Casa Real

La nueva cara de Doña Letizia

LA RAZÓN ha tenido acceso en exclusiva al molde inicial de barro de la nueva figura de cera de la Reina Letizia.

La primera figura se hizo en 2004
La primera figura se hizo en 2004larazon

LA RAZÓN ha tenido acceso en exclusiva al molde inicial de barro de la nueva figura de cera de la Reina Letizia.

Cada paso que da la Reina deja detrás una polvareda mediática que traspasa nuestras fronteras, como lo demuestra el hecho de que hasta «The New York Times» se haga eco de la nueva escultura que el Museo de Cera de Madrid está haciendo de Doña Letizia. LA RAZÓN ha tenido acceso en exclusiva al esbozo inicial del molde de barro que el equipo de escultores de la institución está llevando a cabo y a toda la información sobre el proceso de modelado de la esperada réplica.

Se trata de la tercera figura que la institución cultural está elaborando de ella desde que los Reyes contrajeran matrimonio en 2004. Según explica Gonzalo Presa, director de comunicación, la decisión se tomó por que «el tiempo va pasando y la imagen de la Reina se ha refinado aún más si cabe, y nosotros lo que queremos es reflejar su nueva imagen, icono de elegancia y de estilo». Esta iniciativa se tomó a mediados de abril, coincidiendo con el radical cambio de imagen en Doña Letizia a raíz de su corte de pelo, que pasó de la media melena con raya al lado a un marcado bob. Tras una de las revisiones periódicas que el museo realiza de las 450 esculturas, se decidió modificarla. Las efigies de los miembros de la Familia Real, seguidas de las de los deportistas –encabezadas por Cristiano Ronaldo–, son las más buscadas por los visitantes y con las que más fotos quieren hacerse. «El museo pone el mismo esfuerzo en todas las figuras, pero lógicamente en la de la Reina de España existe mayor responsabilidad. Es nuestro gran reto», dice Presa. ¿Cuántas variaciones puede sufrir un mismo molde hasta obtener el resultado deseado? «Las que haga falta. Hasta que no estamos satisfechos no se presenta». Esto será para principios de año, quizá como «regalo de Reyes» para Doña Letizia, pero se podría alargar hasta Semana Santa. El presupuesto para realizar esta figura está en torno a los 50.000 euros. El equipo de escultores del museo explica a este periódico en qué consiste todo el proceso: el primer paso es contactar con el personaje que va a ser esculpido, al que se le invita a acudir al museo para tomarle las medidas antropométricas y hacerle una serie de fotografías en la postura elegida y captar su expresión, que según explican es lo más difícil de reflejar. Cuando esto no es posible, como en el caso de la Familia Real, se prepara un dossier con la mejor información gráfica y de medidas para estimar las proporciones. Y así ha sido con la «modelo» que nos ocupa, que tuvo la fotografía oficial de los Reyes como referencia. Durante el reinado de Don Juan Carlos, y mediante gestión del entonces Jefe de la Casa, Sabino Fernández Campo, se solicitaban a la Casa los datos del miembro de la Familia Real que se quisiera esculpir. El vestido escogido para que luzca la réplica inerte de Doña Letizia será el del día de su proclamación, por lo que además del rostro se harán en cera las manos y las piernas; el resto está elaborado con fibra de vidrio y escayola.

Primero se esculpe la cara en barro, como muestra la fotografía que la RAZÓN ha conseguido, buscando una exactitud milimétrica con el modelo. Una vez terminado, sobre él se realiza otro con silicona líquida que, una vez seco, nos dará el negativo del rostro. Y sobre él, el «contramolde»: dos piezas de escayola que envuelve la silicona y la mantiene firme para que no se deforme al vertir la cera caliente dentro. Es una especial con componentes químicos que hacen que no se descomponga a lo largo del tiempo. Al enfriarse dentro del molde y una vez haya alcanzado los dos centímetros de grosor, se saca el excedente aún caliente, se extrae del molde de silicona y se empieza a trabajar sobre la cabeza ya en cera. A día de hoy, falta por esculpir la figura de la Infanta Sofía, que se hará cuando cumpla los 18 años.

Desde el Museo de Cera aseguran que nunca han recibido mensajes por parte de la Corona respecto a ninguna figura, ni positivo ni negativo. Ni siquiera cuando, en un gesto que levantó una polémica no esperada por la institución, se retiró la figura de Jaime de Marichalar al divorciarse de la Infanta Elena y desaparecer de la web de la Casa. Una vez Don Felipe y Doña Letizia fueron proclamados Reyes, también se quitó la suya, la de la Infanta Cristina y, por tanto, la de su marido Iñaki Urdangarín. ¿Qué se hace con ellas? Se conserva lo que está hecho con cera, que suelen ser la cabeza y las manos, y se guarda en un almacén al que apodan «el limbo». «Nuestra ilusión es que algún día se pueda hacer una exposición con todas las figuras que han pasado por este museo, que suman alrededor de dos millares», asegura Presa. Doña Letizia será maquillada al óleo, lo prioritario es captar cada matiz. «A veces los flashes de los fotógrafos desvirtúan el resultado, en el museo se ve mejor», explican. Para poner todas las piezas se sigue un sistema a lo «Mister Potato»: el pelo es natural, se adquiere en las peluquerías y se coloca uno a uno en el molde. Los ojos los realiza un protésico y los dientes se implantan. La ropa corre a cargo del modisto del museo, y cuando se ensucia se lleva al tinte. Como si de un ser humano se tratara, el pelo se lava con champú y periódicamente hay que limpiar las figuras y maquillarlas. A ningún miembro de la Familia Real se le ha invitado a la presentación de su figura, como tampoco hacen otros internacionales. Pero sí se manda un dossier videofotográfico: «Benedicto XVI respondió con una carta felicitando al equipo y con una bendición para todo el museo». Los escultores se la juegan porque su obra pasará a la posteridad: se han encontrado figuritas de cera en sarcófagos de faraones egipcios.