V de viernes

Eléctricos sí, pero no así

Todavía abundan los problemas en los desplazamientos largos: faltan puntos de recarga y las App no siempre están logradas

Los eléctricos están bien, pero uno de sus problemas es que necesitan electrolineras con un cable largo y gordo de cobre para transmitir la energía al coche. Gordo porque solo con ese grosor se permite la carga rápida, lo que lo convierte en un material particularmente atractivo para “ladrones eco” que hacen el agosto en el mercado negro. Un problema añadido para las escasas electrolineras que existen en estos momentos. En total son 7.800, más otros 2.000 puntos de carga añadidos. Demasiado cobre para tan poco usuario. Y ahí está el problema: cuando el propietario del eléctrico encuentra por fin una “electro” de carga rápida, resulta que no funciona porque los “caco-ecos” han sisado el cable. No siempre es así, pero empieza a ocurrir.

Problema añadido de la carga rápida es que amenaza con destrozar la batería del coche por el recalentamiento que sufre el vehículo al entrar tanta energía en poco tiempo. En el cargador de casa no suele haber problema, igual que en el del trabajo, pero en la electrolinera sí.

No parece muy idóneo el panorama de viajar en el eléctrico. A veces la autonomía va bajando sin la certeza de encontrar un punto de recarga sostenible. Si después, además, la manguera ha sido objeto de un robo-eco, el drama adquiere dimensiones inabarcables. Por lo general el propietario del eléctrico tiene recarga domiciliaria o en el trabajo. Pero al viajar la cosa se complica bastante: hay que tener un teléfono celular con diferentes apps para acceder a los operadores de recarga, que no son pocos. Ahí no son imposibles las incidencias. Desde un error en la App a un eco-robo, con lo que el tiempo de espera se prolonga y también la exasperación del conductor, eso si no se produce un error de carga o en el contador, que cobra más de lo cargado. No es que le pase a todo el mundo, pero parece que sucede a veces, sobre todo en los trayectos más difíciles.

Hablas con un electro-usuario y lo primero que te dice es que no siempre resulta agradable ver como la autonomía del vehículo baja a un ritmo superior al esperado, lo que dispara la ansiedad y puede obligar a ir sin climatización para “ganar” autonomía.

En fin, que los eléctricos están muy bien pero aún son muchos los problemas, sobre todo en los desplazamientos de más de tres o cuatro horas, dependiendo del tipo de vehículo, la batería, etc.

Si a lo anterior añadimos que el precio de los autos es bastante caro, no es de extrañar que los compradores no abunden en estos momentos, pese a las numerosas ventajas que las administraciones ofrecen, que luego tampoco son tales. Y la solución al problema de las mangueras con cable de cobre no parece tener solución a la vista. Eléctricos sí, pero no así. Señora Ribera, póngase las pilas.