Angel del Río

De mercados centrales a espacios culturales

El de frutas y verduras de Legazpi abandonado 20 años, se convertirá en un centro de servicios al ciudadano. El de Pescados y Mariscos pasó a ser campus de la Universidad Carlos III y el de Carnes alberga música, teatro y cine.

Fotos: Jesús G. Feria
Fotos: Jesús G. Ferialarazon

El de frutas y verduras de Legazpi abandonado 20 años, se convertirá en un centro de servicios al ciudadano. El de Pescados y Mariscos pasó a ser campus de la Universidad Carlos III y el de Carnes alberga música, teatro y cine.

Mercamadrid, la gran «despensa» de España, abría sus puertas en 1982. Sobre una superficie de 222 hectáreas, acogía a 800 empresas mayoristas de distribución y venta de pescados, mariscos, carnes, frutas y hortalizas. Los grandes mercados centrales de alimentos perecederos habían quedado obsoletos, tanto en espacio como en ubicación. El Mercado Central de Pescados y Mariscos, se encontraba junto a la Puerta de Toledo; el de Carnes y Matadero, en el paseo de la Chopera, cerca de Legazpi, y el de Frutas y Verduras junto a la misma plaza de Legazpi. El traslado de éstos a la nueva sede de Mercamadrid, se hizo de forma gradual: el de Pescados, el mismo año de la inauguración; el de Frutas, en 1983, y el de Carnes, en 1999. Los viejos edificios quedaron en desuso, convirtiéndose años después en espacios para la cultura. Sólo el de Frutas, en Legazpi, está pendiente de un plan de remodelación para darle actividad como equipamiento cívico, social, y quién sabe, si como intercambiador de transporte.

De venta de pescado a recinto universitario

En los aledaños de la Puerta de Toledo se inauguraba en 1932, el Mercado Central de Pescados y Mariscos. El edificio es obra del arquitecto Francisco Javier Ferrero y estuvo operativo hasta 1982. Se le conoció como «el puerto más grande de España», por la gran cantidad de pescados y mariscos que recibía desde todas las lonjas del litoral. Años después, en 1988, el viejo caserón fue convertido en sede del Mercado Puerta de Toledo, destinado a la venta de antigüedades, ocio, tiendas gourmet y modas. También fue sede de la feria anual del Mercado del Juguete. Toda esta actividad en una superficie de 25.000 metros cuadrados. Los trabajos de rehabilitación costaron 1.500 millones de pesetas, y corrieron a cargo de los arquitectos Ricardo Aroca, Manuel Domínguez y Jesús Peñalba. A los pocos años de entrar en funcionamiento como centro comercial, se dieron indicios de que no era viable. La clientela era escasa para los gastos de los allí establecidos, pese a los esfuerzos para promocionar y divulgar este espacio. Seis años después de ser inaugurado, la media de visitantes era de 25 personas al día. De los 137 comercios abiertos quedaban 31, y empezaba a barajarse la posibilidad de privatizarlo.

En 2011 era evidente la decadencia de la actividad. Los pocos comerciantes que mantenían abiertos sus establecimientos, se quejaban del abandono por parte de la empresa pública, dependiente de la Comunidad de Madrid. No se conseguía rentabilidad económica y empezó un proceso progresivo de cierre de tiendas, hasta convertirlo en un centro fantasma. Las causas de la poca atracción había que buscarlas en la inapropiada configuración arquitectónica del edificio, con fachadas cerradas, sin escaparates, lo que le daba aspecto «carcelario». Además, el comentario general es que, por dentro, seguía oliendo a pescado. Las obras de rehabilitación y modernización, no habían conseguido eliminar ese tufillo impregnado durante 50 años en muros y paredes. Sumido en la quiebra, era necesario darle un nuevo uso, en ningún caso, comercial. En 2011 se firmó un protocolo entre el Ayuntamiento, la Comunidad y la Universidad Carlos III, para convertirlo en sede universitaria. Dos años más tarde, en 2015, la empresa Mercado Puerta de Toledo, S.A. y la citada Universidad, acordaron la cesión por 50 años, para un Campus universitario, en el que 1.200 alumnos realizan estudios de postgrado.

De matadero y venta de carnes, a «ciudad» cultural

En el paseo de la Chopera, a orillas del Manzanares, y cerca de la glorieta de Legazpi, se abrió en 1928 el Matadero Municipal, el Mercado de Carnes y secadero de pieles, un conjunto de 48 pabellones de estilo neomudéjar. La actividad en este recinto cesó en 1996. Uno de los elementos arquitectónicos más relevantes es la denominada como Casa del Reloj, antiguo pabellón de Servicios Centrales del Matadero y Mercado Municipal de Ganados de Madrid, que en 1982 se convirtió en sede la Junta Municipal de Arganzuela y en Centro Cultural. En los terrenos donde estuvieron los establos de ganado, y posteriormente la Nave de Patatas, se construyó, en 1992, un Invernadero de especies tropicales.

Tras el traslado de las actividades cárnicas a Mercamadrid, las instalaciones empezaron a ser una especie de pequeña ciudad dedicada a la cultura, con los siguientes equipamientos: las naves del antiguo matadero, convertidas en Centro Internacional de Artes Vivas. En dos naves, que fueron de degüello de vacuno, se creó la Casa del Lector. En otra, se ubicó la Central de Diseño. La Cineteca es la única sala del país dedicada casi en exclusiva al cine de no ficción. Abierto x Obras, se ubica en lo que fue una de las cámaras frigoríficas del matadero, para desarrollar aplicaciones creativas. Nave 16 es un espacio de más de de 4.000 metros cuadrados, que puede funcionar como gran sala de exposiciones, instalaciones o actividades de artes vivas. Resulta curioso que, en lo que fue la Sala de Vacunos, se instalara la sede permanente de la Compañía Nacional de Danza y el Ballet Nacional.

De mercado de frutas a equipamiento cívico

El edificio que hasta 1983 estuvo destinado a Mercado Central de Frutas y Verduras, ocupa un solar de 30.000 m2 de superficie, entre las calles del Vado de Santa María, Maestro Arbós y el río Manzanares, junto a la glorieta de Legazpi. Dos de sus plantas fueron construidas en hormigón armado. Es obra de los arquitectos Luis Bellido y Francisco Javier Ferrero y del ingeniero Alfonso Peña. Se construyó en 1935 y estuvo activo hasta su traslado a Mercamadrid, en 1983. Durante más de dos décadas ha permanecido semi abandono, manteniendo solo la oficina de Objetos Perdidos y algunas dependencias administrativas.

Durante el mandato de Ruiz Gallardón en la alcaldía, se redactó el proyecto de un intercambiador, en la planta superior del edificio, que daría servicio a las siete terminales de la EMT, las 10 de servicio interurbano y las líneas de servicio turístico; además, conectaría con las dos líneas de Metro de Legazpi, la 3 y la 6. El resto del proyecto contemplaba dedicar la planta baja a actividades comerciales, crear espacios para las agrupaciones vecinales, huertos urbanos y una oficina de turismo.

Durante el mandato de Manuela Carmena, se decide revocar el proyecto y rechazar la inversión de 75 millones de euros del fondo americano Stam Europe para transformar la dependencias del antiguo mercado en un complejo dedicado al ocio y la gastronomía, con la creación de 1.200 puestos de trabajo directos e indirectos. Además, el Ayuntamiento recibiría un canon anual de 600.000 euros en concepto de alquiler, y a los 40 años, toda la inversión revertiría al Consistorio. Tras cargarse el proyecto, el Ayuntamiento anunciaba que cedería un tercio del complejo (unos 35.000 metros cuadrados) al Espacio Vecinal Arganzuela, compuesto por cinco asociaciones de vecinos de la zona, y la de okupas La Traba. En enero, el gobierno de Carmena, adjudicaba a Acciona Construcción las obras del antiguo mercado, con el objetivo de transformarlo en un centro de servicios al ciudadano; oficinas para usos administrativos, como la Agencia Tributaria y la Oficina de Objetos Perdidos; equipamientos y dotaciones ciudadanas: biblioteca, huertos urbanos, centro cultural y aparcamiento subterráneo.

El de Madrid es un caso único en el que los edificios de lo que fueron los tres grandes mercados centrales de distribución de alimentos perecederos, se mantienen en pie, se rehabilitan y pasan a ser espacios, fundamentalmente, culturales, sociales y de ocio.