Martín Prieto

El círculo de tiza caucasiano

El joven líder socialista se maneja con un programa deletéreo. Nada que reprochar porque en las mismas están otras formaciones, con excepción del PP sosteniendo sus hasta ahora exitosas y sufrientes tesis económicas. Tampoco ocurre nada excepcional y ya Tierno Galván afirmaba que los programas se redactan para no cumplirlos. No era una afirmación cínica (el Viejo Profesor, sí), sino la constatación de que se promete con la mejor voluntad y luego es la realidad la que reparte. Si Pedro Sánchez formara Gobierno, se derogarían la legislación laboral del PP, la Educación de Wert, la modestísima enmienda al aborto y la seguridad ciudadana. El PP legisla como el que ara en la mar. Socialistas de la Transición y los recién horneados coinciden en que la Educación y los asuntos «sociales» sólo pueden ser administrados por el PSOE. Algunos, y no los más sectarios, argumentan que tras cuarenta años de franquismo harán falta otros tantos de gobernanza socialista para enderezar la sociedad española. En la nación van por la mitad de la cuenta y en Andalucía desbordarán al anterior régimen. Cuando esta socialdemocracia de geometría variable niega pactos con Bildu y el Partido Popular, no son tan intelectualmente groseros para hacer equiparaciones odiosas pero recuperan el Pacto del Tinell de Zapatero y Pasqual Maragall, de siniestros resultados. Si les recuerdas los tres gobiernos de coalición CDU-SPD, el último en plena crisis financiera, te responden que las culturas políticas española y alemana son distintas. Es verdad: la democracia alemana es más vieja que la española, no dejaron huella en estas tierras ni la Ilustración o la Revolución Francesa, mientras el anatematizado Bismarck ponía las primeras piedras de lo que luego se entendería como Estado de Bienestar. Colocar al PP dentro del infernal círculo de tiza caucasiano (Brecht), reclamando la exclusiva maternidad democrática, denota un analfabetismo político funcional propio del herrumbroso imaginario de las dos Españas. No habrá gran coalición, pero será indispensable algún tacto de codos.