibles, salvíficas y reconciliadoras, acudieron en masa a las urnas para ejercer una libertad de la que hasta entonces se les había privado en el contexto de las primeras elecciones con derecho al voto para la mujer que se celebraban en el territorio transalpino, todo parecía posible. Pero durante muchos años no lo había sido para ellas, para nosotras, para todas y todavía faltarían otros tantos para que lo fuese.

Paola Cortellesi, en un declarado homenaje a la memoria y la dignidad anónima de todas esas historias protagonizadas por las mujeres que nos precedieron atrapadas en la mentira sentimental del sacrificio, invita ahora a la reflexión madurada sobre las dinámicas antiguas del querer con "Siempre nos quedará mañana". En esta cinta, cuyo estreno en distintas ciudades europeas y acogida en su lugar de origen ha tenido una repercusión superlativa en términos de taquilla, la actriz también protagonista de la misma, se pone por primera vez detrás de la cámara como realizadora para relatar la dura -en la base, no en la ejecución- historia de Delia, una mujer desarrollada en la Italia de finales de la década de los cuarenta, pluriempleada con diferentes ocupaciones de subsistencia que se encuentra sepultada socialmente por un marido que la maltrata y que de manera sensible se opone a la idea de que su hija vaya a seguir su mismo camino.

Callar y asumir

Durante la entrevista mantenida con LA RAZÓN con motivo de su estreno hoy en salas españolas, Corteselli asegura que "el éxito de la película creo se debe principalmente al tema que trata. Justo ahora, en este momento en el que estamos viviendo una urgencia en Italia por la cantidad de feminicidios cometidos, considero que necesitamos y mucho hablar, debatir, reflexionar sobre ello. Lo más maravilloso de todo es que he podido tener acceso a los datos publicados después de su estreno en Italia y el 45% de los espectadores son hombres y esto me parece fantástico, porque avala la idea de que ‘‘Siempre nos quedará mañana’’ no es una acusación hacia ellos, sino una invitación a que caminemos juntos", señala sobre un porcentaje relativamente esperanzador que parece subrayar la toma de conciencia por parte ambos géneros respecto al funcionamiento patriarcal practicado en el pasado (y replicado en el presente) en el que aguantar, callar y asumir eran máximas que se situaban muy por encima de la voluntad real de las mujeres.

"Sentía que nunca les habíamos dado las gracias a estas mujeres"

Paola Cortellesi

"Tuve claro desde el principio cómo sería Delia, desde la construcción de la primera escena en la que se despierta con una bofetada de su marido. Quería contar a las mujeres que no marcaron la Historia en Italia de manera oficial, narrar las historias que no se promocionaron y que no estaban protagonizadas por ex partisanas que lucharon hasta los noventa y que marcaron la historia de los derechos de las mujeres, las cuales eran extraordinarias pero también excepciones. La mayoría de las mujeres "normales" que construyeron el cambio en mi país, que lo hicieron posible, no sabían que eran responsables de la creación de un tejido social o al menos no le concedieron la suficiente importancia", apunta.

Y sigue: "sentía que nunca les habíamos dado las gracias. Crecieron, pasaron por infinidad de miserias, guerra, bombas, hambre, las sacudidas, sin que se les diera nunca las gracias. Pensaron de sí mismas que no valían nada. Desde pequeñas se las educó en la obediencia: al padre y a los hermanos. Luego al marido, otro nuevo dueño. Estas mujeres, aunque no estoy hablando necesariamente de violencia extrema, sino de la relación de subordinación eterna que tenían que acatar, estaban destinadas a ello", comenta la realizadora sobre las destinatarias principales del mensaje de reconocimiento que propone la cinta.

Un fotograma de "Siempre nos quedará mañana"
Un fotograma de "Siempre nos quedará mañana"Bteams Pictures

Corteselli, que además de ser una actriz bastante reputada en Italia, ha trabajado durante más de diez años como guionista, subraya que fue el tono sardónico utilizado por las mujeres de su familia para relatarle el compendio afectivo de vivencias después de la guerra, lo que marcó esa envoltura de ligereza semi humorística –en la que se incluyen canciones con bases de hip hop estilo Luhrmann pero sin ser Luhrmann, uso estratégico de la cámara lenta o escenas de violencia coreografiadas con revestimiento de musical– que tanto contrasta con el blanco y negro escogido y que propicia en determinados momentos una salida del marco un tanto abrupta. "He sido guionista durante más de diez años así que en este caso, querer trasladar la historia que había escrito con mi equipo (somos tres) a la pantalla, lo encontraba el paso natural que necesitaba dar. Mis abuelas y bisabuelas me contaban sus historias cuando era más joven y me daba cuenta de que sus vidas durante y después de la guerra habían sido terribles. Eran muy jovencitas entonces y tuvieron que maduran demasiado pronto de formas horribles. Lo curioso de sus narraciones es que algunas me las transmitían de forma irónica, quizás para embellecer el pasado, para intentar exorcizar todo lo vivido o porque va en nuestro carácter romano que es bastante bromista. Este doble registro me marcó mucho", reconoce.

¿Cuánto tiempo ha restado la dedicación al amor de las mujeres en relación a sus propios anhelos, sueños o destinos? "Me parece interesante remarcar que alguna de estas mujeres no conocieron el amor en un sentido romántico. Conocieron el amor por sus hijos, como mucho. A veces, cuando de tu propia familia pasabas a la de un marido que no habías elegido, la realidad es que en muchas ocasiones no había amor. Otras sí, no digo que esto pasara en todas, pero muchas veces no". La revolución interna que tuvieron que sentir las mujeres que se lanzaron a las urnas por primera vez cuando el Estado, un elemento institucional con un poder de influencia mayor que el ejercido sobre ellas por sus respectivos "dueños", parece incalculable y difícilmente descriptible. Pero películas como esta, consiguen que nos acerquemos con emoción a la pulsión de una época en la que todo parecía posible.