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Lucha contra el desempleo

Los contratos temporales convertidos en indefinidos crecen el 12,6%

La Razón
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La consolidación de la recuperación económica multiplica por cuatro la mejora de las condiciones laborales.

A medida que la recuperación económica avanza en España y las compañías recuperan la confianza, la contratación indefinida gana terreno. Utilizando los datos publicados en los últimos años por el Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE), la multinacional de trabajo temporal Randstad ha realizado un análisis sobre la evolución de las conversiones de contratos temporales a indefinidos cuyo resultado apunta en esta dirección.

En 2014, cuando ya nadie ponía en duda que la recuperación, al menos en términos macroeconómicos, era una realidad, estas transformaciones crecieron un 3,7% en relación a 2013. En total, el número de contratos convertidos de temporales a indefinidos se situó en 414.500, frente a los 399.900 de 2013. La tendencia se ha mantenido en el arranque de este ejercicio. Entre enero y febrero, se han producido 79.500 de estas transformaciones, un 12,6% más que en el mismo periodo de 2013. Con respecto a 2012, el avance es todavía mayor, el 27,3%.

«El crecimiento económico, la mejora del consumo interno y el aumento de las expectativas están impulsando la dinamización del mercado laboral», asegura Randstad. Donde la ETT habla de dinamización, los expertos hablan de confianza.

Tras una crisis, el patrón de comportamiento del empleo es casi siempre el mismo. En un primer momento, los puestos de trabajo que se crean son temporales y un tanto precarios. El motivo es que los empresarios, todavía un tanto desconfiados, prefieren hacer contratos temporales a la espera de ver si la recuperación se consolida en el tiempo. Una vez que comprueban que la mejora no es flor de un día, la calidad del empleo también se acrecienta.

El tirón del consumo

De forma acompasada con el repunte del consumo, las compañías aumentan sus ventas y se ven en la necesidad de contratar más personal para satisfacer sus crecimientos de producción. Además, pueden ofrecer mejores condiciones laborales tanto a los empleados que tienen como a los que están por venir.

No obstante, existen sectores como el turismo, que es clave para la economía española, en los que la estacionalidad es muy elevada. En éstos, la temporalidad es estructural y no un mero azar coyuntural como puede ocurrir en campos como la fabricación de vehículos, lo que implica que un porcentaje importante de su contratación es temporal.

A pesar de su estacionalidad, el sector en el que se encuadra el turismo, el de servicios, es en el que más conversiones de contratos se registraron en 2014, 328.500, el 79% del total. Industria, con 52.600 -12,7%-, fue el segundo y construcción, con 23.800 -5,8%- fue el tercero. El que menos transformaciones registró, como parece normal en estos tiempos, fue el agrícola, con apenas 9.400 contrataciones.

Las regiones

La conversión de los contratos varía en función de las comunidades autónomas según el análisis de Randstad. En términos porcentuales, Cantabria –22%– y Castilla-La Mancha –19,2%– fueron las regiones que mayores aumentos experimentaron. También crecieron a dos dígitos La Rioja –13,5%–, Canarias –10,9%– y Baleares –10,5%–. Sin embargo, en términos absolutos el foco se desplaza hacia Madrid, Cataluña y Andalucía, todas ellas por encima de las 52.000 conversiones. Cataluña –85.056– y Madrid –70.980– encabezan el ránking. Seis autonomías registraron, sin embargo, menos transformaciones. La que peor comportamiento tuvo fue el País Vasco, con el 2,5% menos, seguida de Castilla y León, con un retroceso del 1,9%, y Asturias, con una caída del 1,6%.

Según el estudio de Randstad, no existe correlación entre la formación del trabajador y la transformación del contrato en el sentido de que los que tienen más nivel de estudios no se benefician de un mayor número de conversiones. De hecho, en el arranque de 2015, los trabajadores con estudios secundarios representan el 58,9% de estos contratos. Sólo el 20% corresponde a profesionales con estudios superiores, casi el mismo porcentaje –21,5%– de los que tienen estudios primarios.