Redes sociales

«Las redes son una caja de resonancia para el discurso político»

Beatriz Gallardo y Salvador Enguix. «PSEUDOPOLÍTICA: El discurso políticos en las redes sociales» ¿Son las redes sociales un nuevo espacio político? Gallardo y Enguix tratan de dar respuesta a esta y otras incógnitas de la actual era tecnológica.

Los autores del libro
Los autores del librolarazon

Beatriz Gallardo y Salvador Enguix. «PSEUDOPOLÍTICA: El discurso políticos en las redes sociales» ¿Son las redes sociales un nuevo espacio político? Gallardo y Enguix tratan de dar respuesta a esta y otras incógnitas de la actual era tecnológica.

Las redes sociales magnifican y expanden el discurso de los líderes políticos, pero no son el entorno más adecuado para un debate en profundidad sobre cuestiones políticas.

Así lo ponen de manifiesto Beatriz Gallardo, catedrática de Lingüística de la Universitat de Valencia, y Salvador Enguix, delegado del periódico La Vanguardia en la Comunitat Valenciana y doctor en Comunicación, en el libro «Pseudopolítica: el discurso político en las redes sociales».

Aunque ya han trabajado juntos en publicaciones sobre política y discurso, la constatación de cómo funcionan las redes y la importancia que se les da a estas en los medios les llevó a escribir esta obra, en la que hay un itinerario paralelo que rescata noticias de medios sobre las redes sociales, explican a LA RAZÓN.

A juicio de Beatriz Gallardo, la comunicación entre gobernantes y gobernados ha cambiado en la medida en que los segundos tienen acceso a una línea, aparentemente directa, con los primeros.

«Hemos comprobado que esta línea, en realidad, sirve para que uno piense que está hablando con el político aunque este casi nunca contesta. De hecho, según varios estudios, solo un uno por ciento de los mensajes tiene respuesta», afirma.

Las mayores respuestas por parte de los políticos se dan en Instagram. En esta red social la que más destaca es la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra; y los socialistas Pedro Sánchez y Carmen Chacón «de vez en cuando contestan».

No obstante, hay ciudadanos que realizan a los políticos preguntas o peticiones directas como «aquí tienes mi teléfono, llámame cuando puedas», pero no reciben respuesta.

En este sentido, Salvador Enguix considera que lo que la gente llama «la interacción de las redes sociales» tiene «más de fantasía que de realidad» porque la interacción es mínima. «Los políticos no suelen contestar y si hay respuesta suele ser escrita por los community manager».

Enguix opina que las redes sociales magnifican a los líderes políticos porque son una «potente caja de resonancia», aunque también son un «campo de abono para todo toda clase de ‘memes’, y chorradas».

«La hipótesis del libro es que las redes son una caja de resonancia, pero no es el entorno más adecuado para un debate en profundidad sobre cuestiones políticas», afirma el periodista.

Las redes sociales funcionan los 365 días del año y las 24 horas del día, por lo que la imagen de los políticos no descansa, está en «campaña permanente». Respecto a las redes sociales, «no tienen principio ni fin, es un ‘continuum’ y tú te incorporas cuando la cosa está a mitad», incide la catedrática.

Según Gallardo, «si antes la noticia política se difundía a la hora del Telediario, ahora Pablo Iglesias pone un tuit cuando quiera, Pedro Sánchez cuelga un video en Facebook cuando quiere... No hay un horario específico».

Los autores analizan el tratamiento de la política en Twitter e Instagram, y mientas la primera es para Enguix una «red para los yonkis de la información, muy agresiva y dura y nada amable», la segunda tiene un «componente estético brutal».

También Gallardo opina que Twitter está más profesionalizado, de forma que no todos los tuits de la cuenta oficial de un político son suyos, aunque sí tiene la sensación de que Instagram sí esta administrada por ellos mismos, quizá porque «en España los medios están llegando tarde a esta red».

«Sólo El País y El Mundo estaban en Instagram cuando recogimos los datos. Ahora está pegando fuerte SnapChat y muchos políticos están incorporándose para captar público joven», explica.

Según Gallardo, «estamos asistiendo a lo que llaman el ‘Visual Now’, el ahora visual. Es el fenómeno que hace referencia a cuando la gente publica una fotografía de lo que está haciendo en este momento.

«Periscope, Twitter, Facebook, Instagram... Muchas de ellas tienen o están incorporando la posibilidad de incluir imágenes y videos; cada vez hay menos texto. Yo creo que nos estamos acercando cada vez más a un campo audiovisual en las redes sociales», asegura Enguix.

Los autores no creen que haya una desafección política porque ahora «todo el mundo habla de política, del paro, del empleo, de sanidad o de educación. La gente está indignada porque no le gusta el modelo social», afirma el periodista.

En esto coincide Gallardo, que considera que la implicación política culmina en una situación tan crítica que se diluye en la burla. «Confluyen varias cosas, una de ellas es que creo que la gente está muy interesada y que por eso mismo se puede espectacularizar».

También creen que aunque los medios tradicionales, como la televisión, tienen mucho peso en la población, las redes sociales «van a jugar un papel importantísimo en estas elecciones generales y van a generar muchas batallas políticas», afirma Enguix.

Ambos coinciden en que, de momento, el auge de las redes sociales no está poniendo en peligro a la prensa, ya que es muy grande el porcentaje de tuits de políticos que remiten a noticias de los medios de comunicación analógicos, aunque, según Enguix, «dentro de diez años, ¿quién sabe?».

Los dos autores afirman que estamos en una «fase embrionaria» del nuevo paradigma digital, y que «el futuro del ecosistema mediático-político» está ligado a innovación tecnológica, siendo esta la que condiciona parcialmente el discurso político.

Por último, ambos creen que prima la velocidad de la información sobre la calidad de la misma, especialmente cuando se publican noticias que no se contrastan lo suficiente y otros la vuelven a difundir pensando que son correctas.

«Esto es lo que subyace la idea de la pseudopolítica, hay un condicionamiento estructural en el propio funcionamiento de las redes que desplaza lo que sería deliberativo y riguroso a la periferia informativa. Por eso lo hemos llamado pseudopolítica, porque lo que importa es estar ahí y poner otro tuit», concluye Gallardo.