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En España hay aún 580.000 viviendas nuevas vacías

En España hay aún 580.000 viviendas nuevas vacías
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El «stock» apenas se ha reducido en 20.000 unidades desde 2013.

Durante la época del «boom» inmobiliario, en España llegaron a construirse más de 800.000 viviendas anuales, más de las que se levantaban en Francia, Alemania y Gran Bretaña juntos. Muchos vieron en estas colosales cifras un síntoma de brío económico de que España iba bien. El tiempo, sin embargo, ha demostrado que con aquel frenético ritmo constructor lo único que se estaba gestando era una colosal burbuja inmobiliaria. Las consecuencias del descalabro todavía son patentes. Y lo serán durante un largo tiempo. La congelación del crédito y el crecimiento desbocado del desempleo frenaron en seco la venta de viviendas durante la crisis y comenzaron a engordar el «stock» de casas nuevas vacías. En 2007, la cifra era de unas 300.000. La cantidad subió a cerca de 700.000 en 2010. Ahora, la sobreoferta ronda todavía las 580.000, según los cálculos del Banco de España, que admite la dificultad para realizar estimaciones certeras sobre la cuestión por la ausencia de estadísticas concretas. Descontando las entre 150.000 y 175.000 unidades que los expertos conocen como «stock técnico» y que conforman la sobreoferta que el mercado necesita para funcionar correctamente y atender a la demanda, en España sobrarían unas 450.000 viviendas.

Otra estadística, la de la Confederación Española de Asociaciones de Fabricantes de Productos de Construcción (Cepco), rebaja la cifra hasta las 439.617 unidades. No obstante, expertos del sector consideran que se trata de un cálculo un tanto optimista ya que se contabiliza como transacciones el traspaso de viviendas de los promotores a la banca.

Drenar el «stock» es imprescindible para la incipiente recuperación del sector. En comunidades autónomas como la valenciana, el «stock» representa el 5,1% del parque total de viviendas, mientras que en Murcia representa en 5,8%, según recoge el estudio del ente supervisor. Esta sobreoferta ya ha impactado en los últimos años en el ritmo de los visados concedidos para la construcción de vivienda nueva. De las 865.561 unidades que se empezaron a construir en 2006 se ha pasado a 34.873 en 2014, apenas el 4%, según Fomento. Las viviendas terminadas se han desplomado en una proporción parecida. Frente a las 651.427 que se pusieron a la venta en 2006, el año pasado sólo salieron al mercado 46.795. El problema es que el proceso de absorción está siendo lento. Desde 2013, apenas se ha reducido en 20.000 unidades.

¿Qué se puede esperar de aquí en adelante? El Banco de España ve tantas luces como sombras. Entre los aspectos positivos, enumera la recuperación, el avance del empleo y la mejora de las condiciones financieras. De hecho, en 2014 la venta de viviendas subió un 2,2%, su primer incremento en tres años, según el INE.

No obstante, también advierte de que la elevada tasa de paro, el alto endeudamiento familiar y, a más largo plazo, los factores demográficos podrían limitar el aumento de la demanda. Este último aspecto tiene un impacto muy importante pues, junto con las posibilidades económicas de los jóvenes que quieren emanciparse, tiene una gran repercusión en la creación neta de hogares, una de las variables que más afectan al sector. Si en 2007 alcanzó los 450.000, el año pasado apenas rondó los 75.000, una cifra que se mantendrá en los próximos años, según el regulador.

No es extraño que el Banco de España considere que la aportación de la vivienda al PIB vaya a ser muy inferior en adelante a la de los años previos la crisis. Si antes de la recesión aportaba un 0,6% al PIB, en los próximos años apenas si sumará alguna décima. Lo mismo ocurrirá con la construcción, que pasará de sumar 0,9 puntos porcentuales al PIB a 0,5.