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El presidente catalán planta a la vicepresidenta al intentar relegarla en un acto con empresarios

La número dos del Gobierno reclama lealtad a la Generalitat y apela a trabajar juntos para crecer

Soraya Sáenz de Santamaría, junto al conseller de Empresa y Empleo, Felip Puig (2d), y los presidentes de la CEOE, Juan Rosell (i), y de la patronal catalana Foment, Joaquim Gay de Montellà (d).
Soraya Sáenz de Santamaría, junto al conseller de Empresa y Empleo, Felip Puig (2d), y los presidentes de la CEOE, Juan Rosell (i), y de la patronal catalana Foment, Joaquim Gay de Montellà (d).larazon

La vicepresidenta del Gobierno central y presidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, ha advertido del riesgo que conlleva perder "la concordia, la convivencia y la estabilidad", y ha ensalzado las virtudes de que los ejecutivos catalán y estatal trabajen juntos con un mismo objetivo.

El desafío institucional de la Generalitat al Gobierno continúa incrementándose y cada vez es más difícil pronosticar que puedan reconducirse las relaciones entre ambos ejecutivos. Artur Mas tenía previsto acudir ayer al acto de concesión de las medallas de honor de Fomento del Trabajo –la patronal catalana–, pero el titular de la Generalitat optó finalmente por plantar al empresariado catalán arguyendo motivos de protocolo. El asunto es simple: Mas quería presidir el acto, pero se vio relegado debido a la presencia de Soraya Sáenz de Santamaría, que actuaba como presidenta en funciones del Gobierno, ya que Mariano Rajoy se encontraba de viaje en Panamá, donde a partir de hoy se celebra la Cumbre Iberoamericana.

Así las cosas, Mas decidió no acudir a la sede de Fomento del Trabajo y enviar en su lugar al conseller de Empresa y Empleo, Felip Puig. La Generalitat no tuvo inconveniente en confirmar que el plantón de Mas se debía a una cuestión protocolaria y subrayó que nunca la presencia de un ministro o vicepresidente del Gobierno ha relegado la preferencia protocalaria del presidente de la Generalitat en un acto celebrado en Cataluña. «Es una cuestión de dignidad de la institución», argumentaron en el Govern para justificar el berrinche del líder nacionalista.

Según subrayó la Administración autonómica, únicamente el presidente del Gobierno o el Rey pueden desplazar al titular de la Generalitat en lances como la clausura de un acto oficial en Cataluña. Sin embargo, según la precedencia que recoge el protocolo para actos que tengan lugar en territorio propio de una comunidad autónoma, el presidente del Gobierno (posición 5) figura por delante del presidente autonómico (posición 10). No así de los vicepresidentes (posición 11), pero Sáenz de Santamaría acudió al acto en calidad de presidenta en funciones, dada la ausencia de Rajoy.

Trabajar juntos

La repentina ausencia de Mas obligó a Sáenz de Santamaría a corregir algunas alusiones de su intervención, pero no el contenido de su mensaje. La vicepresidenta, que hacía varios meses que no viajaba a Cataluña, no pasó por alto las aspiraciones soberanistas que impulsa el Govern de CiU y realizó una cerrada defensa de la colaboración entre administraciones. «Gobernar es dialogar en un marco permanente de lealtad institucional, en la búsqueda de objetivos compartidos. Gobernar es saber que juntos seremos capaces de alcanzar las metas a las que no podremos aspirar por separado», subrayó la presidenta en funciones en un intento de disuadir a los nacionalistas catalanes de su objetivo independentista.

La colaboración, la apelación a hacer piña, guió la parte final del discurso de Sáenz de Santamaría, que quiso poner en valor activos como la convivencia, la concordia y la estabilidad. «Yo les ofrezco trabajar juntos, como estamos hoy aquí. Sociedad civil y Administraciones Públicas. Gestores de empresas y gobiernos. Trabajar juntos por la recuperación, sin perder una sola oportunidad», dijo la vicepresidenta para cerrar un acto que finalmente Mas logró protagonizar con su ausencia.

El otro tema que planeó sobre el acto en Fomento del Trabajo fue el reciente aviso del presidente de la Cámara de Comercio de EE UU en España, Jaume Malet, quien advirtió de que el proceso soberanista puede acabar desencadenando una fuga de empresas norteamericanas si se consuma la independencia. El conseller Puig intentó contrarrestar esta advertencia y tranquilizar al empresariado catalán. «No hay riesgo de deslocalización», subrayó Puig que Mas defendió recientemente. Según el titular de Empresa y Empleo, Cataluña mantiene su capacidad de atracción de inversiones extranjeras, ya que, según los datos que maneja la Generalitat, el pasado año fue la región continental europea que más inversión extranjera recibió.

Los empresarios, por su parte, pidieron unidad y diálogo para salir de la crisis y el presidente de la patronal CEOE, Juan Rosell, mostró su preocupación por la situación que vive Cataluña, donde existe la posibilidad de que se produzca una ruptura social.