Andalucía

Desde San Petersburgo contra todos

El colectivo Chto Delat estrena su primera exposición individual en España con más de 50 obras dedicadas a la trasgresión, la crítica política y el humor

El nombre de este colectivo viene de la novela de Nikolai Chernyshevsky
El nombre de este colectivo viene de la novela de Nikolai Chernyshevskylarazon

Aparece en el panorama expositivo la obra de uno de los colectivos más esperados, singulares, heterogéneos y divertidos que pululan por el, generalmente desconcertante, mundo de la creación contemporánea. «Chto Delat. Cuando pensábamos que teníamos todas las respuestas, la vida cambió las preguntas» la forma alrededor de medio centenar de obras, algunas integradas por varias piezas, absolutamente inéditas en nuestro país a excepción de dos vídeos, que recogen el trabajo de este colectivo desde 2010 hasta la actualidad. Porque detrás de ese nombre tan aparentemente extraño, Chto Delat?, cuya traducción del ruso es «¿Qué se debe hacer?», se integra un grupo indeterminado en el que están artistas, escritores, críticos, directores de cine, poetas y filósofos..., que desde el año 2003 trabajan, investigan y crean a partir de los estímulos que reciben de la realidad.

El nombre de este colectivo de San Petersburgo lo toman en primera instancia del título homónimo de la novela de Nikolai Chernyshevsky que tanto influyó en los revolucionarios rusos de comienzos del sigloXX hasta el punto que Lenin también lo tomó prestado para su manual de organización en 1902. Nada tienen que ver esto con lo que ya se puede visitar en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), donde abunda el humor, la libertad expresiva y la generosidad creadora junto con una crítica sin medias tintas de los aparatos de poder y alienación actuales. Aunque se cumplan 100 años de la Revolución Rusa, las intenciones van por un lado opuesto desde que comenzaran su andadura en el año 2003, pues los trabajos se centran en los efectos del poder tras pasar por el filtro de la imagen, la videocreación, la performance, el mural, la pintura o la investigación académica. La hacen con un discurso marcado por el feminismo, el rechazo a la homofobia y a cualquier tipo de patriarcado bajo la máxima de que es posible volver a tener acceso a ciertas realidades sencillas y tangibles que nos han sido robadas. Sus obras se han expuesto en Kow Berlin, La Bienal de Sao Paulo, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía o la Tate Liverpool, entre otros espacios de referencia. Tras su estancia en Sevilla, la muestra marchará hasta la Universidad Autónoma de México.

Continuamos con otra exposición que forma parte de la programación paralela del Año Murillo que celebra Sevilla. En el Espacio Santa Clara, Manuel León convierte en deidad mediante sus cuadros a una planta de este fascinante lugar. Lo hace en la serie de pinturas que bajo el título «La costilla de Santa Clara» recrean un ejemplar de la popular Costilla de Adán que se encuentra allí al menos desde el año 1924. Un milagro en una ciudad nada dada a la protección de la naturaleza. La serie tiene su historia, porque la costilla forma parte de uno de los cinco jardines históricos que se conservan en la capital hispalense y probablemente fue plantada por el arquitecto Juan Talavera durante la reforma de las huertas del convento que terminaron convertidas en museo arqueológico. Se trata de un ejemplar olvidado que repecha sobre una tapia y sobre la que nadie había reparado con demasiado interés hasta que el pintor se topó con ella durante un paseo. Dobles lecturas, asombro y bromas en un contexto de sacralización religiosa constante en su producción, que cuenta con una influencia poderosa de Velázquez y Murillo.

Por su parte, en la Sala Távora Teatro Abierto tendrá lugar desde hoy y hasta el domingo el I Festival de Danza y Cultura de la India que contará con exposiciones, mercadillo, talleres, espectáculos de danza y un set con comida tradicional. El evento cuenta con la participación de la Fundación Vicente Ferrer que destinará el dinero obtenido a programas de atención sanitaria a personas con sida.

Bajo cualquier circunstancia hay que acercarse hasta Úbeda con cierta regularidad. Ya sabe la historia de los monumentos renacentistas en la ciudad Patrimonio de la Humanidad junto con la Baeza de Machado. Sólo por ver donde dio clases el poeta de Sevilla valdrá la pena cruzar el mar de olivos en el que se encuentran estos dos milagros sin alterar por el mal gusto y el turismo marabunta. Además, ahora están en pleno XXX Festival Internacional de Música y Danza que este fin de semana tiene dos citas importantes. Esta noche la cantante israelí Noa actúa en un concierto casi minimalista donde explorará su repertorio acompañada sólo por guitarra, contrabajo y percusión. Si no lo saben, la intérprete nacida en Tel-Aviv es heredera de las grandes voces folk de los años sesenta y una fuerte defensora del diálogo entre palestinos e isralíes. Al día siguiente le toca el turno a la Orquesta de la Universidad de Berkeley, que se enfrentará a piezas de Berlioz, Debussy, Cindy Cox y Amadeus Regucera. También en la provincia de Jaén, mañana comienzan la cuarta edición de las fiestas íbero-romanas de Cástulo que transforman a Linares en una ciudad de la época imperial con mercadillos, desfiles, juegos, luchas, rituales y gastronomía propios del tiempo de Roma.

Cerramos con una recomendación lectora para tiempos de masacres y muertes en los que pensar que esto de acabar con el prójimo va unido a lo que constituye el ser humano. Sacha Battyany ha rescatado con honestidad seguramente lo peor que pudieron hacer sus antepasados. «La matanza de Rechnitz. Historia de mi familia» (Seix-Barral) cuenta cómo los abuelos del autor, los condes Battyany tuvieron la idea de organizar una fiesta en su castillo para los jerarcas nazis antes de la llegada de las tropas rusas, donde para crear una defensa trajeron a 600 judíos que trabajaron como esclavos tras llegar de los campos de concentración de Hungría. Era 1944 y los condes Ivan von Batthyany y su mujer Margit, hermana del barón Hans Heinrich Thyssen, agasajaban a sus invitados cuando a medianoche comenzó una carnicería en la que murieron 200 prisioneros como diversión para los invitados más ilustres.