PSOE

Todas las miradas sobre Susana Díaz

La baronesa andaluza guarda silencio pero mantiene firme su postura de que hay que dejar gobernar al PP en minoría y que el PSOE se rearme como alternativa en la oposición

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, durante el último Comité Federal de los socialistas
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, durante el último Comité Federal de los socialistaslarazon

La baronesa andaluza guarda silencio pero mantiene firme su postura de que hay que dejar gobernar al PP en minoría y que el PSOE se rearme como alternativa en la oposición

El pertinaz silencio de Susana Díaz en las últimas semanas, en lo tocante a la política nacional, no obedece al exceso de prudencia de la presidenta andaluza, como aseguran esos enemigos internos que desde Ferraz no dudan en pronunciar la palabra «cobardía». La lideresa no habla, responden en su entorno, «porque el PSOE tiene a un secretario general al que todo el partido respalda en la decisión que debe tomar». La frase, en apariencia de una impecable lealtad, encierra al menos dos mensajes cifrados: el partido la respalda mediante el mandato del Comité Federal de no intentar aventuras que incluyan aliados separatistas y la decisión que debe tomar es permitir que arranque la legislatura antes de convocar el Congreso Federal. O sea, que Susana Díaz en realidad no habla porque ya lo ha dicho todo.

Los socialistas andaluces se posicionaron el 21 de diciembre: la única opción sensata era permitir que Mariano Rajoy gobernase en minoría y aprovechar la debilidad del Gobierno para rearmarse como alternativa creíble desde la oposición. Medio año y una investidura fallida después, no están satisfechos de que el tiempo les haya dado la razón, pues «el partido ha perdido por el camino cinco escaños y, lo que es más grave, no ha ayudado a terminar con esta situación de bloqueo. Estamos casi en el mismo punto, tal vez un poco peor». Eso sí, Susana Díaz es muy puntillosa con «los tiempos» de cada cual e insiste en que ahora es el momento para que Mariano Rajoy negocie «con Ciudadanos, Convergència o el PNV», que ella considera «fuerzas conservadoras»... aunque gobierne desde hace dos años Andalucía con el apoyo de la formación naranja.

¿Qué ocurrirá en el –previsible– caso de que de esas conversaciones no emane la mayoría suficiente para formar gobierno? He aquí la madre del cordero. «Para empezar, lo normal sería que Rajoy lo volviese a intentar con el PNV después de las elecciones vascas», reflexiona un alto cargo de la Junta de Andalucía. «Tal vez sea una saludable cura de humildad hacerle pasar por una investidura fallida que lo convenza de que cuando se pretende gobernar con 137 diputados, es obligatorio hacer concesiones».

Después de la tregua preelectoral, si las peticiones de los nacionalistas son inasumibles, entraría en juego el PSOE. «Vaya por delante que se trata de política-ficción», advierte la citada fuente, «pero creo que una vez explorados todos los caminos de la derecha, se debería intentar que Rajoy mirase a su izquierda y lograr cambios concretos en sus políticas». Una revisita, en suma, de la célebre «abstención negociada» que preconizan desde hace semanas los barones contrarios a Pedro Sánchez.

La tesis opuesta, el intento de conformar una mayoría de izquierda en caso de fracaso de Rajoy, no preocupa a los socialistas andaluces, a los que ampara «la resolución del Comité Federal». De hecho, en el PSOE-A se considera «una provocación sin más» la insinuación de Pablo Iglesias, quien aseguró que ya existían conversaciones en este sentido entre la cúpula de Ferraz y los populistas.

«Hipótesis impensable»

«Es su táctica de siempre, sembrar la cizaña. Podemos ni siquiera es capaz de contener los problemas internos que le causan sus confluencias, no hablemos del guirigay incontrolable de interlocutores que serían unas negociaciones para formar gobierno». Una hipótesis que se juzga «impensable», excepto si Pedro Sánchez recurre a la temida consulta a las bases. Por eso, desde las federaciones sureñas se le insta permanentemente a «liderar».

Sin embargo, la presión sobre Susana Díaz no va a cesar pese al silencio que se ha autoimpuesto. Las demás fuerzas políticas la consideran una referencia nacional en el PSOE y le piden que imponga su sentido de la responsabilidad sobre el aventurerismo de Sánchez. «Confío en que mueva ficha, me decepcionaría que no lo hiciera, porque me ha demostrado que es una mujer comprometida», declaró ayer Juan Marín, líder andaluz de Ciudadanos, con quien mantiene una magnífica relación cultivada por su colaboración en el parlamento regional.

«Si es fiel a sus principios, y ella dice que su patrimonio es su palabra, entonces defenderá que haya Ejecutivo y gobierne la lista más votada». Alto y claro, de parte de un socio leal.

Carmona: «Si no pudimos con 90, con 85 tampoco»

El concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Antonio Miguel Carmona, aseguró ayer, al ser preguntado sobre si su partido buscará para el nuevo Gobierno una alternativa de izquierdas como insinuó Pablo Iglesias, que lo que no «fuimos capaces de hacer con 90 diputados», no lo «vamos a poder hacer con 85. No hay una mayoría de izquierdas», dijo.