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Entrevista
Cristóbal Colón, descendiente directo del almirante: "Colón comparaba la Tierra con la teta de una mujer"
Grande de España, marqués de Jamaica y duque de Varague, publica su primera novela y entrega, hoy en Madrid, un premio en la Real Academia del Mar

Desde el siglo XV el nombre de Cristóbal Colón ha quedado en la historia mundial. Sin embargo, a día de hoy, ya finalizando 2025, cruzarse con un Cristóbal Colón tiene si cabe algo todavía más particular. En esta saga familiar el nombre es prácticamente innegociable: Cristóbal por decreto y Colón como herencia de la Historia con mayúscula. ¿Profesión? “Marino de carrera”, responde quien define su vida como “un tanto singular”: oficial de Marina, piloto naval en portaaviones, comandante de un barco, trabajó en el Estado Mayor, directivo de empresa, académico correspondiente de la RAH, “amante de la Historia” –incide–... Incluso llegó a codearse con Bush padre en el Salón Indio de la Casa Blanca.
Todo eso y más es parte de la carrera de Cristóbal Colón de Carvajal y Gorosábel, quien hoy entrega el Premio Almirante Cristóbal Colón de la Real Academia del Mar española a la Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos de España por su trabajo pionero en los nuevos combustibles para buques; y además, presume orgulloso de su primera novela, 'La premonición de Adela' (publicado en Amazon), que presenta el lunes en el Centro Riojano de Madrid.
–Después de unos años de ataques a las estatuas de Colón (y otros), Trump sí ha afirmado que su antepasado fue un “héroe estadounidense” y le ha dado el lugar que le corresponde en la historia de aquel país.
–Es que Biden eliminó el Columbus Day para declarar el 12 de octubre como el Día de la Resistencia Indígena. Mira que tenía días el año...
–¿Se termina así con la hispanofobia de los últimos años?
–Ha sido el movimiento “woke”, que ha tratado de pervertir el sentimiento tradicional. Por eso, que el señor Biden quisiera utilizar esa misma fecha para el Día de los Indígenas era meterle el dedo en el ojo a más de la mitad de la población americana. Trump ha vuelto a la situación inicial. El sentimiento de la sociedad americana no lo puedes borrar de un plumazo por cuatro individuos que estén protestando y pintura roja a las estatuas.

–Asegura que llamarse Cristóbal Colón no es tan bonito como pueda parecer.
–En apariencia abre muchas puertas, pero no. En España hay cantidad de envidias. Y por otro lado, tienes que probar que realmente sabes hacer otras cosas más o menos bien. Yo tuve la suerte de ser un niño responsable desde el principio. Fui bastante aplicado; y tras el Bachillerato, cuando decidí pasar la oposición de marino, fui alumno distinguido.
–¿Cuándo supo quién era?
–Me lo dijo mi padre, que me regaló un libro para jóvenes que todavía guardo. Tenía letra gorda y dibujos. Era mitad libro, mitad cómic. La verdad es que hoy tengo muchísimos libros de Colón.
–¿Hay un libro fundamental?
–Hay que leer muchas porque son de diversa índole. La mayoría están especializadas en el tema del origen.
–Asunto comprometido. ¿Dónde nació?
–Ahí no me defino, mantengo una neutralidad. No me corresponde a mí por respeto a los historiadores. He prologado muchas obras, pero eso no significa que esté de acuerdo con la idea principal. En España hay tesis de su origen en Mallorca, Cataluña, La Mancha... Un manojo de teorías. Yo tengo relación con todos los investigadores colombinos.
–Fue controvertido el último documental sobre el ADN de Colón.
–Me invitaron y generó un debate muy importante entre historiadores y genetistas. Y si no hay pruebas, pues no convence a nadie. Las pruebas del ADN no han salido todavía. A eso está esperando el mundo académico para conocer el alcance del estudio de sus restos de la catedral de Sevilla.
–Allí también está la tumba de Hernando Colón, hijo y biógrafo. ¿Por qué tanto uno como otro no desvelaron su origen?
–Eso es una de las cosas que mantiene el misterio. Yo no sé el motivo de esa ausencia, pero es evidente que Hernando lo conocía. Hicieron el cuarto viaje y estuvieron un año esperando el rescate en la bahía de Santa Gloria cuando sus dos carabelas se les se les hundían por el efecto de los moluscos.
–Ha pasado la vida en el agua, como sus antepasados, ¿qué supone el mar para usted?
–Toda una vida. Empecé a navegar en el embalse de San Juan con quince años y de ahí salté al mundo de las regatas de vela ligera. Luego pasé un par de veranos como tripulante de yates sin paga; y ya en la Escuela Naval entré en el equipo de vela. Y tuve la suerte de estar nueve meses, no los seis habituales, en el buque escuela “Juan Sebastián Elcano”. Dimos la vuelta al mundo completa cuando el Canal de Suez estaba cerrado.
–Macron acaba de aprobar la mili voluntaria en Francia. ¿La encuentra útil?
–Es un debate que se lleva a lo político. Yo, como marino profesional y como conocedor de la antigua mili, diría que la diferencia es sustancial desde que se ha profesionalizado el Ejército. La utilidad que se le puede sacar a alguien que va a estar muy poco es bastante escasa.
–¿Con qué playa, mar o bahía fantasea el actual Cristóbal Colón?
–Hay lugares inolvidables, pero te diré Baleares. Mallorca, Ibiza, la playa de Formentor tiene un encanto tremendo... Todas esas aguas, que las conocí antes del “boom” turístico, son tan transparentes como las de Bahamas.
–Y ahí aparece su primera novela, 'La premonición de Adela'.
–Justo la ambiente en el Caribe por esas aguas transparentes en las que se ve todo lo que pasa por allí.
–¿Cuánto tiempo llevaba con la idea de escribir?
–Desde la pandemia. Quería un ambiente marítimo donde recrear toda mi experiencia de navegación en barcos de vela, la vida y los sentimientos de los marinos y también con el mundo de la pesca. Empecé con la idea de un relato breve para mis amigos, después una novela corta y al final me han salido 420 páginas. Creo que tiene una trama muy potente que arranca con el sueño premonitorio de la hija del protagonista, que le dice a su padre que ha visto que su barco se va a hundir en la mar. Tardé cinco años en pulir todo porque ese es el inconveniente que tiene ser un perfeccionista. He tenido que aprender mucho y leer mucho a los clásicos: Walter Scott, García Márquez...
–¿Colón sabía que la Tierra era redonda?
–Cuando cuando ofrece su proyecto a los Reyes Católicos él va acompañado de fray Antonio de Marchena, que era un fraile del convento de La Rábida. Y es este el que dice que no hay gente en la corte capaz de juzgar la conveniencia del proyecto. Es por ello que se monta una junta consultiva que se reúne en Salamanca y posteriormente en Córdoba. Todos los que estaban ahí reunidos sabían que era redonda y seguían el magisterio de Ptolomeo. Cuando Cristóbal Colón habló de aquello, el rey pidió que le buscaran un libro de geografía de Ptolomeo, que se lo consiguieron un par de meses después gracias a unos comerciantes de Valencia. No había debate: la Tierra era redonda. El debate se pudo dar en las dimensiones. Colón afirmaba que estaba un poco achatada, como una “pera gordita”; la comparaba con una “teta de mujer”, decía provocando la risa de los historiadores.
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