Preysler y Vargas Llosa, ¿un romance de novela?

Isabel Preysler es por sí sola como la dinastía Kennedy que no tenemos. La madre del clan Iglesias-Falcó-Boyer podría ser perfectamente nuestra Jackie O. con más recorrido. Un cantante, un aristócrata, un súperministro y ahora, podría ser un Nobel. Pero no uno cualquiera, porque Mario Vargas Llosa es un hombre coqueto que ha tenido la costumbre de ingresarse por temporadas a pasar hambre en una clínica marbellí donde acudían millonarios obesos y que siempre luce un aspecto impecable, incluso cuando pasea por Nueva York con las zapatillas curvas de los masai, las MBT.

Si la marca de pavimentos, para la que Isabel Preysler lleva trabajando treinta años les reunió en el palacio de Isabel II en Londres no fue baladí, como mostró ayer «¡Hola!». Preysler y Vargas Llosa aparecían juntos, como otras veces lo habían hecho George Clooney o John Travolta y todo habría quedado en el típico compromiso anual publicitario. El alboroto se desata cuando aparece en portada la pareja de espaldas por la calle. Es lógico pensar, que esa revista no habría publicado algo así y matizar que el Nobel está separado sin el consentimiento de ambos. Su hija Tamara, al preguntarle ayer por esas fotos, respondía con naturalidad: «Sí, han salido un par de veces». La ¿pareja?, todavía existe este interrogante, se conocen desde que en 1986 la revista que levantó la liebre ayer enviara a Estados Unidos a Isabel Preysler a entrevistar a Vargas Llosa, cuando ella trabajaba para la revista. Ayer Preysler estuvo toda la mañana fuera de casa, regresó tarde de comer, a las 16:15, y desde las 17h pasó la tarde encadenando reuniones. No hizo ningún comunicado.

Patricia Vargas de Llosa, la esposa del Nobel, emitió sobre las dos de la tarde un comunicado de nueve líneas firmado en Madrid. En él no confirma que estén separados, sino que ruega «respeto por su privacidad» en su nombre y en el de sus hijos (Morgana, Álvaro y Gonzalo).

Respuesta de Patricia

La hija del Nobel, Morgana, que colgaba el comunicado en su cuenta de Twitter, comparte con su madre la sorpresa y están «muy apenados por las fotos que han aparecido hoy en una revista del corazón». Los tres hijos y la esposa no entienden que se haya desatado este interes ya que «apenas hace una semana estuvimos toda la familia en Nueva York celebrando nuestros 50 años de casados y la entrega del doctorado de la Universidad de Princeton». Así, quieren dar a entender que no están separados, ya que pueden reunirse para un nevento académico y para celebrar unas bodas de oro.

Quizá, las imágenes, las comidas, aquel rescoldo de una admiración y el comunicado de Patricia Vargas de Llosa pueda ser el inicio de «La guerra del fin del mundo» el que hace treinta años Vargas Llosa le dijo a Isabel que era su libro preferido, cuando Preysler le entrevistaba. «¡Hola!» no rectificó on-ine la información sobre la supuesta separación del matrimonio, ni tampoco el comunicado de Patricia, que sigue firmando como Vargas.